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La centenaria Olivia de Havilland no se calla

La actriz, una de las últimas estrellas del cine clásico con vida, demanda a los creadores de la serie «Feud» porque considera que atenta contra su reputación al mostrarla como una cotilla

Catherine Zeta-Jones encarna a la célebre actriz
Catherine Zeta-Jones encarna a la célebre actrizlarazon

La actriz, una de las últimas estrellas del cine clásico con vida, demanda a los creadores de la serie «Feud» porque considera que atenta contra su reputación al mostrarla como una cotilla.

A sus 101 años, los cumplió el 1 de julio, Olivia de Havilland no se arredra. La ganadora de dos Oscar por «La vida íntima de Julia Norris» (1946) y «La heredera» (1949) ha presentado una demanda contra la cadena FX y al creador de «Feud», Ryan Murphy, por la imagen que se ofrece de ella en la serie, que, según su opinión, ha sido tergiversada. Hace unos meses afirmó que no tenía el menor interés en la producción, pero en las ultimas semanas ha debido cambiar de idea y lo que ha visto no le gustó nada. «Feud» se centra, sin piedad, en la eterna rivalidad que mantuvieron Bette Davis y Joan Crawford –interpretadas por Susan Sarandon y Jessica Lange, respectivamente–, que saltó por los aires durante el rodaje de «¿Qué fue de Baby Jane?». En ella, salen innumerables personajes de Hollywood. El destino ha querido que la única que permanece viva es De Havilland, a la que interpreta Catherine Zeta-Jones

La denuncia se presentó el pasado viernes en un juzgado federal de Los Ángeles por vulneración de la ley común del derecho a la publicidad, invasión de la privacidad y enriquecimiento injusto. Pide una compensación por los daños sufridos, además de solicitar una parte de los beneficios por el uso de su imagen y una orden judicial que impida a la cadena utilizar su nombre. La actriz, que se dio a conocer por el papel de Melita en «Lo que el viento se llevó» (1939), siempre ha querido ofrecer la mejor imagen de sí misma a la opinión pública como una celebridad poco dada a los excesos y a los escándalos.

¿Una chismosa?

«Feud» arranca con una secuencia en la que Zeta-Jones-De Havilland, cuenta intimidades sobre Davis y Crawford. En concreto, es una escena que recrea una entrevista en la ceremonia de los Oscar de 1978, que supuestamente «nunca ocurrió» y en el que todas las declaraciones que hace sobre sus compañeras «son falsas». Sus abogados consideran que se transmite la sensación de que era una chismosa que no dejaba de criticar a sus coetáneas. Por si fuese poco, la denunciante precisa que con el fin de dar el máximo realismo se reprodujo el vestuario que llevaba cuando asistió a la ceremonia. «Los acusados usurparon su imagen, su retrato e identidad sin su permiso y los usaron falsamente para explotar sus propios intereses comerciales», precisa la demanda, en la que se considera que la serie crea la «impresión de que fue hipócrita y vendió cotilleos para hacerse publicidad». Murphy tiene algo en su contra: en ningún momento se puso en contacto con De Havilland antes de escribir la serie porque no quería entrometerse y, sobre todo, que le ofreciera una versión parcial de los hechos. Ahí, el director y productor patinó porque nadie mejor que ella para dar mayor realismo a la ficción y aportar datos relevantes.

Puede que lo más haya irritado a la estrella es el momento en el que se puede ver a su sosias, Zeta-Jones, llamando «puta» a su hermana Joan Fontaine. «Ese ofensivo término va en contra de su reputación de buenos modales, clase y amabilidad», afirman sus letrados, que añaden que «nunca se refirió a ella con semejante vulgaridad».

Un odio legendario

Sin embargo, es legendaria la mala relación con Fontaine, la protagonista de «Rebeca» (1940). Ni se hablaban. Ambas vivieron una competición desde que eran niñas para llegar a lo más alto en el mundo del espectáculo. Cuando De Havilland ganó la estatuilla por «La vida íntima de Julia Norris» rechazó con rabia su felicitación. El odio mutuo fue tal que Fontaine, años antes de morir, afirmó: «Yo me casé primero, gané el Oscar antes que Olivia y, si muero antes que ella, seguramente se indignará porque le he ganado también en eso». En su día muchos aseguraron que la película que es el eje de «Feud», «¿Qué fue de Baby Jane?», está inspirada en el maltrato que se dieron mutuamente.

La demanda insiste en que decidió «mantenerse al margen de los típicos cotilleos de Hollywood. Olivia de Havilland ha construido una reputación profesional por su integridad, honestidad, generosidad, sacrificio y dignidad». A la actriz no le asustan los litigios. Pese a su apariencia de mujer sumisa, en 1943 denunció a Warner Bros, porque el estudio la obligaba a firma un contrato de siete años de exclusividad. Eso significaba que no podía aceptar ninguna película de la competencia. Los ejecutivos de Warner dijeron ante el estrado que «era una caprichosa que hasta había rechazado seis guiones que le ofrecieron», a lo que ella alegó que «no estaban a mi altura». Durante el proceso, que duró dos años, no pudo rodar ningún filme. Con estos antecedentes no es de extrañar que, una vez más, se enfrente a la industria.