Extremadura
La recuperación del lince ibérico, orgullo nacional
Tras seis décadas en declive, la UICN rebajó en mayo de 2015 el grado de amenaza del lince.
Tras seis décadas en declive, la UICN rebajó en mayo de 2015 el grado de amenaza del lince.
La rebaja del grado de amenaza para el lince ibérico (Lynx pardinus) decidida por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) "debe interpretarse ante todo como motivo de orgullo".
Así lo ha apuntado a Efe Miguel Ángel Simón, director del proyecto europeo Life+ Iberlince, en el que participa el Gobierno de Murcia y que tras 15 años de trabajo recoge unos frutos "impensables cuando arrancamos con la idea de que la especie se extinguía y que sólo podríamos tener una reserva en cautividad". Informa Cristina Yuste/Efe.
"La sorpresa fue cuando año tras año la especie daba signos de recuperación en el campo", recuerda Simón, por lo que Iberlince se centró en la reintroducción en el medio natural de los ejemplares nacidos en cautividad.
Así, en 2010 se realizó la primera suelta en la provincia de Córdoba y un año después en Jaén, ambas con éxito de adaptación y con las que se logró el ambicioso objetivo de conectar poblaciones.
"Si hay intercambio de ejemplares hay presencia estable de lince", ha remarcado Simón, quien ha mostrado su "orgullo"por la acreditada recuperación de la especie, que ha pasado de estar "en peligro crítico"de extinción a "en peligro".
"Si me dicen en 2002 -cuando arrancó el proyecto- que lo iban a rebajar de categoría, habría dicho que estaban locos", ha insistido el director, quien ha recordado que entonces quedaban 94 linces ibéricos en el mundo, distribuidos en dos únicas poblaciones.
También para Ramón Pérez de Ayala, coordinador de Iberlince de WWF, entidad socia del proyecto, la rebaja del grado de amenaza es el reconocimiento a un trabajo bien hecho, "ni nosotros mismos esperábamos conseguir ese objetivo tan rápido".
No obstante, la especie "aún está en peligro -ha señalado- y queda mucho por hacer para que deje de estarlo", lo que obliga a no rebajar la inversión.
En este sentido, Miguel Ángel Simón ha recordado que el lince cuenta como aliada con la Junta de Andalucía, así como con el programa Life de la Unión Europea, para el que la especie sigue siendo "prioritaria".
Para el director de Iberlince, cuyos trabajos finalizan en diciembre de 2017, el futuro inmediato pasa por consolidar las poblaciones de Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha y, sobre todo, conectarlas de manera natural para facilitar el intercambio genético.
En cuanto a los datos de reproducción, este año "se han superado todas las expectativas", según Ramón Pérez de Ayala, con cachorros en las cuatro nuevas zonas de Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal donde se efectuaron sueltas.
Así, en el Valle de Matachel (Badajoz) nacieron diez cachorros de tres hembras distintas, catorce cachorros de cuatro hembras en los Montes de Toledo, cinco cachorros de dos hembras en Despeñaperros y otros cinco de dos hembras en el Vale do Guadiana (Portugal).
Entre tanto dato positivo, ambos han puesto el acento en la gran amenaza a la que aún hoy se enfrenta el lince "y que hace que no podamos echar las campanas al vuelo", que es la escasez de su fuente de alimentación, el conejo, cuyas poblaciones se han visto muy diezmadas por dos infecciones víricas.
Pérez de Ayala ha explicado que sólo la existencia de conejo "garantiza una población sana de linces", cuya vulnerabilidad se debe precisamente a su naturaleza como "depredador especialista", que depende mucho de una sola presa.
"El conejo es el sustento, no sólo del lince, también de otras muchas especies protegidas, como el águila real, es la hamburguesa del campo, una fuente proteínica a la que nadie le echa mucha cuenta", se ha lamentado Miguel Ángel Simón.
Por eso, ha reclamado inversión en investigación, ensayos para mejorar la presencia de conejo y la creación de equipos multidisciplinares formados por investigadores y gestores.
No obstante, el lince se enfrenta también a sus propias enfermedades, ha recordado, favorecidas por la baja variabilidad genética en algunos grupos, a la caza furtiva o a los atropellos.
Tras seis décadas en declive, la UICN rebajó en mayo de 2015 el grado de amenaza del lince basándose en el censo de 2012, que recogía 326 individuos y 97 hembras reproductoras frente a las 27 de 2002, además del importante incremento de su área de presencia.
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