Viajes

Del mar a la Costa Blanca

El Noguera Mar Hotel y la Granja San Miguel son dos ejemplos de cómo dos edificios con historia se han convertido en enclaves únicos y privilegiados

Establecer en el mapa dos puntos de destino en vez de uno, multiplica por dos la experiencia, las expectativas y la ilusión. Y si empezamos en un balcón que da al mar Mediterráneo la sonrisa está asegurada
Establecer en el mapa dos puntos de destino en vez de uno, multiplica por dos la experiencia, las expectativas y la ilusión. Y si empezamos en un balcón que da al mar Mediterráneo la sonrisa está aseguradalarazon

El Noguera Mar Hotel y la Granja San Miguel son dos ejemplos de cómo dos edificios con historia se han convertido en enclaves únicos y privilegiados

Hacer una escapada por etapas es una manera increíble de programar un viaje y conocer una zona. Establecer en el mapa dos puntos de destino en vez de uno, multiplica por dos la experiencia, las expectativas y la ilusión. Y si empezamos en un balcón que da al mar Mediterráneo la sonrisa está asegurada. La primera parada se encuentra en Dénia, en la punta del Estañó, donde en los años 60, con unos terrenos heredados de la bisabuela Tona, Juan Noguera, que salía con su barca a pescar, volvía y recibía a los amigos en una pequeña barra montada a pie de playa. Poco a poco esa barrita fue haciéndose popular y otros pescadores y lugareños se acercaban a probar los pescados, el pulpo seco y los arroces que hacía Rosa, su mujer. Empezaba a asomar el boom del turismo de sol y playa, así que decidieron empaquetar sus cosas y partir a Francia con el fin de trabajar para ahorrar y montar un negocio próspero y familiar. Hoy en día, el legado de la abuela Rosa, para quien “la faena no pesaba!”, y del abuelo Juan sigue presente en la tercera y cuarta generación del Noguera Mar Hotel. Desde que volvieron de Francia todo fue bien, siempre a mejor. Hoy el establecimiento tiene 20 habitaciones y clientela de medio mundo. Desde la terraza se divisa Gandía, Cullera y, si no hay bruma, se llega a ver Valencia y Castellón. Durante el mediodía, el restaurante no para de sacar arroces y fideuás, además de productos de huerta propia de la que se nutren todo el año. Aquí, la gamba roja es protagonista y por las noches ponen en marcha la barbacoa donde hacen a la brasa el pescado del día y una selección de carnes. Joan en la sala y Rosana en cocina mantienen esa chispa en los ojos al hablar del negocio que les dejaron sus abuelos y que recuerdan con muchísimo orgullo. La estancia merece la pena, ya que los precios están contenidos y el trato es familiar y auténtico. La playa es de arena fina y no hay edificios alrededor por lo que no está masificada, ni siquiera en temporada alta. Una perlita mediterránea para descubrir. Segunda parada. Una de montaña. A una hora en coche del Noguera Mar Hotel, se encuentra en Salem, en Valencia, la Granja San Miguel, un proyecto personal de una amante de la naturaleza, la cocina y la decoración, María Jesús Peiró. Hace 20 años comenzó con la restauración de la casa de sus abuelos, una edificación preciosa con patio con solera de finales del siglo XIX, para convertirla en un pequeño hotel con encanto dentro de una finca de 20.000 metros cuadrados, donde había una almazara, una nave porcina y ganado. Actualmente, además de la casa con siete habitaciones, María Jesús tiene cuadras y caballos,dos apartamentos, jardines, piscina exterior, un spa y un pequeño corral con animales de granja. Realmente, se trata de un complejo agroturístico donde la sostenibilidad se lleva por bandera. La calma predomina en todo el lugar. El jardín lleno de flores, sillones de mimbre y mecedoras se convierten en el refugio de los libros y aperitivos a media tarde. Para cenar, la anfitriona prepara platos como la terrina de foie casero con higos y melón o las carrilleras confitadas, con berenjena, brécol y cebolla. Es una cocinera excelente y al mediodía ofrece también servicio de comidas con arroces por encargo. Son diez minutos los que tarda en transmitir todo el cariño con el que hace las cosas. Y para los que necesiten más, en la Granja ofrecen multitud de talleres, como el de acuarela, yoga, cocina, paseos a caballo o excursiones. La playa más cercana está a 20 minutos, aunque seguro que después de entrar, costará salir de este lugar tan auténtico y particular.