Viajes

Cinco calzados que todo viajero debe guardar en su armario

Con ellos en la maleta no habrá lugar del mundo que se te resista

Cinco calzados que todo viajero debe guardar en su armario
Cinco calzados que todo viajero debe guardar en su armariodarksoulpixabay

El otro día cometí un error imperdonable. Resulta que fui de visita al cementerio de Sad Hill en Burgos, y pocas horas después me encontré con el Diablo, y cometí un error porque no llevaba el calzado adecuado. Contaminado por los calores de Madrid pensé que el campo burgalés estaría seco en esta época del año y llevé como único calzado unas bambas de tela fina que se pusieron perdidas de barro, agua y excrementos de vaca. Llevo cuatro días con estos zapatos y el espectáculo de mis pies es desolador. Están fríos y húmedos. Me he equivocado. Entonces creo que es importante reconocer qué zapatos debe guardar un viajero en su armario, según qué tipo de viaje, para que no cometa el mismo error que cometí yo.

Bambas

Esta semana me han traicionado pero suponen un compañero de viaje excelente, sobre prácticamente cualquier terreno. Ocupan poco espacio en la maleta, son cómodas, frescas, fáciles de lavar y poco llamativas (un viajero debe llamar lo menos posible la atención de su entorno porque uno viaja para observar el entorno, no para que el entorno le observe a él) y resultan sorprendentemente resistentes. Las bambas suponen un calzado ideal para los países desérticos porque alivian el calor y evitan que el pie se llene de porquería, como puede suceder con las chanclas. Son excelentes para soportar los países húmedos del sudeste asiático o África, y si les cae un chaparrón encima, se secan en un periquete. Guinea Bissau, Tanzania, Camboya, Uzbekistán, Egipto, Argentina, Haití e Italia son algunos de los países que me he pateado calzado con la sencillez de unas bambas, aunque son magníficas porque sirven para prácticamente todo España desde que empiezan los meses de calor. A la hora de hablar de marcas, yo recomiendo Natural World: ofrecen una amplia gama de bambas de diferentes formas y colores, muy resistentes, de diseños bonitos aunque poco llamativos. Y lo mejor de todo es que son zapatos ecológicos, por lo que cuidamos tanto de nuestros pies como de la naturaleza.

Precio medio: 30 euros.

Botas

Las botas de trekking son una buena opción.
Las botas de trekking son una buena opción.free-photospixabay

Sin exagerar. La bota se usa siempre sin exagerar. No vamos a recuperar Flandes durante la Pequeña Edad de Hielo, nos vamos de viaje, nada más, no hace falta meternos cinco kilos de cuero en la maleta, no es necesario que sacrifiquen veinte toros bravos para que nuestros pies se sientan seguros. La bota sin exagerar. La bota debe ser fea, fuerte y formal, como Loquillo. Debe cumplir una función, una función y nada más: llevarnos por cualquier terreno posible, son algo parecido a los neumáticos cuatro estaciones. Aunque los hay que prefieren buscarse unos zapatos de montaña que les lleguen por debajo del tobillo, en realidad resulta mucho más práctico que el formato sea de bota, aunque sea justo por encima del tobillo, aunque nos den más calor. Las botas son útiles porque nos sujetan el tobillo durante las excursiones, resisten a la lluvia, permiten que nuestros pasos se asienten con una firmeza maravillosa, como si gritásemos al mundo: ¡Eh, estoy aquí y soy un campeón! Las botas son estupendas para cualquier aventura que nos lleve a huir de las aceras de la ciudad. Y a la hora de escoger encontraríamos dos opciones. Las clásicas “pisacacas” de Panama Jack que tendríamos que mimar muchísimo y encerar y cuidar casi como si fueran una puñetera mascota (una opción para los nostálgicos); o las modernas botas de montaña con membrana Gore-Tex y que se pueden meter por casi cualquier terreno, llueva, nieve o truene (la opción más práctica).

Precio medio: 60-70 euros.

Escarpines

Crucial para cualquier viaje que venga acompañado de grandes dosis de agua. ¿Vas a pescar con los amigos? Escarpines. ¿Vas de visita a la cascada del río Barosa? Escarpines. ¿Veraneas en Asturias y te encanta pasear entre las rocas cuando baja la marea, buscando quisquillas y persiguiendo a los cangrejos? Escarpines. ¿Practicas el snorkel y estás hasta el gorro de que las medusas te picoteen los pies? Escarpines, escarpines, escarpines. Es un zapato que podemos mojar cuantas veces hagan falta, y, aunque puede resultar incómodo llevarlos puestos en el tiempo que se secan, se secan bastante rápido, y más rápido todavía si nos los quitamos y los dejamos unos minutos al sol. No ocupan mucho espacio en la maleta y pueden resultar muy útiles en determinados momentos. En lo que respecta a qué marca de escarpines es mejor, cuál comprar, en realidad cualquiera serviría, siempre y cuando estén fabricados con un neopreno resistente y cumplan su función: evitar que nos demos de cara con los dientes en la primera roca húmeda que pisemos. Sin embargo podemos considerar la marca Cressi como la más especializada y con una mayor oferta de escarpines (o cangrejeras) en el mercado.

Precio medio: 15 euros.

Chanclas o sandalias

Sandalias.
Sandalias.jarmolukpixabay

Casi tan útiles como las bambas. Porque las chanclas son un invento, yo conduje 8.000 kilómetros desde Madrid hasta Mongolia calzando unas chanclas y por mi mano izquierda que me duraron el trayecto entero. Sirven para prácticamente todo y son frescas y si no tienes miedo del qué dirán incluso puedes ponértelas con calcetines. Las chanclas se tienen que llevar a absolutamente todos los viajes, incluso a Siberia, porque nunca sabes cuándo vas a tener que compartir ducha con un hippie australiano que tiene los pies fatal y llenos de hongos. Las chanclas siempre se meten en la maleta, siempre, siempre, aunque pensemos que no las vamos a utilizar.

Pero cuando digo chanclas o sandalias no me refiero al zapato tipo Crocs. Puede que a Frank de la Jungla le queden de maravilla pero al resto de los mortales, este zapato tan popular nos puede acarrear serios problemas en ciertos destinos, especialmente los selváticos. Allí la humedad, la suciedad y los bichitos encuentran un refugio acogedor y no quiero que el lector sufra las infecciones de aspecto terrible que han sufrido los pies de algunos amigos míos, precisamente porque les recomendé llevar sandalias a un viaje e insistieron en hacer el paripé con las Crocs. Y lo digo en serio, son infecciones muy desagradables. Suele ocurrir cuando los mosquitos nos cosen a picotazos y nos rascamos hasta hacernos una herida, luego metemos el pie en este calzado diabólico y las heridas no respiran bien. Crocs, no. Chanclas y sandalias, sí. Las puedes comprar en cualquier lugar, de cualquier marca, y si se cuidan pueden durar años.

Precio medio chanclas: 5 euros.

Precio medio sandalias: 10 euros.

Deportivas

Las zapatillas All-Star pueden ser una buena opción para pasear por las ciudades.
Las zapatillas All-Star pueden ser una buena opción para pasear por las ciudades.greyerbabypixabay

Un clásico indispensable, ideal para patearnos cualquier ciudad sin hacernos polvo las plantas de los pies. Porque esto de los zapatos tiene algo de ciencia, cada calzado tiene su función, y si vamos a caminar 18 kilómetros cuando visitemos la ciudad de Roma, lo mejor será, antes de ir a la moda con unos mocasines de piel, vestir unas deportivas cómodas, resistentes y provistas con una buena suela. Y mejor que sean de cordones y no de velcro (el velcro acaba estropeándose con el uso, la humedad y la arena), porque duran más antes de estropearse y los cordones los podemos cambiar en cualquier momento si llegan a pudrirse. La deportiva es el calzado ideal e indiscutible cuando vamos a caminar durante muchas horas por cualquier ciudad, sin dudarlo. Ya sean de marcas sofisticadas como New Balance o cualquiera que vendan en el mercado de nuestro barrio, siempre y cuando (esto es lo más importante), repito, estén provistas de una suela adecuada.

Precio medio: 20 euros.