Historia
Hallan un amuleto andalusí en la Cueva de Nerja que amplía su periodo de uso
Se trata de una pequeña lámina de plomo, de unos siete centímetros de largo con los laterales alterados que se está estudiando
El hallazgo de un amuleto de plomo de datación andalusí en la Cueva de Nerja, en Málaga, ha permitido extender en el tiempo estimado hasta ahora la frecuentación y el uso de la cavidad. La pieza ha sido encontrada en una de las revisiones de diferentes vestigios que fueron obtenidos en las primeras intervenciones arqueológicas realizadas en la gruta y que están custodiados en el Museo de Málaga, según ha informado este lunes la Cueva de Nerja en un comunicado.
El descubrimiento, que se encuentra actualmente en estudio para ajustar su datación en el momento concreto de la época medieval hispanomusulmana, es el primero relacionado con ese contexto histórico. Se trata de una pequeña lámina de plomo, de unos siete centímetros de largo con los laterales alterados, y que ha sufrido un proceso de limpieza severa y un estiramiento mecánico, aunque se intuyen bien en ella algunos rastros lineales que pueden responder a restos de un texto.
Los amuletos y talismanes son productos arqueológicos muy frecuentes normalmente asociados a los ámbitos rurales de Al-Ándalus, y con tipologías variadas aparecen en contextos domésticos y también asociados a los registros funerarios. Suelen estar grafiados con frases extraídas del Corán y oraciones en grafía arábiga, para buscar la protección del portador.
Antes de este hallazgo se barajaba la utilización de la Cueva de Nerja en torno a la época romana altoimperial, el tercer cuarto del siglo I después de Cristo aproximadamente. Hasta la fecha es el único resto de datación andalusí que se ha registrado en la cavidad y puede estar relacionado con un uso de las salas exteriores no colmatadas por algún eremita, un hombre pío considerado santo que, incluso, pudo ser enterrado en el interior de la sala, siguiendo patrones frecuentes en la época.
De hecho, era bastante usual que las poblaciones andalusíes utilizaran estructuras prehistóricas, al igual que cuevas y abrigos naturales, y en ellas eran visibles evidencias materiales y gráficas rupestres, que podían transmitir cierto halo de valores mágico-religiosos. El caso del atrio del dolmen conocido como la Cueva de Menga, en Antequera, es paradigmático en este sentido. La pieza se encuentra ahora en estudio, y con el apoyo de medios digitales y las tecnologías actuales se espera despejar todas las incógnitas, entre ellas la de si el texto que se intuye es de alguna oración o frase del Corán.
Se ha proyectado un exhaustivo protocolo de documentación gráfica y fotográfica, de análisis y de caracterización coordinado por el equipo del Instituto de Investigación de la Cueva de Nerja.
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