Costa Amalfitana

La impresionante Costa Amalfitana

La belleza italiana que enamoró al mismo Rudolf Nureyev

El gran artista llegó al Hotel Villa Magna en el año 1986, actuaría en Peralada como artista invitado del Ballet de Montecarlo pero durmió en Madrid. Llegó y se registró, subió a su habitación y a los pocos minutos bajó a la recepción, quería ir a conocer alguno de los buenos sitios de la capital española, salió del hotel y regresó temprano. Deseaba relajarse, quería prepararse para su actuación seguramente. Pidió al servicio de masajes que lo atendieran y todo salió muy bien. Su estancia transcurrió serena y estuvo alejado completamente de los focos en su fugaz refugio madrileño. Tenía una personalidad impactante, ya fuera por su carácter severo o por su timidez, no lo sé. Algunos tuvimos la fortuna de verlo y de cruzar algunas palabras con él. Lo mejor de su paso por el hotel fue el momento de la despedida, la fotografía que hicimos hablando con él, la guardo como un tesoro. Nureyev buscaba escapes, buscaba espacios abiertos para refugiarse, al parecer los encontró en la costa Amalfitana. Aquí se encuentra la que fue “su” isla y en este viaje la veremos, desde el mar...

La fama tiene su precio está claro. Ya hemos visto en donde se “recluía” Raffaella Carra en la Cala Piccola del Argentario, pasaba tan inadvertida que nadie se enteró de cuando enfermó. Según el medio Russia Beyond, el gran bailarín Nureyev le dijo adiós a su islaLi Galli en la costa Amalfitana besando la tierra, sabía que no volvería. Esta isla ha sido el eden del arte de la danza como lo cuentan quienes la conocen bien.

Camino con paisajes

Terrazas plagadas de cítricos, vides y olivos, montículos entre calas, pueblos pegados a las rocas, playas con aguas cristalinas y mil etcéteras, este es el panorama camino a Amalfi, un lugar con ambientazo, buena gastronomía y la paz del azul de cielo y del mar en compañía de montes y montañas.

Esta vez no nos vamos a quedar ni en Nápoles, ni en Roma, en esta ocasión tocaremos el trozo de tierra italiana más “revoltoso”. Curvas, ascensos y descensos bordeando un mar muy azul. La Costa Amalfitana está en el sur de la penínsulaSorrentina y se asoma al Mar Tirreno. Si salimos desde Roma por carretera, nos tomará tres horas y media para llegar, si vamos desde Nápoles es sólo una hora y media. Para llegar a este punto de Italia, tenemos que dirigirnos hacia Salerno y a continuación hacia Vietri sul Mare, que como todos los pueblos de Italia tiene su trozo de historia. - Aquí hace algún tiempo tuvieron que enfrentarse a los piratas sarracenos y por algo sería... - Pero lo que queremos es llegar al destino y ya no queda nada.

Vista desde el ascensor del Hotel Santa Caterina
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Continuamos viaje. Tenemos que dirigirnos hacia Positano y setecientos metros después, llegaremos al sitio en donde nos instalaremos, falta poco, está a sólo un kilómetro de Amalfi. Si llevamos puesto el bañador durante el viaje, que muchas veces es lo suyo para lanzarse a la piscina al llegar al hotel sin más mediaciones, en este caso no digo nada, de lo contrario es hora de ir pensando cual eligiremos. Una vez hecho el check in, lanzaremos las maletas en la cama y saldremos directamente al beach club y como venimos a relajarnos, no bajaremos por las escaleras, sino en uno de los ascensores que descienden al mar metidos en la roca, las emociones continúan, porque llegaremos a la playa privada de la cual muy probablemente no vamos a querer salir nunca. Nos daremos un baño tras otro, un chapuzón tras otro sin que falten las siestas intercaladas que es lo que apetece para ponernos en plan relax total y ya estando allí en las tumbonas, podemos ir planificando lo que haremos al día siguiente. Yo propongo pasar un día en un barco, dicen que las vistas de los acantilados desde el agua son de quitar el hipo. Digamos que nos levantaremos a las ocho o nueve de la mañana y después del desayuno, podríamos pensar en zarpar a las diez. El embarcadero está allí mismo. El barco levantará el ancla y se podrá en marcha para ir a la Isola li Galli.

Costa Amalfitana
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Pero esta isla no es una isla común y corriente, es : LA ISLA. El lugar del que Rudolf Nureyev hizo su propio paraíso, el trozo de tierra en el que más de uno ha soñado y sueña que sea de su propiedad. Al ser privada, nos conformaremos con verla desde el mar, pero allí no termina el día, porque el barco nos llevará a Capri. Y qué decir de Capri si todos sabemos que es un sitio a donde siempre hay que volver y callejear, buscar los souvenirs y lo que manda ser turista. Ya sabemos que visitar Capri en temporada alta es toparnos con miles de turistas, aunque este año puede ser diferente por el Covid. Pasar el día navegando es un gran plan estando en la Costa Amalfitana. Para que os hagáis una idea, se puede salir del hotel a las diez de la mañana y entre chapuzón y chapuzón en el mar y la visita a Capri, volveríamos a las seis de la tarde al hotel. Ocho horas en las que seguramente descubriremos parajes de infarto.

Amalfi
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El pueblo más pequeño de Italia

No hay quién hable de la costa que no lance un profundo suspiro. No hay quien niegue que la espectacularidad de este lugar es único. Tanto tanto se habla de él que no queda de otra que ir, pero no ir por ir, queremos descubrir lo que es menos conocido, como por ejemplo ese pueblo que nos dejará atrapados. Esta vez el elegido es Atrani.

Atrani
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Entre el mar y un acantilado este pueblo está prácticamente unido a Amalfi. Es una solapa de tierra entre el Monte Aureo y el Civita en donde el Valle del Dragone emerge en las aguas amalfitanas. Es un pueblo típico medieval. Su superficie no llega al kilómetro cuadrado. Por la noche, en la pequeña y protegida playa del pueblito, los pescadores se alumbran con sus lámparas para partir en busca de sus tesoros, el mar se inunda de pequeñas luces que transportan a su mundo. Maraña de callejones, escalinatas y arcos, contraste de luces y sombras con el fondo blanco del yeso protagonista y el color de las huertas y jardines, esto es Atrani. El pueblo aún siendo tan pequeño tiene su plaza, la Umberto I, en donde tomar un café en uno de sus bares no puede faltar. Sube la escalinata y visita la Iglesia de San Salvatore de Birecto, no te pierdas la Collegiata de Santa Maria Maddalena fundada en 1274 y construida en las ruinas de una roca medieval por los habitantes que querían agradecer a la virgen haber sido liberados de las tropas sarracenas y no olvidemos el santuario de Santa Maria del Bando. Es increíble la cantidad de iglesias y capillas en un lugar tan pequeño, pero así es Atrani.

Recorrido por el interior: Valle delle Ferriere

Visitas en Amalfi

Como no podía ser de otra manera la ciudad cuenta con un Duomo precioso. El Duomo de San Andrea. La Catedral de Amalfi es un conjunto arquitectónico que incluye dos basílicas comunicadas, una cripta inferior, la escalera que conduce al vestíbulo de entrada, el campanario y el Claustro del Paraíso. La Basílica del Corcifisso , il Valle delle Ferriere, el camino dentro de la reserva que va desde las montañas Lattari hasta Amalfi, cruzando bosques y arroyos. El nombre deriva de las ruinas de ferreterías medievales que se encuentran a lo largo del sendero. El Chiostro del Paradiso, es el antiguo cementerio de los nobles de Amalfi del año 1266 con sus esbeltas columnas con aire oriental y patear el centro histórico es conocer cómo viven en una de las localidades más espectaculares de Italia.