Educación

Coordinadora covid: diez horas y media en alerta

La directora de un colegio público con 450 alumnos explica cómo se han organizado contra la covid. De momento, sólo han «tenido que actuar en tres clases»

Vista del patio del colegio público Palacios Rubio, ubicado en el municipio de La Carolina (Jaén), con señales covid
Vista del patio del colegio público Palacios Rubio, ubicado en el municipio de La Carolina (Jaén), con señales covidLa Razón

Aulas y seguridad eran sinónimos hasta la irrupción en la realidad del coronavirus. Hacer de los centros educativos entornos seguros frente a la Covid-19, a partir de las recomendaciones de las autoridades sanitarias, se ha convertido este año en un reto esencial. Para ayudar a lograrlo se ha creado la figura del coordinador covid y el Gobierno andaluz en concreto ha incorporado a 826 docentes para cubrir las horas de reducción de la actividad normal que esa labor provocará. Pero, ¿qué hace con exactitud un coordinador covid? ¿Se ocupa de tomar la temperatura al alumnado cada día, decide si un estudiante presenta o no síntomas de la enfermedad que ha puesto del revés al mundo? ¿Debe impedir que los llamados grupos burbuja se mezclen o llevar el control de los positivos que se den en el centro?

No les dieron todas las reglas del juego, pero sí el manual de instrucciones. Nuria Cantero es la directora del colegio público Palacios Rubio, ubicado en el municipio de La Carolina (Jaén) y también coordinadora covid. Explica a LA RAZÓN que es la encargada de que «se lleve a cabo» el protocolo que elaboraron a partir del guión y las directrices que les hicieron llegar el pasado verano y que se adapta a la realidad de sus instalaciones. Lo armó el equipo directivo y fue aprobado por la comisión covid del centro. «En ese protocolo se ha fijado el modo de proceder en todo momento para prevenir al máximo los contagios dentro de nuestras posibilidades. En cuanto se detecta cualquier tipo de síntoma compatible con el coronavirus, como nos ha marcado la Consejería de Salud, el profesor del aula inmediatamente lleva a este alumno al aula covid, donde permanece vigilado», resume. Lo que se ha denominado «aula covid» es un espacio donde la higiene es primordial, hay mascarillas y otros elementos como papelera de pedal para evitar riesgos. Mientras lo descrito sucede, la coordinadora procura que la familia acuda lo antes posible al centro a recoger al enfermo en potencia. Además hay que cumplimentar un documento y «grabar el caso en el sistema Séneca», para «dar parte al Servicio Andaluz de Salud (SAS)», donde toman el relevo. Desde el colegio trasladan a los familiares que «no vayan al centro de salud», ya que tras la comunicación de la coordinadora, «el enfermero escolar de referencia» se pondrá en contacto con ellos para indicarles los pasos a seguir, anota Cantero. Y todo ha de hacerse «lo más rápido posible».

De momento, se han contabilizado tres casos ligados al C. E. I. P. Palacios Rubio, eran niños que tuvieron contacto estrecho con contagiados, pero fue fuera del colegio y no acudieron a él tras saberlo, con lo que «la situación está siendo controlable». De hecho, la directora relata que en un centro con unos 450 alumnos sólo «se ha tenido que actuar en tres clases». Hubo que confinar una al comienzo de curso y a los alumnos más cercanos al caso positivo en otras dos aulas de Primaria, pero los estudiantes han podido seguir «el mismo ritmo de la clase recibiendo seguimiento y teledocencia por parte del profesorado».

Cantero celebra que las condiciones de la edificación les hayan permitido que los alumnos «no se mezclen» ni en las aulas ni en el recreo. A lograrlo ha contribuido el que «haya itinerarios señalizados en el suelo para que no se crucen» y que se «hayan organizado» horarios para entrar y salir del centro –antes había dos vías de acceso y ahora hay tres–, así como turnos incluso para ir al baño, al«servicio indicado para su clase». A las puertas los maestros reciben a los menores pertrechados con botes de gel hidroalcohólico y termómetros para tomar la temperatura. Están pendientes además de que «se desinfecten los pies».

A lo expuesto, se suma que el C. E. I. P. cuenta con «aula matinal y comedor escolar de gestión directa», lo que implica que «los niños entran a las 7:30 de la mañana y se van a las 18:00 de la tarde», es decir, «hay que velar porque todo salga bien durante ese tiempo», desliza. Son 10 horas y media. Unas cocineras «compran cada día comida fresca y se la ponen a los niños», quienes comen en una mesa solos, al haberse habilitado un espacio específico para ello, autorizado.

Imagen genérica del centro educativo
Imagen genérica del centro educativoLa Razón

Les ha tocado vivir una realidad compleja, pero la directora quiere poner el acento en los «aspectos positivos» como «la gran coordinación» que existe «entre todos los profesionales del centro» y que «permite actuar de forma rápida y eficaz». Destaca la «magnífica labor del equipo directivo y en general del profesorado». No se olvida tampoco del alumnado que, a su juicio, «lo está haciendo muy bien», aunque «siempre se está supervisando que respeten las medidas, ante algún despiste». Tiene palabras, por último, para las madres y los padres, que están, «muy concienciados de lo que tienen que hacer» y han demostrado «mucho sentido común». Con ellos mantienen «reuniones telemáticas», les envían cartas y les han transmitido que pueden consultar los documentos que han publicado en el blog que nutren. «Es mucho trabajo, pero por ahora está dando resultados», abrocha Cantero.