Entrevista
Javier Frutos: «Apostamos por salvar los máximos negocios posibles, no café para todos»
El presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía rechaza «la fórmula de los mil euros» y aboga por el modelo de Extremadura con «ayudas directas» en función de pérdidas y gastos
El abogado y empresario hostelero Javier Frutos Pérez (Málaga, 1980) ha sido recientemente elegido presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Andalucía por la asamblea general del organismo. Presidente en ejercicio de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), asume el cargo de dirigir la patronal andaluza del sector en una coyuntura de gran afectación económica. La superación de la situación actual, en la que las restricciones de aforo, horario y movilidad tienen a la hostelería en el momento más delicado de su historia, es la máxima prioridad de Frutos. En la tarea, estará acompañado en la junta directiva de la Federación Andaluza de Hostelería por Gregorio García (presidente provincial de Granada) como vicepresidente primero y Antonio Luque (presidente provincial de Sevilla) como vicepresidente segundo. El presidente provincial de Cádiz, Antonio de María, será el tesorero.
¿Cuál va a ser su línea de trabajo y qué va a aportar Málaga a la Federación andaluza?
La línea es la que hemos realizado en Málaga en los últimos años, con ánimo indudablemente reivindicativo pero con el sentido común que nos ha caracterizado siempre. Todo ello con la premisa del diálogo y la colaboración como punto de partida pero para llevarlo a la práctica tenemos que sentarnos en una mesa. Y es lo que queremos, dialogar, colaborar, tender la mano, pero que se nos tenga en cuenta porque vamos a defender nuestros derechos e intereses. No olvidamos que en toda esta crisis hemos sido el sector al que más se ha restringido la actividad y llevamos un año en el que no hemos recibido aún ningún tipo de ayudas. Todos tenemos familiares y amigos que se han podido ver en situación delicada y afectados por el covid, pero defendemos nuestro trabajo priorizando siempre la salud y la seguridad. No se trata de presionar, como se ha podido pensar que estamos haciendo, entre otras cosas porque la presión desgraciadamente es la que hemos sufrido nosotros, tanto trabajadores como empresarios, durante ya más de un año y esto se hace insostenible. Sería bueno que los políticos se pusieran en nuestra situación, con independencia de que todos estamos con los nervios a flor de piel. Pero insisto, dos cabezas piensan más que una.
¿Es partidario de suavizar o endurecer el discurso respecto de los Gobiernos nacional y autonómico a la hora de reivindicar ayudas y medidas concretas?
No por gritar se pedirá algo más duro o por hablar más bajo algo más blando. El discurso está armado y pivota en el sentido común y en lo que nos transmiten los hosteleros a diario. Al igual que pedimos al gobierno de la Junta, el Gobierno de la Nación tiene mucho más que decir y que aportar. No se pueden anunciar cosas sin concretar cuándo van a llegar, mientras que cada semana vemos cómo van cerrando negocios. No hay agilidad a la hora de conceder esas ayudas que son más que necesarias. E insisto, estamos siendo absolutamente responsables y la población está más segura en una terraza al aire libre en la que se cuidan todas las medidas y se limpia continuamente que en fiestas clandestinas como vemos cada fin de semana.
Rechazan préstamos o créditos, ¿qué acciones satisfarían sus necesidades?¿Con respecto a qué otros sectores se siente agraviada la hostelería?
Habrá gente que haga uso de los créditos pero indudablemente lo que necesitamos son ayudas directas. Hay dos líneas muy claras en nuestras reivindicaciones: que nos dejen trabajar, ahora que han bajado los contagios, y que lleguen esas ayudas cuanto antes. Lo que sí rechazamos es el «café para todos», porque no se puede conceder mil euros a todo el mundo que no va a ayudar absolutamente a nadie y no es una fórmula adecuada. Ponemos de ejemplo lo que ha hecho Extremadura, con ayudas directas dependiendo de las pérdidas y los gastos concretos de cada negocio. La línea es la supervivencia y salvar el mayor número de negocios posible. Y la fórmula de los mil euros para todos no es para nada la solución.
¿Vamos a salir más fortalecidos o es un consuelo para no caer en el desánimo?
Más que creerlo, lo esperamos y deseamos con todas nuestras fuerzas. Desgraciadamente hemos aprendido durante toda esta pandemia que las previsiones hay que hacerlas de semana a semana, no a más largo plazo. Pero sí creemos necesario que el Gobierno central agilice el proceso de vacunación. Es la única cura para poder empezar a salir de esta pesadilla que estamos viviendo desde hace ya más de un año. Afortunadamente en esta región se dan muestras de que los empresarios sabemos trabajar y saldremos aunque endeudados algo más reforzados.
Después de un año de pandemia, ¿cuántos negocios han echado el cierre para siempre? ¿Cómo es la situación de Málaga, eminentemente turística, respecto de otras provincias?
A nivel andaluz ha habido un 25% de negocios que ha echado el cierre; aquí en Málaga ha sido más acusado por el peso que tiene en el ámbito turístico; nos hemos visto muy mermados pero igualmente tenemos potencial para salir antes de la situación adversa.
La Semana Santa está ya perdida, ¿qué esperanzas tienen en la temporada veraniega?
Va a depender del avance que haya en el proceso de vacunación, y de cuestiones como el pasaporte sanitario planteado a nivel europeo; las expectativas son malas a corto plazo pero esperemos que según avancen los meses podamos tener un verano que no va a ser normal como tradicionalmente ha sido, pero que pueda ser algo mejor que estos meses atrás.
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