Buenos Aires
Un combate madre-hijo
Galiana y Echanove protagonizan «Conversaciones con mamá». Jaime pierde su trabajo a los 50 y pide a su madre, que tiene 82, que venda su casa para ayudarle
Tras leer esta charla, estarán conmigo en que las conversaciones que mantienen en escena sólo pueden ser igual de animadas, pero no más que la de los camerinos. Ambos son vehementes, charlatanes, observadores, y, sobre todo, tienen el don de la palabra justa. Pero aquí, además de compañeros de función hay una jerarquía, Echanove firma la dirección. Y eso cambia algunas cosas.
-Juan ha definido este espectáculo como una comedia romántica...
-Juan Echanove: Es comedia, claramente, que tiene un punto que te conmueve, te aprieta... Es romántica porque supone también una historia de dependencia entre una madre y un hijo.
-María Galiana: Y de hacer confesiones.
-J. E.: Sí, se confiesan y ponen el alma encima de la mesa. A la vez hay mucha pasión y enfrentamiento. Por todo eso, en el fondo, es un romance.
-Sin embargo, el punto de partida es bastante amargo. ¿Han comprobado durante la gira si eso que representan les ha ocurrido a los espectadores?
-J. E.: El argumento de esta obra no sólo son los efectos de la crisis, sino que un hijo quiere manipular a su madre para sacarla de su casa porque todo el sistema material se le ha venido abajo al quedarse en paro. La comedia surge cuando su madre no traga. Antes de todo eso, ella le pone un espejo para que pueda ver quién es. Creo que la mayor reflexión que se lleva el espectador de esta obra es que uno cree que cubre el expendiente con hacer muy poco por las personas mayores.
-M. G.: Él no se da cuenta de que al mayor no se le ha acabado la vida por llegar a la senectud. La tercera edad no requiere únicamente cuidarlos y sacarlos al sol. Son gente que siente, que ama, que padece y que tiene una opinión sobre las cosas.
-Son muchas las veces que nos quejamos los hijos de los chantajes paternos, pero aquí parece que ocurre al contrario.
-M.G.: Es que la madre no se deja. Sobre todo, le plantea que, independientemente de la ayuda material que él necesita, hay muchas otras cosas importantes en las que no ha pensado. Pues debe quedar claro que lo único que quiere de ella es la casa.
-J. E.: Mi personaje es pusilánime, infantil, una personalidad poco definida, buena persona, pero el típico con el que hace todo el mundo lo que quiere.
-M.G.: Además, es un mandado de su mujer. No se moja.
-J.E.: Me gusta la idea de componer un personaje que se va infantilizando: que empienza la función como un hombre de 50 y acaba como un niño.
-Aunque sea sólo una adaptación y no un texto propio, ¿qué tiene la función de Jordi Galcerán?
-J. E.:Esa costa maravillosa que tiene él: es uno del público que escribe teatro. Sabe muy bien lo que quiere el espectador. Le mantiene en vilo, le da suspense, le conmueve... No alecciona, deja que el espectador haga su trabajo.
-¿Por eso mismo podemos decir que no es una comedia ligera?
-J. E.: Hago comedia, pero no intrascendente. Aquí no se trata de entretener, hay una cosa que tiene que ver con las emociones y los sentimientos.
-M.G.: Al principio se desconciertan porque creen que va a ser un divertimento. Y, sin darse cuenta, caen en la trama emocional. En la segunda parte llegan a un silencio sobrecogedor.
-María, ¿y eso de tener dirección en escena todos los días?
-M. G.: He disfrutado muchísimo. Me cuesta, a veces, trabajo, porque mi experiencia es muy corta. Otras, me riñe si descuido la voz y me ensimismo y bajo el tono. Eso son cosas por el poco oficio que me ocurren. Además, a medida que la vamos haciendo, me gusta más actuar en este montaje. Lo comparo con conducir: al principio te tienes que acordar de pisar el embrague para cambiar, para luego, cuando sabes, olvidarte de que hay embrague y no frenas en las curvas, sino que reduces. Cada vez pienso menos en las cosas técnicas.
-¿Cómo definiría a Echanove como director tras esta experiencia?
-M.G. :Extraordinario. Le pondría sólo una pega: es muy vehemente. Hay momentos en que no deja que te expreses, únicamente pide: escucha, escucha, escucha... Como él lo ve tan claro desde el principio... Siempre le decía al ayudante de dirección que le falta pedagogía. Tiene que aprender a enseñar. Pero lo conseguirá también.
-J. E.: Lo que pasó es que sólo teníamos 42 días de ensayos para levantar el telón. Como caigas en el ensimismamiento... Y las funciones no son para mejorar el espectáculo porque el espectador del primer día paga lo mismo que el del último.
-¿Y la autodirección es complicada, Echanove?
-J.E.: No es elmayor problema. Hay que tener tranquilidad y saber que...
-M.G.: No sé cómo lo hacía, yo llegaba a ensayar a las diez en punto de la mañana, cosa rara en los actores, y él llevaba allí dos horas antes.No sé cómo se corrige él, yo también tendría correcciones, pero no se las digo...
-J.E.: Más te vale... (ríen los dos)
Aquella película argentina
En realidad, «Conversaciones con mamá» fue originalmente una película de 2004, con la misma trama, pero fillmada íntegramente en Buenos Aires con dos grandes actores del otro lado del charco y circunstancias argentinas: China Zorrilla y Eduardo Blanco. Santiago Carlos Oves, su guionista y director (sin desvelar la sorpresa que guarda el guión) decía antes del estreno: «Se trata de una cinta que pretende enaltecer las virtudes de la ancianidad apuntando a una sociedad que por lo general ignora que en la sencillez de su sabiduría está la profundidad de la vida misma», explica Oves. El filme tuvo una larga carrera en festivales y fue premiado en Moscú, Montreal, en el Festival Latinoamericano de Los Ángeles, ente otros.
El detalle
EN LA MISMA SERIE, PERO NO EN LA MISMA CASA
El fan de «Cuéntame» lo sabe, pero quien no lo vea de vez en cuando tal vez se pregunte si no están hartos de verse las caras después de tantas temporadas en la misma serie: «La gente piensa que trabajamos juntos en la serie, pero solo hemos coincidido en tres secuencias. Si yo hiciera de su hijo, por ejemplo, nunca me hubiera planteado hacer esta función. Además, ni Jaime es Miguel ni Mamá es Herminia», dice Echanove. Y responde Galiana: «Gracias a Dios».
- Cuándo: Del 30 de octubre al 19 de enero de 2014.
- Dónde: Teatro Bellas Artes. Madrid.
- Cuánto: de 12 a 25 euros. Tel. 91 532 44 37.
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