Crítica de cine

«La momia»: El monstruo, en femenino y digital

La Razón
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► Director: Alex Kurtzman.

► Guión: David Koepp, Christopher McQuarrie y Dylan Kussman.

► Intérpretes: Tom Cruise, Sofia Boutella, Annabelle Wallis, Russell Crowe. EE UU, 2017.

► Duración: 107 min.

► Aventuras.

Parece que la crítica de EE UU le ha dado más palos que a una estera, incluso ni con aquella de Brendan Fraser hubo tal ensañamiento, cuando, en realidad, «La momia» recién aterrizada por estos pagos no se trata más que de otro producto basado en un exitazo pretérito (y tanto, hemos de ir hasta 1932 para deleitarnos con la primera y muy superior a todas, que dirigió Karl Freund) triturado y digerido por la turmix de Hollywood para, con suerte, aunque veremos, alegrar las alicaídas taquillas. Es cierto, da la impresión de que la Meca del cine padece una de sus crisis de guiones originales mayores en la historia, y el verano que estamos a punto de pisar y padecer, porque lo pintan bueno, confirmará nuestras peores sospechas. Pero volvamos a esta superproducción con Tom Cruise en la cabeza del reparto y dos jóvenes, la propia y siniestra Ahmanet (Sofia Boutella) y la intrépida Jenny Halsey, de padre y muy señor mío detrás de la estrella. Aunque enterrada dentro de una suntuosa tumba situada en lo más profundo del desierto, una antigua princesa cuyo destino le fue arrebatado cree que injustamente, despierta en la época actual trayendo consigo una maldición que ha crecido hasta límites insospechados con el paso de los años, una Momia que por vez primera es mujer y a la que los vendajes le duran poco, por decir algo. Atestada de efectos especiales, con un ritmo a veces trepidante aunque otras se «enganche» y un Cruise recién pasado por boxes quirúrgicos (a excepción de un relleno sospechoso y algo exagerado de la parte inferior del rostro, lo cierto es que le han quitado un lustro largo de encima, el actor envejece mejor que la Momia) en su salsa, o sea, la acción, a pesar de que el personaje elegido tenga muy poca «chicha» y parezca un gesticulante pasmarote. Porque, punto segundo o tercero ya: el primer «reboot» de los clásicos que facturó Universal da muchísimo, pero bastante menos miedo que cualquiera de los nuevos capítulos concebidos pro Lynch para la extraordinaria «Twin Peaks». Alejados de aquellos siniestros juegos de sombras, de la imponente figura de Boris Karloff, el nuevo monstruo resulta incluso sexy mientras que la frase que casi abre la película, «el pasado no puede estar enterrado para siempre» (y menos si hay dinero de por medio, añadimos), es una casi declaración de principios sobre la resurrección de los monstruos. Esperemos ver qué suerte han corrido el resto de nuestras adorables y nostálgicas pesadillas de la niñez.

Lo mejor

A pesar de su tonelada de efectos especiales, a veces recuerda a una nostálgica película de serie «B»

Lo peor

Cruise sabe moverse en filmes así, pero el personaje que le tocó esta vez tiene poca «chicha»