Sanidad

Limpiadoras de hospital: “Estamos culo con culo en unos vestuarios que no tienen ni para lavarse las manos”

Denuncian que les faltan medios para evitar el contagio. Temen no sólo al “bicho”, el coronavirus: también al despido si “se quejan mucho”

Las limpiadoras trabajan estos días, pese al Covid-19, para que los hospitales andaluces estén en perfecto estado y puedan funcionar a pleno rendimiento
Las limpiadoras trabajan estos días, pese al Covid-19, para que los hospitales andaluces estén en perfecto estado y puedan funcionar a pleno rendimientolarazon

“Somos el último eslabón de la cadena y estamos trabajando con mucho estrés. Tengo niños en casa y estoy asustada. Nadie nos toma ni la temperatura”. Habla R. G. Es limpiadora en un centro hospitalario de Sevilla y sabe que está “en primera línea de riesgo” frente al coronavirus. Asegura a LA RAZÓN que los positivos “son un goteo” y admite que su miedo es doble: “Al bicho y a quejarme mucho, aunque es cierto que nos falta material”. Teme que la despidan si lo hace.

A. H. maneja la fregona y la bayeta en el Complejo Hospitalario de Jaén y deja claro que “sin unas mascarillas mínimamente adecuadas” no quieren "entrar a limpiar”, avisa. Vive sola en su casa y estos días no ve a su hija, quien “limpia en otro hospital” ni a sus nietos.“Hay que estar aislados”, dice. Como ciudadana intenta seguir las recomendaciones que dictan las autoridades sanitarias para combatir al Covid-19, pero cree que en su ámbito laboral “no se están haciendo las cosas muy bien”. “Ayer me rebelé y no pasé la huella digital -el control de horarios obligatorios para las empresas-. Ya veremos las consecuencias, pero es que es de sentido común que no podemos tocarlo todas”, traslada a este periódico.

Y no es la única queja que le brota. Denuncia que cuentan con unos vestuarios en los que “estamos culo con culo, porque sale el turno de mañana a las 3 y entra el de la tarde, y no tienen ni cuarto de baño ni donde lavarse las manos”. “Se deberían hacer turnos al menos para entrar, que no pasa nada porque perdamos diez minutos”, plantea, para coincidir con R. G. en que las empresas “se aprovechan” de que “hay quien tiene miedo de que no la llamen más, de que la despidan”. “No sabemos quién tiene el virus y no tenemos medios suficientes para no contagiarnos”, afirma.

Desde otro punto del mapa andaluz, A. G. sostiene que mañana “llevará su propia mascarilla” a un hospital de Granada. No entiende cómo le han trasladado “a algunas compañeras que está prohibido andar con ellas” por ciertas zonas de las instalaciones sanitarias. Mantiene que las limpiadoras que desinfectan una “UCI -unidad de cuidados intensivos- que se ha habilitado sólo para coronavirus”, cuentan con “sus EPI -equipos de protección individual- perfectos”, pero no las que tienen que ocuparse de “superficies frías, ordenadores, mesas, interruptores, ascensores y sus botonaduras...” de otras áreas del hospital. “Tenemos que andar con cuidado porque no todo el mundo usa guantes. Y si me quiero hacer una mascarilla con un calcetín, me la voy a hacer”, avisa. Una de sus compañeras ha matizado luego a este diario que la empresa les ha trasladado a lo largo de esta jornada que se las van a proporcionar, así como “uniformes de papel” y otros elementos, si los necesitan. “Más vale tarde que nunca”, deslizan, aunque aún no saben si fiarse.

Comparten que tiran a ratos del sentido del humor para aguantar jornadas laborales que “son pesadas” y en las que ahora “alguien tose a tu lado y ya no sabes por qué es”. “A veces le he dicho a algún médico, ‘no te arrimes a mí satanás’”, bromea A. H. Hay que aliviar tensiones y la risa es una vía de escape.

“Nosotras no nos juntamos mucho, intentamos guardar distancia, pero nos están fallando los medios y la cordura porque si hay que ponerse en estos momentos uniformes de usar y tirar, habría que hacerlo para mirar primero por nosotras antes que por el dinero”, lanza a navegantes.

Son conscientes de la iniciativa surgida en redes sociales de aplaudir desde balcones y ventanas para reconocer al personal sanitario sus esfuerzos en la lucha contra la enfermedad y también la agradecen. “Los aplausos te dan ‘vidilla’”, reconocen. Las limpiadoras forman parte, sin duda, de los ecosistemas sanitarios.