Televisión
Una de las nuevas protagonistas de Stranger Things se aleja de los estereotipos
Robin (Maya Hawke), la nueva incorporación de la última temporada de Stranger Things también ama, pero no de la forma que esperaban los espectadores
Robin (Maya Hawke), la nueva incorporación de la última temporada de Stranger Things también ama, pero no de la forma que esperaban los espectadores
En pleno siglo XXI pero en un mundo con muchas brechas que coser, la introducción de un personaje LGTBI+ en una de las series más influyentes de los últimos años, es considerada noticia. La conocida serie de Netflix, Stranger Things, ha provocado numerosas reacciones tras incorporar en la trama de su última temporada a Robin (Maya Hawke). Robin trabaja junto a uno de los grandes protagonistas de este viaje visual a los 80, Steve (Joe Keery) y juntos desarrollan la típica relación que todo el mundo espera acabe en romance.
Parece que a veces se nos olvida, pero no existe una sola forma de amar y quizás la normalización de estas diversas, pero igual de válidas tendencias ayude a que el mundo gire un poco más ligero. Es interesante resaltar, el juego al que los creadores y guionistas de las vidas de Hawkins, nos invitan a participar. Desde un primer momento, Robin y Steve alimentan lo que nos recuerda al tonteo adolescente, evocándonos a una relación que parece inevitable, sin embargo, es la propia Robin la que declara sus intenciones reales. Una vez más, los estereotipos juegan con nuestra mente, nos invitan a creer y a crear historias hipotéticas con los restos de nuestras ideas, demostrándonos que no siempre es lo que parece.
Supongo que la realidad y la ficción siempre tejen puentes que las mantengan unidas por estrechos que sean, y tratar la homosexualidad con la normalidad que merece en una serie con el impacto cultural que Stranger Things supone, es una muestra más de que incluso en un mundo amenazado por demogorgons, el amor sigue siendo amor.
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