"El bloc"
Hacer país
“Esta semana ha quedado fundado el Movimiento de la Andalucía Bonillana con la transversalidad que la ocasión merece”
Las mayorías absolutas no imprimen carácter, sino carisma. La arrolladora victoria electoral de junio ungió a Juanma Moreno con la aureola de los elegidos, como si el chico del tercero izquierda, tan educado siempre al ceder el paso en el ascensor, hubiese mutado de repente en Elvis Presley. Un Líder, con ele mayúscula, excede con mucho la dimensión de un mero presidente autonómico, por más que esta región sea la más poblada de España. Aquel a quien la Diosa Política acogió bajo su manto necesita extender su obra sobre algo más grande que un puñado de consejerías con sus ocho delegaciones provinciales: necesita un Proyecto del que Él sea no la cabeza visible, sino la esencia nuclear. Así, esta semana ha quedado fundado el Movimiento de la Andalucía Bonillana con la transversalidad que la ocasión merece. «Fem País», resumía Jordi Pujol y a eso se ha dedicado la administración juntera integrando a diversas corrientes regionalistas que, en principio, no conjugan con el ideario liberal-conservador del partido gobernante: el clan de la manzanilla de querencia socialdemócrata de Juan Marín en la presidencia del CES y el casi soberanista 4D & Friends con la próxima celebración del Día de la Bandera. Fue ésa una decisión concelebrada con el Pope del andalucismo histórico, Alejandro Rojas-Marcos, que se atavió para la ocasión con una chilaba que parecía un homenaje a Muamar el Gadafi, quien con tanta generosidad financió a su PSA, con cierto toque místico inspirado en Carlos Jesús, aquel personaje televisivo que repartía bendiciones tras haber sido abducido por seres del planeta Raticulín. El mensaje es diáfano: en esta nueva Andalucía caben todos, desde espadones libios hasta extraterrestres. Siempre que tengan claro a quién hay que votar cuando toque, desde luego.
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