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Facebook, abierto a menores de 13 años

Facebook, abierto a menores de 13 años
Facebook, abierto a menores de 13 añoslarazon

La red social ha lanzado en Estados Unidos (por ahora) una versión de prueba de Messenger para la franja de edad comprendida entre los 6 y los 12 años pero, ¿es segura esta aplicación?

Es obvio. En Silicon Valley ha comenzado un «baby boom» y la mayoría de los empleados de las empresas tecnológicas empiezan a tener hijos en edad de red social. Si a eso se le une que siempre hay que buscar nuevos nichos y no hay que dejar escapar el futuro, la idea de Zuckerberg y su equipo suena lógica: desarrollar una aplicación de chat exclusivamente para la franja de 6 a 12 años, Messenger Kids, que les permitirá comunicarse con amigos y familiares. Esta app solo puede ser descargada por los padres (que obviamente deben tener cuenta en Facebook). Tampoco tendrá anuncios lo que según Facebook evitará que se obtenga información de los menores.

Una vez en uso, Messenger Kids funciona del mismo modo que la versión adulta (se pueden usar stickers y emojis, videollamadas con las opciones de animación facial y GIFs, aunque solo se publicarán los que sean adecuados para su edad). El menor puede enviar o recibir solicitudes de contacto de otros usuarios, pero son los padres o tutores quienes deben dar el visto bueno (suponemos que a través de un mensaje desde su propia cuenta de Facebook).

Una de las excusas, razones o motivos esgrimidos por la red social para crear esta plataforma, es que un estudio de la consultora Dubit, concluye que el 93% de los niños entre 6 y 12 años tienen acceso a tabletas o smartphones. Quizás por ello no es necesario tener un número de teléfono para suscribirse y puede acceder a ella desde tablet, ordenador y dispositivos iOS (iPhone o iPad, por ejemplo), aunque en breve se supone llegará a otros países y sistemas, como Android y Kindle. Facebook ha asegurado que Messenger Kids contará con herramientas y medidas específicas para la detección de contenido inapropiado y que está regulada por Ley de Privacidad y Protección Online de la Infancia de Estados Unidos (COPPA, por sus siglas en inglés). No se sabe cómo se adaptará esto a las leyes europeas, que son distintas en muchos aspectos.

La iniciativa también responde a lanzamientos previos, destinados a un público similar, como el de Family Link, que Google lanzó a principios de año y que incluye contenido adaptado para YouTube, al igual que cuentas de Gmail para menores de 12 años.

Para comenzar a utilizar Messenger Kids, los padres deben descargarse la aplicación desde la App Store, iniciar sesión en Facebook y crear una cuenta con el nombre del menor. En el panel de control podrán autorizar los contactos.

Hasta ahí casi parecería que está todo bien. Ahora comienza la letra pequeña.

Tal y como explica Facebook en el comunicado, la información de los menores no se utiliza para publicidad... lo que no significa que no se use. El nombre, el contenido de los mensajes y la frecuencia y tipo de uso (dispositivo, conexión, GIFs, etc.) sí se guardan para «ofrecer un mejor servicio». Si al cumplir los 13 años, el menor quiere hacerse su propia cuenta de Facebook, sería desde cero, no tendrá conexión alguna con Messenger Kids.

Pero lo más importante es cómo controlarán Facebook o Google que el contenido sea el adecuado para los menores de 12. Si bien es cierto que no se trata de una tarea que deba llevarse a cabo sólo desde internet y que los padres tenemos que controlar lo que ven nuestros hijos y estar alerta a cualquier problema, en su mayor parte sólo podemos ver con quiénes se conectan, cómo lo hacen y el contenido que ven, siempre que sea posible.

No obstante, las redes sociales deben asumir el compromiso de evitar (o, al menos, reducir) el contenido que se distribuye en la red. Puede que Messenger Kids sea un entorno controlado, pero una vez que un usuario envía un enlace a través de la app, el control se pierde por completo.

Ejemplos de esto hay muchos. Solo este año, por ejemplo, YouTube recibió 150.000 denuncias por vídeos con contenido vinculado a la pedofilia, un escándalo en el que se vieron implicadas importantes empresas que publicaban anuncios en dichos vídeos.

En una entrevista a The Times, una portavoz de Youtube aseguró que la plataforma tenía «unas reglas muy claras contra los vídeos y comentarios que sexualizan o explotan a niños, y los aplicamos firmemente tan pronto como recibamos alertas sobre este tipo de contenidos».

Si bien la capacidad de reacción puede ser rápida, hay dos factores que esquivan esta política. El primero es que los vídeos se reproducen en otros canales y es difícil seguirles el rastro; y el segundo es que en YouTube se han dado cuenta de que ya no les basta con los algoritmos y precisan de mayor supervisión humana, anunciando que contratarían a miles de personas para controlar los vídeos que se suben.

Al principio de este artículo mencionamos que Facebook se apoyó en parte en una encuesta para la creación de Messenger Kids: 93% de los menores están conectados a la red. Muy bien, pues aquí va otra: de acuerdo con Digital Awareness, a dos tercios de los menores no les importaría si las redes sociales no se hubieran inventado.

Con las redes sociales para menores ocurre, en parte, algo similar a aquellos cigarrillos de chocolate destinados al consumo infantil que se vendían 20 años atrás: los menores jamás los reclamaron, pero hubo empresas que pensaron que el mercado de niños imitando a sus mayores era potencialmente muy atractivo y, así, muchos íbamos por la calle pretendiendo fumar unos bastoncillos de cacao hasta que nos aburríamos de la pretensión y nos los devorábamos.

La misma encuesta de Digital Awareness revela otro dato interesante: más del 70% de los menores prefieren conectarse con sus amigos a través de redes sociales «más privadas». Por ejemplo, Snapchat o Instagram. Y, además, ven a Facebook como una alternativa para sus padres.

El equipo de Zuckerberg ya tiene 2.000 millones de usuarios activos, pero éstos irán mermando y busca asegurarse el futuro. Para eso se ha creado Messenger Kids, básicamente una herramienta para que nuestros hijos pasen más tiempo delante de la pantalla. ¿Será más seguro para ellos? Eso está por verse. Lo que sí está claro es que si bien las redes sociales en primera instancia y los dispositivos móviles como fundamento, nos han abierto un mundo nuevo, pero también han creado una enorme dependencia. Es el momento para que las próximas generaciones aprendan de nuestros errores. Messenger Kids no es una necesidad. Al menos no para los menores. La pregunta es para quién sí lo es.