Castilla y León

El Seminario de Valladolid quiere calidad y no cantidad vocacional

Su rector, Aurelio Pérez, pide a las familias cristianas mayor implicación

El Seminario de Valladolid quiere calidad y no cantidad vocacional
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Valladolid- Más sacerdotes y mejor preparados. Éste es el desafío que persigue Aurelio García en los próximos años al frente del Seminario Diocesano de Valladolid, que acoge a los jóvenes que se preparan para el sacerdocio. Pero el rector es consciente de que cada vez es menor la vocación religiosa entre los jóvenes. Si bien, tiene muy clara cual es su misión: formar bien a los seminaristas. «Para que estén preparados -dice- para dialogar, comprender, conocer y orientar la palabra de Dios, y ayudarles, con humildad y desde la obediencia como signo de libertad y no de obligación, a descubrir a Dios y vivir esta experiencia». Y por ello, prefiere menos sacerdotes pero bien formados, en lugar de muchos sin preparación. Calidad en lugar de cantidad.
Actualmente, son trece los jóvenes que se preparan para el acerdocio en el Seminario Mayor, del que salen una media de dos sacerdotes al año, y otros dieciséis están empezando a prepararse en el Seminario Menor. Unos buenos datos, que ponen de relieve que el de Valladolid es el Centro que acoge a un mayor número de seminaristas de las once Diócesis de Castilla y León. Sin embargo, la falta de vocaciones religiosas sigue siendo el principal escollo al que se enfrenta en la actualidad la Iglesia. Pero no quiere estar de brazos cruzados y apuesta por abrir el seminario a la Diócesis «para que no siga siendo ese gran desconocido en la provincia de Valladolid». Y hacerlo con cercanía, anunciando y llamando a través de visitas a parroquias y a pueblos o mediante encuentros con jóvenes candidatos o de monaguillos, como el que se va a llevar a cabo el 4 de febrero. O con jornadas de puertas abiertas en el Seminario, como la que se va a celebrar el próximo 10 de marzo.
Pero, también, apuesta por trabajar con las familias cristianas para que se impliquen más en esta misión vocacional, ya que asegura que a día de hoy existe un gran número de párrocos con una edad avanzada y las eucaristías en los pueblos no están garantizadas. «Los cristianos deben concienciarse de esta necesidad», señala. García ya ha enviado hasta dos cartas a todos los sacerdotes de la provincia para explicarles la importancia de que hablen a las familias de la Educación que en el Seminario se imparte, y para insistirles, también, en que inviten a los jóvenes de su parroquia a un encuentro con candidatos al Seminario que se va a celebrar en Valladolid el róximo 17 de marzo.
El rector reconoce que, tras la visita del Papa en la Jornada Mundial de la Juventud, ha habido un mayor interés de jóvenes universitarios que están dispuestos a seguir el camino de Dios, especialmente en el sur de España, «aunque les falta tiempo de conocimiento y discernimiento -dice- para saber si realmente están en el Seminario porque han sentido la llamada de Dios o es simplemente un antojo». «Esto no es una empresa -señala- y lo que aqui hacemos es ayudar a los jóvenes a que descubran por sí solos que éste es su camino».


Estudio, oración y formación
Los aspirantes a sacerdotes deben cumplir todavía dos años de estudios de Filosofía, otros cuatro de Teología, y un tiempo de pastoral. El día a día de estos seminaristas es duro. Estudio, formación y oración es lo que les pide el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. A las siete y media de la mañana empiezan con los laudes. Una hora de oración personal. A las nueve desayunan y media hora más tarde tienen estudio hastala una de la tarde cuando comienza la eucaristía. A las dos es la hora de comer y hasta las cuatro que tienen clase en el Centro de los Agustinos, tienen algo de tiempo libre para leer, ver la tele o pasar el rato n el ordenador. A las nueve de la noche es el momento de las vísperas, la oración de la tarde, y a las nueve y media se cena antes de ir a descansar.


«Tuve dudas y me fui del seminario, pero al poco tiempo descubrí la llamada de Dios»
Javier Boada
(25 años, Valladolid)
Se fue con 18 años del Seminario Menor porque tenía dudas. Estudio Historia del Arte en la Universidad y regresó a los cuatro años al descubrir la llamada de Dios. Este es su camino, y le alegra tener la oportunidad de poder «reevangelizar España».

«Desde pequeño siempre tuve claro que quiero ser un sacerdote diocesano»
Francisco Casas
(21 años, Villafrechós)
Lleva diez años en el Seminario, seis de ellos en el menor, y asegura que desde pequeño ha tenido claro que quiere ser sacerdote diocesano. Reconoce que falta vocación cristiana en la sociedad, pero le estimula para prepararse mejor y poder servir a Dios.