Letras atlánticas
San Valentín
El icono de la poesía amorosa es nuestro querido Bécquer, nacido en esta semana romántica un 17 de febrero en Sevilla
Corazones, flores, chocolates, palabras de amor, desayunos, menús especiales para celebrar el día de los enamorados. Recuerdo el soneto de Lope de Vega, «Esto es amor»:
«Desmayarse, atreverse, estar furioso,/áspero, tierno, liberal, esquivo,/ alentado, mortal, difunto, vivo,/leal, traidor, cobarde y animoso;/ no hallar fuera del bien centro y reposo,/mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,/ enojado, valiente, fugitivo,/satisfecho, ofendido, receloso;/ huir el rostro al claro desengaño,/ beber veneno por licor suave,/ olvidar el provecho, amar el daño;/ creer que un cielo en un infierno cabe,/ dar la vida y el alma a un desengaño;/esto es amor, quien lo probó lo sabe».
Me encanta el final: quien lo probó lo sabe. Quizás, después del frenesí de adjetivos y contradicciones, altibajos, venenos y licores suaves, Lope sintió la necesidad de advertir que si no lo probaste, no sabes qué es el amor ni abarcas el poema. Y tiene razón, una persona que no está o estuvo enamorada desconoce las ciclotimias, exuberancias, miniaturas y cosas frenéticas del amor.
Desde la primera vez que leí este poema, me pregunto por qué la primera palabra es «desmayarse»; confieso que no me ha pasado ni en lo más alto ni en lo más bajo del amor, pero al conocer la vida amorosa de Lope, no me extraña que se desmayara, incluso con frecuencia
Sin duda, el icono de la poesía amorosa es nuestro querido Bécquer, nacido en esta semana romántica un 17 de febrero en Sevilla, cuando no se celebraba San Valentín con lazos y bombones. Gustavo Adolfo crea un nuevo ritmo poético. Es inmenso, minucioso y visionario; ve las alas de tul del sueño, ve el invisible objeto donde se clavan los ojos del pensamiento, ve los invisibles átomos del aire, oye flotando rumor de besos y batir de alas cuando pasa el amor:
«Los invisibles átomos del aire/en derredor palpitan y se inflaman,/el cielo se deshace en rayos de oro,/la tierra se estremece alborozada,/oigo flotando en olas de armonías/ rumor de besos y batir de alas,/mis párpados se cierran... ¿Qué sucede?/—¡Es el amor que pasa!».
Ve la pupila del amor, las tupidas madreselvas, las lágrimas de rocío en la violeta, la rosa en el volcán, la gasa transparente de los senos, la azucena, ve el Jardín en un balcón. «Si al mecer las azules campanillas/de tu balcón,/crees que suspirando pasa el viento/murmurador,/sabe que oculto entre las verdes hojas/suspiro yo./Si al resonar confusotus espaldas/vago rumor,/crees que por tu nombre te ha llamado/lejana voz,/sabe que entre las sombras que te cercan/te llamo yo./Si se turba medroso en la alta noche/tu corazón,/al sentir en tus labios un aliento/abrasador,/sabe que aunque invisible al lado tuyo/respiro yo».
La presencia invisible del amor, la persona que siempre nos acompaña, aunque no esté presente, la voz amorosa del pensamiento, los suspiros, los murmullos, el corazón que se turba en la alta noche, la respiración.
La música de Bécquer es un pálpito por eso suena cerca del corazón; no rima para rimar, rima para latir. La poesía no está de moda, venden más las frases de autoayuda, los coaching de superación personal y otras metas individuales. Mucha mente y poco corazón. Las rutas del corazón antes llevaban y traían cartas que ahora son emojis y mensajes reenviados. Muchas tendencias y pocas las relaciones. Está de moda la FoodLove, enviar desayunos amorosos con tostadas en forma de corazón y muffins color rosa o compartir un menú especial (leo algunos increíbles) con platos como «Amor a primera vista», «Bailemos», «Bésame mucho» y «Pasión de cristal». Todo cambia y nos adaptamos, pero creo que decir lo que sentimos es el Gran Regalo. No es tan fácil como una caja de chocolates o un desayuno sorpresa, pero tampoco es tan difícil escribir una nota, manuscrita por supuesto, con unas palabras de amor.
¿Es cursi? ¿Es antiguo? Es como el corazón, no sigue tendencias, hace lo que quiere, se rompe, se recupera, se enamora, exagera, repite milenarios conjuros, sube y baja el ritmo de su música. Como dice María Zambrano, el corazón es centro, porque es lo único de nuestro ser que da sonido. Y también las míticas palabras de Frida Kahlo: donde no puedas amar, no te demores. Feliz San Valentín.
✕
Accede a tu cuenta para comentar