Medio Ambiente

Los huertos solares cambian el paisaje de la tierra del western

Cultivos tradicionales en Almería dejan paso a la rentabilidad de las placas fotovoltaicas entre el apoyo de los vecinos y las protestas de los ecologistas

Vista aérea de los parques fotovoltaicos que han cambiado el paisaje almeriense
Vista aérea de los parques fotovoltaicos que han cambiado el paisaje almerienseLa Razón

El sol es una de las grandes constantes de la comarca almeriense de Sierra Alhamilla y macroproyectos fotovoltaicos empiezan a salpicar su fisionomía natural. Cientos de hectáreas de tierra de municipios como Tabernas o Turrillas han sido sembrados de placas solares. Y la previsión es que esta dinámica siga creciendo en territorios que han dejado de ser rentables para propietarios y agricultores. Ya ha empezado la construcción de más de 150 hectáreas de huertos solares a unos kilómetros de Lucainena de las Torres y hay varias plantas más previstas en una zona que, desde hace años, sirve de investigación para usos de la energía solar, como demuestra el trabajo desde la Plataforma Solar de Almería, ubicada en Tabernas.

Aunque grupos de vecinos, como la plataforma SOS Sierra Alhamilla Filabres, intentan organizarse para frenar lo que consideran «impacto medioambiental grave en un entorno rico y natural», esta nueva vía de generación eléctrica tiene el visto bueno del Ministerio de Transición Ecológica y también de la Consejería de Medio Ambiente, antes de su llegada. Claudia Scholler, la presidenta de la Asociación Cultural Valle El Saltador, denuncia que «las líneas eléctricas pasan por encima de casas habitadas, los aerogeneradores se construirán en zonas protegidas para las aves migratorias, los huertos solares tienen dimensiones absurdas y estarán ubicados en las inmediaciones de pueblos. Un desastre para una zona donde la flora, la fauna, y el patrimonio histórico son las únicas riquezas existentes». Apoyados por la organización Alianza Energía y Desarrollo, han presentado alegaciones a proyectos que consideran tienen una «fragmentación irregular», como los de Tabernas 1 y Tabernas 2, ubicados en el término municipal de Lucainena. Pero mientras un centenar de vecinos se organizan en contra de las consecuencias del entorno y el impacto en áreas de desarrollo turístico como la Vía Verde, otro número si cabe superior encuentra aquí una salida para sus terrenos ahora baldíos. Como explica el alcalde de Lucainena de Las Torres, Juan Herrera: «Desde hace tiempo hay problemas para la extracción de agua en cultivos. Muchos propietarios han aceptado vender, a un precio justo, terrenos que de lo contrario estarían improductivos». El regidor añade que las plantas solares cuentan con el visto bueno de las administraciones competentes y que no han generado malestar popular, ya que «el nuevo proyecto se ubica en una finca privada, a 30 kilómetros por debajo del pueblo. Tenemos otro detrás del cementerio, unos seis kilómetros. Ha habido acuerdos con los propietarios y no altera ninguno de nuestros grandes elementos patrimoniales o naturales», justifica. Se estima que el Consistorio podría incrementar sus ingresos en más de 300.000 euros con la llegada de esta nueva infraestructura.

Tampoco el alcalde de Tabernas, José Díaz, percibe malestar local de sus vecinos ante un cambio que parece imparable. «Somos sensibles y entendemos algunas quejas puntuales pero son proyectos sostenibles, con el impacto medioambiental muy medido. Y no olvidemos que desde 2006 tenemos instalada una subestación eléctrica, que es la que realmente da viabilidad a todas estas infraestructuras». No opinan igual en SOS Sierra Alhamilla, quienes alertan de que «el impacto paisajístico afectaría a la próspera industria del cine. Eventos culturales como el reconocido Festival Almería Western Film Festival o deportivos como la Skoda Titan Series o el Ultra Maratón Costa de Almería están en peligro de desaparición». Pero el primer edil de Tabernas, ayuntamiento organizador del festival de cine aludido pone en duda tales extremos: «Tenemos 282 kilómetros cuadradospara seguir albergando todos esos recursos. Tabernas ocupa más o menos de la mitad de la Sierra Alhamilla y hablamos de algunas hectáreas. El desierto no está en peligro y existe también un valor económico y de creación de puestos de trabajo interesante para nosotros con la energía solar».

Se han convocado reuniones en cortijos para frenar cambios drásticos en su fisionomía natural y su paisaje. Una vecina habla de cómo «deslumbra y daña» el reflejo de los espejos y otro comenta como cambiarán las vistas en su alojamiento rural. El verdadero debate es la ubicación: «El lugar donde se instalan marca la diferencia entre que no me afecte, que pueda vender el terreno a buen valor o cambien para siempre el paisaje que diviso desde mi ventana.