Historia

Estrasburgo

Verdún: recuerdos de la Gran Guerra

El fuerte de Douaumont es el mayor de los 19 baluartes que rodeaban Verdún, uno de los polos turísticos de la zona
El fuerte de Douaumont es el mayor de los 19 baluartes que rodeaban Verdún, uno de los polos turísticos de la zonalarazon

En la región francesa de Lorena, todavía hoy el viajero puede sentir la crudeza de nuestra negra historia más reciente

Este año se conmemora el centenario del inicio de la I Guerra Mundial, cuando el 28 de julio de 1914 el Imperio Austro-Húngaro declaró la guerra a Serbia por su falta de colaboración en la investigación del asesinato del heredero Francisco Fernando y su esposa, sucedido un mes antes en Sarajevo. La compleja red de alianzas entre países puso en marcha un infernal dominó bélico: Rusia, por su parte, movilizó sus tropas y Alemania declaró la guerra a Rusia por considerar que esta movilización era una declaración de guerra a Austria-Hungría. Y, como Francia estaba aliada con Rusia, organizó medidas defensivas, lo que provocó que Alemania le declarara la guerra el 3 de agosto de 1914 e invadiera al día siguiente Bélgica, Luxemburgo y partes del este de Francia.

Para la opinión pública, la guerra sería rápida y acabaría antes de las Navidades, pero el avance alemán fue detenido en septiembre en la primera batalla del Marne, con unos frentes que prácticamente estarían estabilizados durante los cuatro años del conflicto y que provocaría la mayor matanza conocida hasta entonces. Nombres como el Somme o Ypres –primer lugar en el que se utilizaron armas químicas– han pasado tristemente a la historia.

Pero si hay una batalla que es recordada por su fiereza y por el elevado número de bajas es la de Verdún: entre el 21 de febrero y el 19 de diciembre de 1916, un millón de soldados franceses y aliados se enfrentaron a otro millón de soldados alemanes en esta pequeña localidad de la región de Lorena. La plaza, habitada hoy por 25.000 personas, ha sido un territorio disputado a lo largo de la historia: desde las hordas de Atila, pasando por Clodoveo, hasta la guerra francoprusiana.

El fuerte de Douaumont es el mayor de los 19 baluartes que rodeaban Verdún, uno de los polos turísticos de la zona y que puede visitarse a diario. En su momento fue una de las mayores infraestructuras militares jamás levantadas en Francia, edificada durante casi treinta años y con techos de hormigón de entre uno y dos metros de grosor. Los alemanes lo tomaron al principio de las hostilidades y los franceses lucharon con una ferocidad inusitada para recuperarlo 300 días después con un saldo en ambas armadas de casi un millón de bajas entre muertos, heridos y soldados desaparecidos.

Un agradable paseo entre los bosques de hoja caduca y los pinares, plantados al acabar la contienda, revela el horror de la guerra: los restos de cientos de trincheras y de nidos de ametralladoras permiten hacerse una idea del miedo que debieron de pasar los soldados, hostigados por el frío, la humedad, los bombardeos, los gases tóxicos, las ratas y las innumerables ofensivas del enemigo. Se calcula que en esa tierra reposan los restos de unos 100.000 soldados. Algunos lugares están aún tan minados que deben recorrerse en completo silencio, pues la menor vibración –incluso un simple grito– puede causar una explosión. El pueblo de Fleury, del que sólo quedan los cimientos, es testigo mudo de la brutalidad de las artillerías de los dos bandos.

El terrible resultado de la guerra puede observarse también hoy en día en el Osario de Douaumont: 15.000 impresionantes tumbas de soldados franceses identificados y una cincuentena de osarios colectivos que contienen los huesos de más de 100.000 soldados sin identificar de los dos ejércitos. El panorama del campo de batalla desde lo alto de la torre es estremecedor, así como la visita al memorial de la Trinchera de las Bayonetas, financiado por un filántropo estadounidense en el lugar donde alrededor de 70 soldados franceses del 137 Regimiento fueron sepultados vivos por obuses alemanes el 12 de junio de 1916.

Los impulsores de la I Guerra Mundial aseguraron en su momento que esta contienda era «la guerra que acabaría con todas las guerras». Sin embargo, el viajero se pregunta, recorriendo el campo de batalla de Verdún y viendo de cerca las tumbas de tantísimos soldados jóvenes, cómo es posible que apenas 20 años después de este terrible acontecimiento comenzara una guerra aún más devastadora.

Cómo llegar: no existen vuelos directos, los aeropuertos más cercanos son París (225 km) o Estrasburgo (185 km). Desde cualquiera de ellos se puede viajar en coche, tren de alta velocidad o autobús.

Qué comer: la gastronomía de la región de Lorena tiene platos mundialmente conocidos como la quiche lorraine. Destacan también las carnes frías, los quesos, vinos y cervezas (es obvia la influencia de la cercana Bélgica). Entre los postres, debe recomendarse la dragée de Verdún: parecidas a las peladillas navideñas, la receta se remonta a 1220, cuando un farmacéutico las inventó para facilitar la digestión y evitar el mal aliento en una época sin dentífricos. La fábrica Braquier, que puede visitarse gratuitamente, las sigue fabricando por el método tradicional.

Más información: en la página web esl.verdun.fr.