
Sociedad
"Mi hija podía estar embarazada, es un doble asesinato": la familia de Meri reclama justicia
“No solamente la mató, la quemó y la dejó tirada por ahí. Queremos que esté en la cárcel", señala la familia de la víctima de Almería

Por Miguel Martín Alonso.
La Plaza de la Misericordia del barrio almeriense de Los Molinos se ha convertido en el lugar escogido por la familia de Mariam Fajouni, más conocida como ‘Meri’, para clamar justicia tras el asesinato de esta mujer de 38 años que, según han desvelado, podía estar embarazada de tres meses cuando murió.
“Es una muerte cruel. Mi hija podía estar embarazada (…) Es un doble asesinato. Por favor, queremos justicia para mi hija, que esté toda su vida en la cárcel y que no salga. Justicia, nada más”, ha dicho a los medios Souad Hamouchy, madre de la víctima cuya vida fue arrebatada el 30 de diciembre por Francisco S.B., un joven de 28 años al que había conocido en septiembre.
“No solamente la mató, la quemó y la dejó tirada por ahí. Queremos que esté en la cárcel toda su vida porque no merece estar en la calle. Estamos destrozados y además ha dejado a una hija sin madre”, ha dicho, refiriéndose con esto último a su nieta Sarai, de 20 años, que la acompañado mientras ambas sostenían sendas fotos de ‘Meri’.
Aunque no se ha confirmado aún a través de la autopsia, Souad insiste en que ‘Meri’ podía estar embarazada de tres meses porque así lo manifestó la propia víctima a través de un audio remitidas a unas amigas.
La familia ha tenido que trasladar los restos mortales de ‘Meri’ hasta un cementerio musulmán en Valencia, ya que el de Málaga no tenía plazas disponibles, como ocurría también en Murcia, mientras que en Granada les reclamaban dos años de empadronamiento.
Esto ha hecho que Souad reclame también un cementerio musulmán en Almería. “No quiero mandarla a Marruecos porque llevo 35 años en este país. Toda la gente que me conoce sabe que soy trabajadora y luchadora. No tenemos que viajar o irnos por ahí para visitar a un ser querido”, ha dicho la responsable del bar ‘El Indio’ de Los Molinos.
Se conocieron en septiembre
Sarai, hija de la fallecida, ha confirmado que Francisco y ‘Meri’ se conocieron en septiembre, antes de que éste trasladase su domicilio a Alemania. “Volvieron a quedar cuando él vino, que vendría de vacaciones. Yo no lo conocía, pero ellos dos sí”, ha añadido.
La huérfana incide también en que la intención de la familia es que el caso se instruya como violencia de género. “Hubiese o no hubiese relación, que todavía no lo sabemos porque no tenemos los resultados de la autopsia, es violencia de género porque es hacia una mujer. Que no se considere violencia de género y que no se sume como una muerte más de violencia de género, no nos parecería justo”, ha abundado.
“Aparte de la forma cruel en la que ha sido, quitando quitando esos casos y siendo otro, hoy puede ser mi madre y mañana puede ser otra. Es que si no hubiese sido ella, hubiese sido otra mujer, seguro, porque un hombre seguro que no iba a ser”, ha añadido.
El crimen
Francisco S.B., el autor confeso de la muerte, reside en Alemania y había llegado a esta ciudad unos jornadas antes del crimen para visitar a sus padres, quienes lo habrían llamado de forma insistente al no saber de él durante varios días.
Fuentes policiales han informado a EFE de que el detenido, un joven de 28 años, está casado en el país germano con una mujer que se encuentra embarazada y han insistido en que había acudido a la capital almeriense para visitar a sus progenitores con motivo de las fiestas navideñas.
Presuntamente, el hombre es adicto a los estupefacientes y tras pasar tres días de “fiesta” y sin aparecer por casa, sus padres comenzaron a llamarlo una y otra vez para intentar dar con su paradero.
Según han explicado estas fuentes, el joven asegura que se puso nervioso y comenzó a discutir con Meri, la víctima mortal, a la que asfixió con una cadena de perro.
La Comisaría de Almería ha corroborado que, según confiesa el investigado, asfixió a la víctima en el coche de él con una cuerda o cadena de perro. Ha asegurado que se asustó y llevó el cuerpo a un descampado del bario de Retamar, donde le prendió fuego.
El descampado se encuentra en el paseo de Castañeda, a unos minutos del ya extinto asador ‘La Capea’, junto a destartaladas viviendas en las que residen personas de origen extranjero.
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