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Cristina Cabañas - Directora de Guitart Hotels: «En un hotel vacío se ríe y se llora con facilidad»

Pasó de trabajar en una farmacia familiar a dirigir una cadena de hoteles con más de 300 empleados. Ya superó una crisis en 2014 y ahora le toca hacer frente a la pandemia de la Covid-19

Cristina Cabañas, presidenta de Guitart Hotels.
Cristina Cabañas, presidenta de Guitart Hotels.Guitart Hotels.Guitart Hotels.

Los orígenes de Guitart Hotels se remontan al año 1955. Un cliente saldó una larga deuda con los dueños de una sala de baile en Puigcerdà, cediéndoles la explotación de un hotelito suyo en Tossa del Mar, Gerona. Así fue como Francesc y Conchita vieron el mar por primera vez, a la vez que se iniciaron en el negocio, para después saltar a Lloret de Mar. Las siguientes fueron décadas de expansión. Su hijo Climent llegó a gestionar tres hoteles en Cuba en los años 90. Sin embargo, en febrero de 2014, falleció por enfermedad y la empresa familiar se vio casi en riesgo de desaparición. En ese momento, sus tres hijos solo tenían entre cuatro y siete años. «A la semana siguiente de morir mi marido, ya tenía ofertas de compra sobre la mesa. Le pregunté a mis hijos qué querían ser de mayores y me dijeron que hoteleros, como papá. Esa pregunta me cambió la vida». Quien habla así es Cristina Cabañas, farmacéutica de profesión y actual presidenta de la cadena. Bajo su mando, Guitart Hotels superó una difícil situación para pasar a ser un modelo de éxito turístico. Este año, con la llegada de la pandemia, le toca hacer lo propio. De nuevo.

—¿Cuántos hoteles gestiona?

—Cuatro hoteles en Lloret de Mar, uno en Barcelona y otro en La Molina.

—¿Cuántos empleados tienen?

—En temporada alta, en 2019, éramos un equipo de 350 personas.

—¿Y ahora?

—Tenemos en ERTE al 96%. Somos poquísimos y necesitamos que el Gobierno los prorrogue hasta que podamos incorporarlos con garantías y continuidad.

—¿Qué le dicen sus trabajadores?

—En un hotel vacío se ríe y se llora con facilidad, Pero, sobre todo, me he sentido muy arropada. Han venido personas del equipo a decirme que, si hacía falta, podrían venir a trabajar 6 meses sin cobrar. Otros me ofrecieron hipotecar su casa para prestarme dinero. Pero no. Agradezco más el amor y el cariño que me han demostrado. Son gente excepcional que han crecido con este hotel. Son parte de mi familia.

—¿Y usted qué les dice a ellos y ellas?

—Que hay que luchar: juntos saldremos adelante. Yo ya pasé una crisis muy grande del 2014 al 2016. Tuve que trabajar muy duro por la compañía y sin mi equipo no habría podido llegar hasta aquí y todo fue gracias a ellos.

—Y de repente, llega la pandemia.

—Llegó el señor Covid y nos los mandó todo al traste. Ha sido como el juego de La Oca: estás avanzando y de repente caes en el pozo y vuelves a la casilla de salida. Hay que volver a empezar otra partida. Y seguro que, juntos, la vamos a ganar.

—¿Cómo está la situación ahora?

—Tenemos gran parte de los hoteles cerrados. A esto hay que sumarle que una parte importante del equipo está en casa desde octubre del 2019, porque la mayoría de nuestros establecimientos son vacacionales, lo que significa que solo se abren en verano. Veníamos de hacer la «trayectoria del desierto», como yo llamo a los meses de invierno, cuando en marzo de 2020 llega el cierre total.

—¿Qué pérdidas reflejan?

—En los últimos 12 meses se ha reducido la facturación un 85%.

—Afirma que saldrán adelante, ¿cómo?

—Lo más importante y lo que reivindicamos es la vacunación masiva del sector hotelero y hostelero. Trabajamos de cara al público y nuestro PIB es muy importante para la economía española. Es una cuestión de Estado. Debemos dar la imagen de que los destinos de nuestro país son destinos seguros para los turistas.

—¿Algo más?

—Sí, las ayudas directas a fondo perdido deben ser equitativas. Las que hemos recibido no lo son. Por ejemplo, un hotel que tiene 35 habitaciones no puede recibir lo mismo que uno que tiene mil.

—Parece justo.

—Sí, y en este sentido también necesitamos que los Gobiernos, las diferentes administraciones, ayuden a que los bancos puedan facilitar a que las empresas se refinancien. Y defendemos, desde la patronal, medidas como la rebaja del IVA del sector turístico, relajar las condiciones de los préstamos ICO (o tendremos muchas dificultades para devolverlos), estirar las moratorias hipotecarias (o acabaremos en manos de fondos buitre) y aplazamiento o exención de tasas. Porque pagar el Impuesto de Actividad Económica de 2020 no tiene sentido si no hemos tenido actividad.

—Son medidas que merecen ser valoradas.

—Sin solidaridad empresarial y ayuda mutua por parte del sector público, difícilmente saldremos de esta crisis que nos ha devuelto al mismo número de turistas que teníamos hace 50 años, siendo un sector tan importante para nuestra economía.

—Pensar en los 83 millones de turistas extranjeros que vinieron a España en 2019 parece una fantasía...

—Para ello, pedimos la flexibilización de las restricciones a países emisores de turistas e implantar un carnet de vacunaciones internacional ya, aunque no discriminatorio. También sería necesario crear un seguro Covid para cada viajero. Así, en caso de contagiarse, la persona tendrá cubiertos los gastos médicos y la repatriación.

—¿Cómo ve la Semana Santa?

—Para Semana Santa no hay ni una casa rural libre. La gente busca convivir con su burbuja habitual y el mínimo contacto con otras personas y destinos como Lloret, con más de 30.000 plazas hoteleras, son la antítesis de esto. Los destinos de sol y playa hemos sufrido muchísimo porque la gente nos asocia con gran cantidad de personas. En Lloret de Mar solo vamos a abrir un edificio de apartamentos. Aun así, hemos abierto nuestro hotel de Barcelona ya desde el pasado septiembre y ahora en Semana Santa pensamos que puede haber una cierta alegría de clientes de proximidad. Por aquello de que a veces no sabes lo que tienes cerca de casa... Y en La Molina, en el Pirineo de Girona, esperamos tener completo o casi completo, la naturaleza es lo más buscado. Aire puro y grandes espacios abiertos con poca concentración de personas.

—¿Se ve la luz del verano al final del túnel?

—Hasta mayo no hay nada previsto. El turismo internacional estará cerrado. Quizá países como Francia, Reino Unido y Alemania permitan moverse y esperamos que en verano con la vacunación… Hay que rezar porque sea más rápida y segura. La gente necesita vacaciones, salir y disfrutar, pero siempre con seguridad. Hemos de volver a la normalidad, a la de antes, de la que no deberíamos haber salido nunca.