Tribunales
"Sobres he llevado toda la vida pero nunca en una esquina", señala el chófer de Guillén
El empleado de la Faffe que avisó del robo de la tarjeta dice no recordar "nada"
Juan Carlos Carrillo, chófer del director general de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (FAFFE), ha declarado este jueves durante el juicio del gasto en prostíbulos de tarjetas de esta institución que le entregó un sobre al dueño del Don Ángelo por encargo de su jefe, Fernando Villén, y ha admitido que estaba acostumbrado a llevarlos a otras instituciones pero nunca lo había hecho "en una esquina".
"Sobres he llevado toda la vida pero esta vez fue excepcional porque esta vez es llevarlo a una esquina", ha relatado el chófer de Villén, que ha declarado como testigo en el juicio en el que están imputados el exdirector general de la Faffe Fernando Villén y la directora económica y comercial de esta fundación, Ana Valls, quienes se enfrentan a delitos de malversación de fondos públicos y de falsedad documental.
El chófer ha admitido que ha llevado "toda la vida" sobres a distintas instituciones como consejerías, juzgados u otros departamentos, pero nunca hasta ese día en que tuvo que hacer una entrega "en una esquina".
Carrillo ha declarado al final de la cuarta jornada del juicio, que se celebra en la Audiencia Provincial de Sevilla, presidido por la magistrada Mercedes Alaya, y en la que han declarado también varios técnicos de la Fundación y personal allegado a los dos imputados.
El chófer de Villén ha reconocido que entregó al dueño del club de alterne Don Angelo, aunque ha dicho no recordar si era hombre o mujer, un sobre, cuyo contenido supuestamente era de algo más de 14.000 euros, pese a que Carrillo ha declarado que en el momento en que recibió el sobre de su jefe no sabía lo que contenía "aunque lo suponía", y que era para pagar unos gastos en el establecimiento que se había abonado la noche anterior con tarjetas de la Faffe.
Según el testimonio de Carrillo, su jefe le llamó el día después de haber hecho ese gasto en el Don Angelo para que se acercara a su casa para entregarle el sobre, sin más explicaciones de lo que contenía dentro, ya que, según el chófer, ambos no solían hablar de asuntos personales.
El chófer entregó el sobre a una persona, que a la UCO le dijo en su momento y ahora también que no recuerda si era hombre o mujer, y ha señalado que tuvo que ir desde San Fernando (Cádiz), lugar en el que vivía Villén, hasta el local -situado en Sevilla- para hacer la entrega y que tras hacerlo se marchó a casa.
Ha dicho que la noche del 23 al 24 de marzo llevó a Villén a Don Angelo y que desconocía si allí se encontró con conocidos, y ha indicado que le dejó "cerca" de Don Angelo y que no supo más de dónde había ido.
Según la instrucción, Villén gastó en este prostíbulo 14.000 euros con la tarjeta de la Faffe, con un total de 15 pagos, unos hechos que el propio exdirector de la fundación ha reconocido en su comparecencia del primer día del juicio, un dinero que dijo que al día siguiente devolvió en un sobre entregado por su chófer con un dinero que le prestó un amigo, y con el que compensó el gasto cargado a esta institución.
Por su parte, Rafael Martín Reyes, adjunto a la dirección económica y financiera de la Fundación Andaluza de Fondo de Formación y Empleo (Faffe), que avisó al banco del "robo" de una tarjeta de esta institución utilizada por el entonces director general, Fernando Villén, con la que se pagó en clubes de alterne, ha declarado este jueves que no recuerda "nada".
El empleado de la Faffe ha comparecido en la cuarta jornada del juicio que se celebra en la Audiencia de Sevilla sobre las tarjetas de crédito utilizadas en clubes de alterne por Fernando Villén, quien está imputado, junto a la directora financiera de la Fundación, Ana Valls, por malversación de fondos públicos y falsedad documental.
Martín Reyes, muy nervioso durante su comparecencia y balbuceante en muchos momentos ante las preguntas que le formulaba el fiscal Fernando Soto, ha sido avisado incluso por la magistrada Mercedes Alaya, que preside el tribunal, de que no podía "evadir las preguntas" y de que podrían deducir testimonio en su contra de persistir en su actitud.
El fiscal incluso ha explicado que las peticiones "asociadas a este testimonio", en alusión al realizado por el empleado de la Faffe, "se harán al final del juicio", con lo que se abre la puerta a que se pueda deducir testimonio.
La juez le ha tenido que recordar en varias ocasiones que estaba bajo juramento y Martín Reyes, que ha admitido que se encontraba muy nervioso, ha repetido muchas veces que no recordaba los hechos.
Este empleado, que fue adjunto a la dirección desde el 2007 hasta la extinción de la fundación, llamó a una sucursal de Unicaja para dar de baja una tarjeta un día después de que Villén la usara hasta en 15 ocasiones para abonar 14.737 euros en el club de alterne Don Angelo de Sevilla en la noche del 22 al 23 de marzo de 2010.
Con un reiterado "no lo recuerdo" el empleado ha querido despachar hoy las preguntas, principalmente del fiscal, quien le ha mostrado como prueba un audio en el que se le reconoce como la persona que llamó a la sucursal del banco para que se cancelara una tarjeta de la Faffe debido a que había sido robada.
Aunque finalmente admitió que la persona del audio era suya, el empleado de la Faffe dijo que no recordaba quién le había ordenado pedir la cancelación de la tarjeta, y tras varias evasivas fue advertido hasta en tres ocasiones por Alaya, quien le recordó su deber de decir la verdad porque si no se iba a dirigir un "proceso" contra el hasta hoy testigo.
La tarjeta en cuestión generó esa noche un gasto de 14.737 euros en el club Don Angelo y según se pudo oír en la prueba aportada por la Fiscalía el trabajador explicaba al banco que el último cargo de 1.040 euros se había realizado a las 2.42 horas del 23 de marzo de 2010.
El proceso de amnesia del testigo siguió y dijo no recordar si fue Anna Valls quién le había ordenado realizar la llamada el banco, pese a que ella era su jefa inmediata, de la misma forma que tampoco recordaba cuántas veces se habían anulado tarjetas en la Faffe, algo en lo que se escudó que había transcurrido mucho tiempo.
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