Patrimonio de la Humanidad

Los dólmenes que no miran al sol

Los dólmenes que no miran al sol
Los dólmenes que no miran al sollarazon

La ciudad de Antequera ya ha cumplido el sueño que venía persiguiendo en los últimos años y es que el Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco ha incluido al Sitio de los Dólmenes de Antequera en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. España es el tercer país con más bienes declarados Patrimonio Mundial. En concreto, el Sitio de los Dólmenes de Antequera es el bien cultural número 45 de nuestro país en formar parte de esta prestigiosa lista.

El sitio, ubicado en la provincia de Málaga, es un bien en serie que consta de tres monumentos megalíticos (el dolmen Menga, el dolmen de Viera y el tholos del Romeral) y dos monumentos naturales (la Peña de los Enamorados y el Torcal de Antequera). Fue construido durante el Neolítico y la Edad del Bronce con grandes bloques de piedra que forman las habitaciones y espacios cubiertos con dinteles (Menga y Viera) o falsa cúpula (El Romeral), y se utilizan con fines rituales y funerarios. Los megalitos de Antequera son un excepcional ejemplo del megalitismo europeo. Las estructuras megalíticas tienen la apariencia un paisaje natural –enterrado bajo montañas de tierra– y su orientación se basa en dos elementos naturales: la Peña de los Enamorados y El Torcal, que son dos señales visuales indiscutibles.

¿Y qué tienen estos dólmenes que no tengan otros parecidos? Dos cosas: la monumentalidad y la orientación única de sus ejes, excepciones extrañas porque el 99,9% de los dólmenes tienen orientación al sol. Con este nombramiento, la Unesco ha reconocido el valor universal excepcional (VUE) que hace 5.000 años consiguieron los primeros pobladores de las fértiles tierras antequeranas con una arquitectura prehistórica orientada de forma única a objetivos terrestres. Así lo certifica el científico británico de Cambridge, Michael Hoskin, quien ha descubierto, tras estudiar más de 5.000 megalitos del mundo, que Menga y Romeral no están orientadas hacia la salida del sol, sino que Menga lo hace a la Peña de los Enamorados y Romeral hacia El Torcal, lo que les hace únicos en el mundo de la construcción prehistórica. También destacan por su magnitud y las técnicas de construcción empleadas en los megalitos, pues Menga tiene un espacio interior de más 27 metros de longitud, y está cubierto por losas de hasta seis metros por siete y un peso aproximado de 180 toneladas.