Sociedad
«Cultura de paz» contra la radicalización en el Poniente
La Universidad de Almería desarrolla un proyecto de intervención social con jóvenes de la provincia
El «milagro» económico almeriense es consecuencia del enorme desarrollo de la producción agrícola y, tradicionalmente, ha venido aparejado de un aumento de la población foránea. Esa heterogeneidad, máxime en zonas de invernaderos y empresas de la agroindustria, supone una riqueza cultural extraordinaria; pero también un reto ante la envergadura, profundidad y velocidad de los cambios demográficos. Un crecimiento social que, a veces, se percibe con temor por parte de la sociedad ante contextos de incertidumbre y desigualdad. Un proyecto de estudio científico de la Universidad de Almería, financiado con fondos FEDER y dirigido por los doctores Pilar Rodríguez y Antonio J. Segura Sánchez, estudia el riesgo de radicalización violenta en el crisol que representa la comarca del Poniente almeriense. Analizan los comportamientos de los jóvenes en los colegios, con atención a conflictos raciales locales, los procesos de adaptación social y los posibles adoctrinamientos. Entre sus objetivos está establecer mecanismos que eviten la violencia estructural y la conflictividad social.
«Queremos tener una imagen real de las circunstancias de multiculturalidad en la provincia, que haya un cambio significativo en las actitudes violentas de los jóvenes», señala el doctor en Psicología, Antonio Segura. Como uno de los mayores expertos en asuntos de defensa e inteligencia en Almería, explica que «la radicalización no es una cuestión exclusiva de la nacionalidad, la migración o la afinidad religiosa de los adolescentes. Nuestra intención es canalizar todos los posibles focos de conflicto, como el racismo o los discursos de odio; para favorecer la seguridad y avanzar en una sociedad más inteligente, sostenible e integradora».
La población inmigrante representa ya más del 40% de la población de algunos municipios del Poniente, siendo el colectivo marroquí el más representativo. El proyecto parte de la idea de que, especialmente jóvenes de origen musulmán, experimentan dificultades para insertarse en la estructura social española. A nivel local, «puede anidarse en ellos una sensación de exclusión que incremente las posibilidades de radicalización. Queremos un protocolo de intervención que rebaje los niveles de violencia y conflictividad». Una propuesta científica que aplica el método Transcend, que se utiliza en lugares en conflicto como la franja de Gaza, en adolescentes de centros de Secundaria. Según el doctor Segura, se trata de un planteamiento basado en «el dialogo con las partes y la búsqueda creativa de nuevas perspectivas, tratando de desarrollar un nuevo espacio cognitivo». «El reto es facilitar que pueda surgir una identidad nueva a partir de la unión de varias culturas», señala Pilar Rodríguez Martínez. Doctora en Sociología que investiga desde hace décadas el fenómeno de las migraciones, ha empezado a «trabajar con los grupos analizando los malestares de sus miembros, los conflictos que impiden explorar y abordar sus tabúes». Lo cierto es que no ha habido un «avance en la integración» de la población inmigrante en El Ejido durante los últimos 20 años, a pesar de que muchos de sus habitantes se corresponden con una segunda generación de inmigrantes o han nacido en la localidad. Recientemente, el Consistorio constituyó el Consejo de la Integración de El Ejido, que pretende mejorar la convivencia y conseguir una cohesión social real. Autora de decenas de libros y con publicaciones en revistas científicas de alto impacto, Rodríguez espera resultados reales de «las relaciones entre conflicto y violencia, con interés adicional al proceso de adaptación social al sistema». Ya han desarrollado un cuestionario que mide los cambios en las actitudes, porque «pretendemos que haya un cambio significativo, un antes y un después tras la intervención».
Nuevas herramientas científicas para mejorar la convivencia y sobre todo la “percepción de seguridad”. Aunque la doctora Rodríguez aclara que “en estas zonas no hay mayor delincuencia que en otras con menor presión migratoria, es importante reducir la conflictividad social basada en el origen y desactivar las posibilidades de radicalización desde la violencia cultural o estructural”.
El sistema educativo español no ha consolidado ningún mecanismo de prevención de la radicalización, a excepción de Cataluña que lo hizo en 2015, por lo que la Universidad de Almería está desarrollando un proyecto pionero en el ámbito de la seguridad para regiones receptoras de inmigrantes. “No hacer nada podría suponer debilidad de nuestro sistema educativo e, incluso defensivo, por las posibles captaciones de jóvenes o radicalizaciones. Nuestra perspectiva es que debemos afrontar el desafío de la seguridad mediante el desarrollo de una cultura para la paz”, concluye el doctor Antonio Segura.
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