Educación

El abandono escolar se reduce a mínimos históricos en Andalucía gracias a la FP

Baja al 15,3% y los expertos lo achacan a un cambio de mentalidad: «Antes el sistema estaba planteado para crear universitarios»

Alumnos del módulo de grado medio y superior desarrollados de la electrónica
Alumnos del módulo de grado medio y superior desarrollados de la electrónicaJesús G. FeriaLa Razon

Hace poco más de un siglo, en 1900, el 65% de la población andaluza era analfabeta. Hoy, 3 de cada 4 personas tienen estudios medios y/o superiores gracias al fomento de la escolarización, un factor clave en el desarrollo de sociedades más cultas, con trabajos menos precarios, más sanas y con menos riesgo de exclusión.

Andalucía ya no está en el vagón de cola. La tasa de abandono escolar prematuro –jóvenes menores de 18 años que no prosigue con el Bachiller o la FP– ha bajado al 15,3%, la más baja de su historia y recorta distancias con la media nacional, que es del 13,9%. Es la comunidad con mayor reducción en estos últimos cuatro años: la tasa ha bajado 6,6 puntos desde 2018, mientras que la media nacional, 4 puntos.

Respecto al año anterior, mientras Andalucía ha bajado su tasa de abandono escolar prematuro en 2,4 puntos, en el conjunto del país ha subido 0,6, rompiendo así una tendencia a la baja de 13 años consecutivos. Además, Andalucía mejora por primera vez en abandono escolar a Cataluña (16,9) y Valencia (15,7), cuando en 2018 estas comunidades estaban a 5 y 2 puntos de distancia de la comunidad andaluza, que sigue teniendo también mejores datos que Murcia, Baleares y Ceuta.

«Es una gran noticia porque durante mucho tiempo la tasa ha estado por encima del 20%, pero tampoco podemos lanzar campanas al vuelo porque todavía estamos por encima de la media nacional y de la europea (se sitúa en torno al 9%)», apunta el secretario de comunicación del sindicato de enseñanza ANPE-Andalucía, Antonio Brea. Aunque desde la comunidad educativa andaluza reconocen que todavía queda camino por recorrer, desde ANPE aplauden mejoras en el sistema educativo que han ayudado a reducir la tasa de jóvenes que no prosiguen con sus estudios.

«Nosotros vinculamos esta mejora a la expansión de la Formación Profesional (FP). Los jóvenes son más conscientes de la necesidad de enfrentarse al mercado laboral desde una adecuada cualificación y vemos que es una herramienta fundamental para reducir la tasa de abandono escolar, por eso llevamos años demandando a la Junta que aumente las plazas», subraya Brea.

En los últimos años ha habido un «boom» de matriculaciones. Si hace una década, en el curso 2013/2014, había 791.000 alumnos matriculados en todo el país, este curso supera el millón. «El sistema educativo tuvo arrinconada durante años a la FP como estudios de segundo nivel, ignorando su importancia. La enseñanza media estaba dirigida a la preparación de futuros universitarios y era un planteamiento erróneo porque era una utopía pensar que la mayoría de los adolescentes querían ir a la universidad. Ahora está más equilibrado», opina el secretario de comunicación de ANPE.

Vinculación con la empresa

En Andalucía, 1 de cada 3 jóvenes cursa FP, un total de 174.831 andaluces, lo que supone el 34,07% del total de matriculados en enseñanzas post obligatorias. Un porcentaje superior a la media estatal, que es del 32,73%. Respecto a la FP dual, la tendencia es la misma: 8.898 estudiantes andaluces la cursan, lo que supone un 5,09% de los estudiantes matriculados en FP, cuando la media nacional está en el 3,84%.

«La FP gana prestigio y un factor importante es la lenta expansión de la FP dual, mecanismo por el que los jóvenes tienen una vinculación directa con el mundo de la empresa y el mercado laboral», afirma Brea, quien advierte de que «es importante que las empresas asuman la importancia de la FP dual como un mecanismo de selección de los mejores trabajadores y no como medio para captar mano de obra barata».

Además de la promoción de la FP, desde ANPE señalan las crisis como puntos de inflexión en el abandono escolar. «El primero se produjo en 2008, con la crisis financiera a raíz de la burbuja inmobiliaria, que evidenció que la incorporación temprana al mercado laboral sin cualificación dejaba indefensos a estos jóvenes en una coyuntura crítica y dificultaba su reenganche al mercado laboral. El segundo punto de inflexión se produjo con la pandemia y la crisis económica paralela, que ha llevado a una cierta valoración de la importancia de formarse y de continuar con los estudios», recalca Brea.