Pandemia

El PSOE usa la presión en la atención primaria como arma electoral

Espadas intensifica sus críticas obviando que en la pasada legislatura socialista afloraron las «mareas blancas» y el descontento

Jesús Aguirre, durante la rueda de prensa en el Hospital de Montilla
Jesús Aguirre, durante la rueda de prensa en el Hospital de MontillaJUNTA DE ANDALUCÍAJUNTA DE ANDALUCÍA

El colapso en la atención primaria continúa mientras el Gobierno andaluz y la oposición se enzarzan en una batalla dialéctica sobre quién es el culpable, si el actual Ejecutivo de Juanma Moreno o los anteriores socialistas. El consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, vino a reconocer la sobrecarga que padecen los centros de salud –volcados en la detección de los casos de coronavirus y en la bajas laborales de los positivos– y pidió «paciencia» a los andaluces, si bien auguró que la presión asistencial «bajará en una semana o diez días». «La atención primaria es la parte que más se está tensionando en esta sexta ola», aseguró Aguirre, puesto que la variante Ómicron no provoca «una patología muy virulenta» y sí otras menores que «están suponiendo una sobrecarga muy importante», a lo que hay que sumar que «las personas quieren hacerse test y van a los centros de salud».

Por ello, «para quitar esa presión a la atención primaria es por lo que estamos viendo las IT (incapacidades laborales transitorias), que son más de 100.000 bajas laborales que ya hemos tramitado de forma automática sin tener que pasar por la atención primaria», añadiendo Aguirre que el pasado sábado habló con el Consejo Andaluz de Farmacéuticos para que hubiera test suficientes, teniendo en cuenta que «ellos van a distribuir 1,2 millones en las farmacias». En un plano más político, la secretaria general del PP-A, Loles López, reprochó al líder del PSOE-A, Juan Espadas, el ofrecimiento de Aguirre de tratar con él la situación sanitaria, subrayando que el dirigente socialista «solo busca embarrar la vida política y hacer ruido». A su juicio, esa actitud de Espadas «define perfectamente la calidad política de quien pretende gestionar la vida de los andaluces, y deja mucho que desear». Para López, cuando alguien «no es capaz de sentarse para hablar de sanidad y prefiere manifestaciones, broncas, bulla y ruido es que poco o nada le interesa la salud de los andaluces».

Sin embargo, los ánimos continúan encendidos. Unos 90 alcaldes de la provincia de Sevilla han constituido una plataforma para denunciar el «grave deterioro» de la sanidad pública, exigiendo igualmente una reunión con el presidente de la Junta. Los regidores, mayoritariamente socialistas, dejaron claro que la delegada Territorial de Salud, Regina Serrano, «no es una interlocutora válida» y anunciaron movilizaciones. Denunciaron «largas colas en las puertas de los centros de salud, la imposibilidad de acceso a las consultas de atención primaria que está provocando un colapso de las urgencias, los cambios de adscripción hospitalaria que están generando un gran malestar en las localidades afectadas y, en definitiva, el desmantelamiento de servicios y el cierre de plantas hospitalarias».

Espadas, por su parte, buscó el apoyo de UGT para denunciar el colapso sanitario y criticó que a los positivos «no se les hace seguimiento». A su juicio, la Junta «no reacciona, está instalada en la autocomplacencia y en la postura de ‘aquí no pasa nada’».

Sin embargo, cabe recordar el descontento de profesionales y pacientes en la última legislatura socialista que presidió Susana Díaz. Las denominadas «mareas blancas» afloraron ante decisiones polémicas como las fusiones hospitalarias y las precarias condiciones de los sanitarios. Un descontento que cristalizó en manifestaciones y protestas.