África

Gaborone

Africa puede perder al 20% de sus elefantes en una década por caza furtiva

Unos 100.000 elefantes de África, el 20 por ciento de la población total de este animal en el continente, están amenazados con la desaparición en la próxima década a causa de la caza furtiva y el comercio ilegal de marfil, según cálculos divulgados hoy en la Cumbre del Elefante Africano.

Unos 22.000 elefantes africanos murieron a manos de cazadores furtivos en 2012, cifra ligeramente inferior a los 25.000 cazados en 2011, de acuerdo con un informe del Comité Permanente de la Convención Internacional para la Protección de Especies Amenazadas (CITES).

"Seguimos afrontando una situación crítica. La caza furtiva del elefante en África continúa siendo demasiado elevada y podría conducir pronto a extinciones locales, si se mantiene el actual ritmo de muertes", alertó el secretario general de la CITES, John E. Scanlon, en la conferencia organizada en Gaborone por el Gobierno de Botsuana y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La pérdida de esos animales tuvo lugar en 42 lugares de 27 países africanos que participan en el programa Control de la muerte ilegal de Elefantes (MIKE), que gestiona la CITES,

"La situación es particularmente grave en África Central, donde el nivel de caza furtiva es dos veces mayor que la media continental", añadió Scanlon.

Según el informe, la pobreza y la débil gobernanza en Estados con población de elefantes, así como la creciente demanda de marfil ilegal en los países consumidores, son las principales causas del incremento de la caza furtiva acaecido en los últimos años.

En lo que va de año, se han requisado 41,6 toneladas de marfil en cargamentos grandes, la mayor cantidad de los últimos 25 años.

La UICN calcula que la población de elefantes del continente asciende actualmente a medio millón de ejemplares.

La caza furtiva de elefantes y rinocerontes es habitual en países como Sudáfrica, Kenia o Camerún.

Algunos de estos mamíferos están en peligro de extinción debido al comercio de cuernos y colmillos, a los que atribuyen propiedades medicinales y afrodisíacas en países de Asia, destino de muchos de estos cargamentos ilegales.