"Negro sobre blanco"
De carne y hueso
“El fin de semana pasado coincidieron dos montajes teatrales que en una ciudad como Sevilla sólo tuvieron una única función”
No hace mucho habría pasado por un incomprensible error de imprenta, un gazapo que rápidamente sería subsanado, pero no, lamentablemente no se trataba de una equivocación, sino tal vez una consecuencia más de estos tiempos tan extraños que estamos viviendo en la cultura y en la sociedad en general. Y es que el fin de semana pasado coincidieron en el mismo día (fue de agradecer que al menos en horas diferentes) dos montajes teatrales que en una ciudad como Sevilla sólo tuvieron una única función; estamos hablando de la última obra de Els Joglars y de una pieza protagonizada por Ana Belén. Así, ambos estrenos, que en circunstancias normales habrían estado al menos varios días en cartel, pasaron de puntillas por la ciudad. Lo meritorio es que la primera de ellas haya sido programada por un espacio privado, el Cartuja Center, mientras que la de Ana Belén pudo verse en el Lope de Vega.
El comienzo de la última propuesta escénica de Els Joglars recordaba mucho al planteamiento que el granadino Juan Dolores Caballero, más conocido como «El Chino» hizo en su personal adaptación de «Las aves», de Aristófanes. Estrenada en noviembre de 2018, apenas un año después de la efímera y ridícula proclamación de la República en Cataluña, «Señor Ruiseñor» es un certero y contundente aldabonazo contra el soberanismo, al que somete a una descarnada mofa con el habitual ingenio marca de la casa. Ramón Fontseré, tal vez el componente más cercano a Albert Boadella, asume en este caso la dirección y el papel protagonista, ese entrañable hombre que encarna en unas visitas teatralizadas al pintor, escultor y escritor Santiago Rusiñol, tan catalán como español, además de cosmopolita. Con su ingenuidad, este anciano desnuda las miserias del nacionalismo y pone en evidencia su ridículo. Fontseré, magistral en la caracterización que hizo de Jordi Pujol en 1995 en «Ubú President», en la que Boadella anticipó todo lo que ocurrió después, recupera a su personaje en un momento de la obra para deleite de quienes tuvieron ocasión de disfrutar de ella hace más de 25 años.
La escenografía es bastante sencilla pero multifuncional y Fontseré sabe sacar el máximo partido a partir de muy pocos elementos. Tal vez el ejemplo más nítido sea el de las cintas de color rojo, utilizadas de un modo absolutamente brillante, que tan pronto sirven para enmarcar o como representación metafórica de la sangre. En esta ácida burla del «procés» tampoco falta la presencia de un converso, en este caso una mujer de origen andaluz, que cree ciegamente en esa Arcadia feliz que sería una república catalana, en la que sus acólitos entonan una nueva versión de «Faccetta nera», popular canción de la Italia fascista.
Al igual que en el último trabajo de Els Joglars, en «Eva contra Eva» la utilización de las pantallas y proyecciones adquiere gran protagonismo, con el aliciente, en este caso, que es el rostro de Ana Belén el que sostiene la mayoría de las proyecciones de esta obra en la que encarna a una famosa actriz en plena crisis. Inspirada en el clásico de Joseph L. Mankiewicz, «Eva al desnudo», cuenta con un excelente plantel que encabeza la actriz madrileña; junto a ella figuran Mel Salvatierra, Javier Albalá y Ana Goya, en la piel de la joven aspirante a actriz, el director y la representante de la estrella, todos ellos personajes de carne y hueso, dotados de gran veracidad tal como los dos del actor gaditano Manuel Morón, que, como es habitual en él, borda.
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