Gerona
Rosas, un emblema de la Costa Brava
La gran variedad de playas paradisíacas y el rico patrimonio del Alto Ampurdán convierte a esta localidad de Gerona y sus alrededores en el destino perfecto para combinar el sol con las visitas culturales
La gran variedad de playas paradisíacas y el rico patrimonio del Alto Ampurdán convierte a esta localidad de Gerona y sus alrededores en el destino perfecto para combinar el sol con las visitas culturales
Rosas es polifacética, acogedora y cosmopolita. En este pequeño rincón de la costa gerundense se concentra buena parte de lo que el turista busca: mar, playa, deportes náuticos, gastronomía, entretenimiento e historia. Siempre rodeada por sus históricas fortificaciones, siempre engalanada de sus naturales cabos. Porque si por algo se caracteriza también esta localidad catalana es por cada uno de los senderos que la rodean y permiten al visitante adentrarse en sus entrañas.
El encuentro con el Mediterráneo es una de sus experiencias clave. Esta vía de acceso para gran parte de las civilizaciones occidentales reúne historia y belleza a partes iguales. Todas ellas dejaron, precisamente, su particular huella e influencia en los pueblos que encontraron a su camino. Ampurias resulta uno de sus mejores ejemplos.
Hay quienes subrayan que la bahía de Rosas en una de las más bonitas del mundo. Y no les falta razón: kilómetros de playas, calas, bosques de pinos, acantilados, salientes, humedales y canales la bordean. Hasta tal punto que, desde 2011, forma parte del selecto club de las “Bahías más bellas del mundo”, galardón avalado por la Unesco. Una categoría que ensalza aún más la belleza de la Ciudadela, uno de sus iconos turísticos y culturales. Este pedazo de historia reúne gran cantidad de vestigios que van desde los griegos y los romanos hasta épocas más recientes.
Con seguridad, alguna de las mejores fotografías se pueden obtener desde el castillo de la Trinidad. Se erigió, con forma de estrella, en el siglo XVI para proteger y defender la entrada al puerto. No hace muchos años fue objeto de una excelente labor de restauración. En definitiva, una infranqueable defensa arquitectónica que hoy hace las delicias de los más aventureros.
Decir “El Bulli” o mentar al celebérrimo cocinero Ferrán Adriá es hablar de un templo y un genio de la gastronomía. Este restaurante, situado a pocos kilómetros de Rosas, en la cala Montjoi, ha sido considerado durante años el mejor del mundo. Esfuerzo, mucho arrojo, creatividad, originalidad, innovación y valentía han sido algunos de los ingredientes para que entre esas paredes naciera una revolución en el mundo de la gastronomía que aún perdura y en la que muchos chefs se inspiran. Todo un referente en el país.
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