España
Popa inagura su terraza e incorpora nuevos platos con aire de fusión
Ubicado en Nueva España, la zona más tranquila y residencial de Chamartín, junto a Pío XII, el restaurante da la bienvenida al verano con su terraza
Ubicado en Nueva España, la zona más tranquila y residencial de Chamartín, junto a Pío XII, el restaurante da la bienvenida al verano con su terraza
Hay zonas en Madrid que no parecen Madrid. Una de ellas es el triángulo formado por la avenida de Pío XII, Costa Rica y la M-30, el llamado barrio de Nueva España: un área residencial de casitas bajas salpicada por algunas oficinas y embajadas, perteneciente al distrito de Chamartín. Aquí se sitúa el restaurante Popa, ubicado en los bajos del edificio Proa y con una estética y un espíritu marcados por los vientos viajeros.
Popa es el proyecto más personal del empresario Alejandro Carbó, cuarta generación de una familia de hoteleros, graduado en gestión hostelera en Lausanne (Suiza) y con experiencia en cadenas de cinco estrellas de Chicago y España como Four Seasons o InterContinental. De madre holandesa y padre español, Alejandro ha vivido desde pequeño de hotel en hotel por lo que es un gran aficionado a los viajes y, muy especialmente, a las incursiones en alta mar. Su pasión por la navegación, que heredó de su progenitor, es el leitmotiv de su primer restaurante propio tanto en lo estético –el logotipo está inspirado en la forma de la popa del Alinghi, barco campeón de la Copa América– como de su cocina, influenciada por aires mediterráneos y asiáticos.
Al timón de Popa se encuentra el cocinero de origen asturiano Alberto Suances, joven chef formado en la Escuela de Hostelería de Madrid. Su trayectoria profesional comenzó en El Cenador de Salvador, a las órdenes de Salvador Gallego, y continuó junto a Alberto Chicote (en los restaurantes NoDo y Pandelujo) y a Víctor Enrich (en el restaurante Enrich de La Moraleja). De ellos aprendió el buen tratamiento de la materia prima y la importancia de vestir la sencillez con medidos toques de innovación, concretamente con la vista puesta en Asia. Así, aunque en la carta no faltan raciones clásicas para compartir, como las croquetas de jamón o la ensaladilla rusa, el rumbo de Popa se dirige este verano hacia recetas de propias con toque de fusióny sabores refrescantes. Destacan, en esta línea, la ensalada de cuscús negro y mango con pulpo a la brasa laminado, los tacos de rabo de toro con crema agria especiada; la merluza en tempura con verduras orientales y mayonesa de sambal (condimento asiático de chile), las costillas a la barbacoa coreana o un secreto ibérico thai con arroz a la lima, uno de los platos más demandados por su potente mezcla de sabores, perfecta para el verano.
En la entrada, Popa ofrece unaanimada barra y un par de mesas con taburetes en los que desayunar, tomar unos vinos o hacer un picoteoinformal a cualquier hora del día. El comedor, divididos en dos salas, está decorado con guiños a la decoración interior de los yates: revestimientos de madera clara, asientos sencillos, espejos que simulan ojos de buey y, sobre todo, muchísima luz, que se recibe por las amplias cristaleras que rodean la sala. Al fondo cuenta además con una coqueta y tranquila terraza triangular donde corre la brisa, transportando al comensal a la mismísima cubierta de un barco de recreo.
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