Polémica

«Macrogranjas»: un debate del que huye el modelo ganadero andaluz

Productores alertan de que la actual guerra de precios obliga a intensificar las explotaciones

Las vacas de la ganadera condenada salían por su cuenta de la explotación, paseaban por la carretera y provocaban accidentes
Las vacas de la ganadera condenada salían por su cuenta de la explotación, paseaban por la carretera y provocaban accidentesIsabel Infantes / Europa PressEuropa Press

Antonio Rodríguez es ganadero como lo fue su padre, aunque la profesión, reconoce, «ha cambiado mucho». Él es dueño de una explotación de caprino en la localidad de Sedella (Málaga) que cuenta con 700 cabras. La leche que producen la vende a una cooperativa de la zona, Montes de Málaga, donde elaboran el producto final, los quesos. La diferencia con su padre, por supuesto más allá de los avances en materia de bienestar animal, es que «a él le bastaba con tener 100 animales y hoy con eso ningún ganadero podría vivir». «Es el propio mercado y el actual modelo de vida lo que nos ha llevado a dimensionar la explotación», apunta. Por no hablar de «la guerra de precios» en productos como la leche, que se vende tan barata en los supermercados que obliga a los ganaderos a aumentar su producción para poder ver algo de beneficio.

«Eso te obliga a tener más animales, en vez de 100 litros tienes que producir 500 para poder vivir de tu granja», se queja este ganadero, pero advierte de que en ningún caso pueden llamarse «macrogranjas», un término usado por el ministro de Consumo, Alberto Garzón, para cargar contra un sector ganadero instalado en una crisis permanente. «La mayoría de las explotaciones ganaderas en Andalucía son como la mía, en extensivo, familiares, que han ido adaptándose a la normativa europea de producción ecológica». «Yo trabajo con mi mujer, que también es dueña de la granja y nos echa una mano a nuestro hijo y a mí. Trabajamos sin contar las horas, solo para pagar forraje y pienso, para no deber nada a nadie y llegar a fin de mes», añade.

Rodríguez es también responsable de Sectores Ganaderos de COAG Andalucía, una organización que «defiende un modelo de explotación extensiva y familiar» e insiste en que el 90% de las que hay en Andalucía se ajustan a él. El problema, insiste, es «la falta de legislación al respecto». «No hay una definición de macrogranja, lo que deben hacer las administraciones es sentarse con las organizaciones agrícolas y ganaderas para acotar la dimensión de las granjas, teniendo en cuenta que hay sectores que necesitan de más. intensividad». Se refiere el portavoz de COAG al cerdo blanco y al pollo de engorde. «¿Pero qué hacemos con estas explotaciones, las eliminamos y retiramos esa carne de batalla, la más barata del mercado y decimos al consumidor que compre ibérico a un precio cuatro veces mayor?», se pregunta.

Por eso, pide al ministro Garzón que, antes de hacer declaraciones sobre la actividad ganadera española, se siente con el sector para legislar al respecto y reclama que no se utilice a los ganaderos para intereses partidistas. «Saben que los modelos mayoritarios de producción ganadera en España son los extensivos, pero hace falta definirlos».

El sector ganadero produjo en Andalucía en 2020 por valor de 2.049 millones de euros, lo que supone el 16% de la producción final de la rama agraria y genera 5,5 millones de jornales, de los cuales el 58% provienen de la unidad familiar y el 42% del personal asalariado. Según datos de la Consejería de Agricultura, las formaciones adehesadas ocupan en torno a 1,2 millones de hectáreas, en casi cien municipios de la región y más de 14.000 explotaciones donde se gestiona una cabaña ganadera de más de dos millones de cabezas de ganado de las especies ovina, bovina, caprina y porcina.

La Consejería de Agricultura mantiene un riguroso y exhaustivo sistema de vigilancia para el cumplimiento de la normativa y las exigencias para el sector ganadero que aseguran la sostenibilidad económica, social y ambiental de los sistemas productivos ganaderos. La carne andaluza y los productos cárnicos se obtienen por un sector «comprometido, formado, dinámico y social, de animales criados en explotaciones ganaderas con los mayores estándares mundiales de sanidad, de higiene en la producción, de bienestar animal, de respeto ambiental y de calidad». En muchos de los casos no solo se cumplen los exigentes estándares y requisitos legales, «sino que superan con creces los mismos estando amparados y certificados por ‘labels’ de bienestar animal que van mas allá de lo que la normativa exige».

Málaga lidera las ventas de carne al exterior

La ganadería presenta actualmente una gran vocación exportadora. En 2020, las empresas ganaderas andaluzas vendieron en el exterior un total 129.500 toneladas de carne, por valor de casi 350 millones de euros a mercados tan exigentes como Francia, Japón, Corea del Sur, Alemania, Reino Unido, Arabia Saudí o China. Málaga es la locomotora de las exportaciones del sector cárnico andaluz, con 145 millones en ventas al exterior en el primer semestre de 2021, lo que supone el 55% del total andaluz.