Cine
Quien a «Hierro» mata, a hierro muere
Candela Peña y Darío Grandinetti son los protagonistas de un hipnótico «thriller» que ya está disponible en Movistar+.
Candela Peña y Darío Grandinetti son los protagonistas de un hipnótico «thriller» que ya está disponible en Movistar+.
Una isla que se mece al compás de los caprichos del Atlántico y de la actividad volcánica que forja el carácter de sus habitantes –que forman una comunidad hermética y endogámica en la que todos se conocen– y también el de los recién llegados. Es lo que le sucede a Candela (Candela Peña) en «Hierro», la serie de ocho episodios que ya está disponible en Movistar+. La protagonista, que es una jueza, llega allí, como subraya Peña, «con muchas mochilas, un marido que la abandona, posiblemente porque no asimila que el hijo de ambos es un discapacitado». El primer caso que tiene que instruir no le facilita una rápida aclimatación, ya que aparece asesinado un chico el mismo día en el que se iba a casar con la hija de Díaz (Darío Grandinetti), un empresario relacionado con el narcotráfico. Es el principal sospechoso y porfiará por demostrar su inocencia. «Mi personaje –dice Peña– huye de los lugares comunes, su presencia en la serie no se sustenta con un hombre detrás, no se tiene que enrollar con nadie, es una tía trabajadora. Además, le dije al director (Jorge Coria) que no fuese una jueza al uso que lo sabe todo. No da nada por sentado y se mete mucho en la instrucción del caso, algo que no sienta bien a los policías que llevan la investigación».
Influencia del «noir» nórdico
Concebido como «noir» nórdico –sus creadores Jorge y Pepe Coria son admiradores de la obra del autor Henning Man-kell– «Hierro» es un «thriller» que se inspira en series como «Happy Valley» y «Broadchurch». ¿Cuáles son sus puntos de conexión? «Queríamos crear una ficción en un lugar remoto, con una atmósfera muy característica. En principio pensamos en Galicia y al final nos decantamos por Hierro. Es una isla que está en el punto más occidental de España, tiene pocas comunicaciones y a los personajes les invade la sensación de soledad», explica Jorge. La localización se convierte en un personaje más, quizá el más determinante, porque marca muchas de las pautas de la trama. «Es un territorio pequeño, por lo que se acentúa la sensación de claustrofobia. Si a eso se añade, como ocurre en la Costa de la Muerte, que solo los que viven allí saben cómo acceder a los lugares más recónditos, a los que se puede entrar sin ningún control, el ingrediente de misterio se potencia», dice Peña.
Como todo buen «thriller» que se apropie con legitimidad de ese calificativo, saber quién es el asesino es casi lo menos relevante. Lo importante es la evolución de los personajes en la sociedad que les sustenta. Así, están presentes asuntos como la maternidad en solitario, la intolerancia y la pasividad de unos jóvenes cuyo horizonte vital está estancado. Tampoco se puede olvidar el desarraigo que padecen Candela y Díaz, dos personajes en teoría antagónicos pero que tienen algún punto en común. Como dice Peña, «sin decírselo, los dos son conscientes de que les ha costado más que a otros tirar para delante, son unos supervivientes, unos inconformistas, que se caracterizan por su carácter áspero». La interpretación de la ganadora de tres premios Goya por «Te doy mis ojos» (2003), «Princesas» (2005) y «Una pistola en cada mano» (2013) es austera, seca, como el tono de la serie. «El mérito no es mío. Evidentemente, yo le presto mi físico –el de una mujer normal, alejada de los cánones de belleza– y la hago latir, pero si he dado con la tecla del registro interpretativo que necesitaba el personaje es gracias a Pepe Coria. Yo le decía: ''Pero, ¿por qué no me dejas sonreír en alguna escena?''. No hubo manera y tenía razón, porque Candela no es gesticulante. No demuestra el dolor, como mucho a través de la mirada. He estado muy bien dirigida, algo que no se puede decir siempre», concluye.
La mujer toma el mando de una serie
Es infrecuente que una mujer tome las riendas de una serie sin que sea el bastón de un hombre. En «Hierro» sucede y es lo que más le gustó a Candela Peña del proyecto. También que fuese una cuarentona con un físico corriente. «Ya me he desvirgado en la tele», dice con socarronería. Su compañero, Darío Grandinetti, alaba esta decisión. «En esta ficción los personajes femeninos son más rotundos que los masculinos, son independientes y toman las riendas de su vida. Los hombres aquí no van a ganar la batalla y ya era hora», comenta el argentino.
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