Agricultura

La sequía pone en riesgo la campaña agrícola de primavera en Almería

En el Poniente se teme la salinización de los acuíferos que riegan los invernaderos

El pantano de Benínar, en Almería
El pantano de Benínar, en AlmeríaLa RazónEuropa Press

La falta de precipitaciones está sometiendo a la provincia de Almería a la mayor incertidumbre para el riego agrícola de los últimos años.

Aunque la sequía es habitual en esta tierra, no se recuerda una situación tan extrema por parte de los regantes, sobre todo en la comarca del Almanzora, donde el modelo sigue siendo de cultivos al aire libre de lechuga, olivar o cítricos.

«Es realmente dramático, estamos al límite. Tenemos el trasvase del Negratín-Almanzora, que supone el 70 por ciento de nuestro consumo, cortado desde el mes de julio. El trasvase Tajo-Segura también está sufriendo recortes importantes, no lleva agua en cabecera y tememos alto impacto en nuestra campaña de primavera». El presidente de Aguas del Almanzora y miembro de la Mesa del Agua, Fernando Rubio, no sabe cómo se conseguirán los cien hectómetros cúbicos necesarios para la producción agraria de esa comarca.

Los regantes del Almanzora ya anuncian movilizaciones ante la situación

Cercenados los suministros, tiran de ahorros hídricos sin que exista posibilidad de nuevos caudales: «Estamos agotando la reserva del pantano de Cuevas del Almanzora que conseguimos los dos o tres últimos años pero, si lo secamos, estaremos perdidos con la llegada del calor».

Con la desaladora de la zona parada desde las inundaciones del año 2012 y un proyecto de nueva puesta en marcha que se podrá demorar al menos cuatro años más, productores plantean la construcción, con capital privado, de una nueva planta que podría superar los cien millones de euros de inversión. Soluciones a largo plazo y con un problema añadido, el precio de la electricidad.

Apoyo a las protestas

La Mesa del Agua almeriense ya ha anunciado que apoyará movilizaciones contra la planificación hidrográfica nacional en Murcia y Madrid. Además, piden al Ministerio de Transición Ecológica avances en la regulación del precio por usos de un agua desalada que a día de hoy resulta prohibitiva.

La Mesa del Agua de Almería protestará contra más recortes del trasvase Tajo-Segura
La Mesa del Agua de Almería protestará contra más recortes del trasvase Tajo-SeguraLa RazónLa Razón

José Antonio Fernández, presidente de la Federación de Regantes de Almería (FERAL), dice que lo peor está por venir: «El Gobierno quiere reducir 100 hectómetros cúbicos del trasvase Tajo-Segura aludiendo al caudal ecológico. Eso disminuirá lo que nos llega a Almería, de 38 a 27 hectómetros cúbicos». La alternativa que le dan a los regantes almerienses es intercambiar agua con la desaladora de Torrevieja, pero tendrá que ser a precios muy diferentes de los actuales.

Como explican desde FERAL, «de los 16 céntimos que se paga por el agua del trasvase se pasará a un precio de 50 céntimos hasta 2025, dentro del acuerdo con el Ejecutivo. Después de esa fecha, si se paga el precio real de la desalada como plantean, el coste será inasumible. En el Poniente ya estamos pagando el agua desalada a 1,55 euros el hectómetro cúbico». Y es que otras comarcas, como la del Poniente o parte del Levante almeriense, estarían eludiendo el impacto más grave de la sequía gracias a la entrada en funcionamiento de las aguas desaladas e, incluso, depuradas.

Se mezclan con las extraídas de los acuíferos y son consumos mucho menores, aplicados a una agricultura integrada, bajo el plástico de los invernaderos y por goteo. Menor ansiedad para producir, pero mayores gastos de suministro, incrementados exponencialmente con la crisis energética.

Manuel García Quero, presidente de la Junta Central de Usuarios del Acuífero del Poniente Almeriense, asegura que «tenemos cubiertas las necesidades de esta campaña y también la de primavera, pero no recibimos un litro del pantano de Benínar desde el mes de noviembre. Podrían darse casos de salinización del acuífero, ante el bajísimo nivel que presenta en estos momentos».

Peor situación la que presentan desde la Junta Central de Usuarios del Río Adra, donde carecen de plantas de desalación y no se han terminado las conducciones con Benínar.

Ya el pasado año tuvieron que ser socorridos por comunidades de riego de Balanegra y Balerma, pero en 2022 se complican esos trasvases locales debido al contexto generalizado en la provincia.

«Las fuentes de Marbella y los pozos que se nutren del agua del río Adra están secos. La limpieza del cauce está mejorando algo la filtración pero si no llueve, no sabemos qué vamos a hacer en un par de meses». Incertidumbre en la voz de Juan Vidaña, tesorero de ese órgano abderitano que recuerda también que «el pasado año ya tuvimos que llevar agua con cubas a algunas fincas y sabemos que este nos va a faltar mucho más. Necesitamos unos 7 hectómetros cúbicos, todo se va agravando y no tenemos tiempo para optar a caudales que no sean los de la solidaridad de los usuarios del Acuífero del Poniente».