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La fiesta de Netflix la pagan sus abonados: subidas de tarifas en España
Subidas de tarifas, cancelaciones de producciones originales y opacidad sobre sus cifras: no todo lo que reluce es oro en Netflix
Subidas de tarifas, cancelaciones de producciones originales y opacidad sobre sus cifras: no todo lo que reluce es oro en Netflix
Desde que Netflix aterrizara en España hace ya dos años se ha ido construyendo una imagen de modernidad, buen rollo y televisión del futuro a base de gastar ingentes cantidades de dinero en marketing y publicidad.
De la decepción inicial que supuso conocer su escueto catálogo para España hasta hoy en día, Netflix ha gastado en promocionarse todo lo que no ha invertido en mover el sector audiovisual español, pues tan solo ha estrenado dos producciones nacionales originales: la serie 'Las Chicas del Cable' y la película 'Fe de Etarras'.
Expertos en hacer ruido en redes sociales como son, Netflix ha sabido enmascarar la falta de inversión en producciones made in Spain con originales y polémicas campañas publicitarias (como el enorme cartel en la Puerta del Sol para promocionar 'Narcos' bajo el lema "Oh, blanca Navidad").
La costosa expansión de Netflix en España no solo se ha fraguado a base de publicidad; también con agresivas ofertas de suscripción en la que, en muchas ocasiones, los abonados podían disfrutar del servicio de manera gratuita durante varios meses sin ningún tipo de compromiso de permanencia.
Sin embargo, toda esta inversión y esta búsqueda de clientes gratuitos ha obligado a Netflix ha tomar una decisión poco popular: subir las tarifas en España (como ya ha hecho en Canadá y EEUU).
Antes de final de año, los abonados de Netflix en España pagarán más, a razón de un euro en su plan estándar y dos aquellos que tengan contratado su plan premium.
Las tarifas mensuales quedan así tras la subida en España: el Plan Básico mantiene el precio de 7,99 euros; elPlan Estándar aumenta de 9,99 euros a 10,99 euros y el Plan Premium incrementa su precio de 11,99 euros a 13,99 euros al mes.
OPACIDAD Y CANCELACIONES EN NETFLIX
Netflix atribuye estas subidas de tarifas a las mejoras técnicas y aumento de contenido del que podrán disfrutar los abonados. Sin embargo, no hace mucho, se conocía una larga lista de series (algunas mundialmente conocidas) que dejarían de formar parte del catálogo de Netflix tras no renovar la plataforma de streaming sus costosos derechos. [20 series que desaparecen del catálogo de Netflix]
También ha armado mucho revuelo ver cómo Netflix ha empezado a cancelar algunas de sus series originales. Durante bastante tiempo, en Netflix se han jactado de que el hecho de no tener que examinarse sobre la audiencia de sus producciones les permitía no tener que cancelar la serie por una cuestión de cifra de espectadores. Pero esto ha cambiado. Carísimas producciones como 'Sense8', 'The get down' o 'Bloodline' han sido canceladas por la plataforma para sorpresa mayúscula de sus fans.
Sorpresa porque Netflix no facilita datos de visionados ni de consumo. Ni tan siquiera a los productores o actores de sus series o películas que, como los periodistas y abonados, han de creerse lo que Netflix les dicen: saber si una serie arrasa en Netflix es un acto de fe porque no hay cifras que públicamente lo atestigüen.
Hace unos meses, Los Angeles Times publicaba una investigación en la que se cifraba la deuda de Netflix en torno a unos 20.000 millones de dólares. El reportaje, del que se hicieron eco en medios de todo el mundo, obligó a Netflix a reaccionar y lanzar un comunicado en el que negaban esa cifra y establecían la deuda en unos 4.800 millones de dólares; que no es poco, pero relativamente asumible para una empresa cuyo valor de mercado supera los 85.000 millones de dólares.
De cualquier forma, son muchos los pequeños detalles y hechos que señalan que a Netflix le empieza a resultar imposible esconder que, como en toda empresa, lo que más importa es que el balance económico cuadre. El gigante norteamericano, con más de 100 millones de suscriptores en todo el mundo, entra en una nueva etapa tras su brutal expansión: que sean los abonados quienes paguen la fiesta.
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