Moda

El vestido de Amaia: 25 metros de tul y precio tabú

Teresa Helbig asegura que el diseño requirió de 27 horas de trabajo y «una precisión milimétrica».

Boceto de Teresa Helbig del vestido que lucirá esta noche Amaia en Eurovisión
Boceto de Teresa Helbig del vestido que lucirá esta noche Amaia en Eurovisiónlarazon

Teresa Helbig asegura que el diseño requirió de 27 horas de trabajo y «una precisión milimétrica».

En el atelier barcelonés de Teresa Helbig, cada «look» tiene nombre propio. Lo bautizan en el taller, y se le nomina en la medida que complica la vida a los maestros de la costura. «El de Amaia se llama “princesa rockera” por el diseño, que es cien por cien definitorio de nuestro estilo, pero también porque algo de guerra da confeccionarlo», confiesa la creadora catalana. Cosido a varias manos, tiene 27 horas de trabajo detrás y una precisión milimétrica de ingeniería para encajar los rombos de arlequín en oro y plata de «glitter» que lo configuran. En total, 25 metros de tul inglés para lograr un largo impecable, mangas semicubiertas, escote en uve por delante, cintura marcada. Ni más ni menos. «Nadie se imagina la locura que supone hacer casar un tul encima de otro para lograr unas superposiciones perfectas, especialmente en la falda, donde se intercalan de mayor a menor», comenta orgullosa del resultado. ¿Precio? Mutismo absoluto. Es lo que sucede cuando se cose a medida. «Solo lo saben las clientas y por respeto y discreción con ellas, nunca lo decimos». Es lo que tienen los vestidos joya como este, perteneciente a la colección «Let’s dance» de aire discotequero que se presentó en septiembre de 2016 en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. «Vestir de Teresa Helbig es increíble, un honor. Me siento súperafortunada de llevarlo», agradece Amaia en Lisboa justo antes de ensayar enfudada en él, sabedora del tirón que la creadora tiene en Hollywood. No fue sencillo decantarse por «princesa rockera». A Lisboa viajaron con la estilista de «OT», Rosa Planas. Las otras propuestas eran un mono blanco y un vestido en crudo con transparencias y voltantes. «Me gustaba más el mono que probamos el primer día, porque me hacía sentir segura. Pero es cierto que en cámara cambia la cosa y durante los ensayos constatamos que el negro queda mucho mejor», admite la cantante. Y es que, a pesar de que la puesta en escena de España cuenta con una tenue iluminación, la opción definitiva, lejos de mimetizarse con el escenario, consigue tener un brillo propio.