"Méritos e infamias"

Sobre lo andaluz

"Para realmente entenderlo sólo hay que mirarse al espejo y pensar qué nos universaliza, qué nos hermana con culturas milenarias"

Alumnos de un colegio de Granada celebran el Día de Andalucía
Alumnos de un colegio de granada celebran el Día de Andalucía Europa Press

Me hablaba la otra noche el gran Álvaro Alés de la génesis de la capitalidad de Andalucía en aquellos años constituyentes. Cuando todo estaba por hacer y éramos vírgenes a la ilusión y la partitocracia. Al poco tiempo, al cogerle el tranquillo a la democracia, nos lanzamos de cabeza a la corrupción y en esas estamos con cargos, nombres propios y carguitos para repartir según se deban los favores. Pero con el frío el cuerpo de estas nieves de Cuaresma me volví a casa pensando en el galimatías que es lo andaluz.

A otro grande, Carlos Colón, le debemos la imagen a lo Hamlet, del sevillano con el cráneo en la mano tocado con el sombrero de ala ancha preguntándose: "Ser o no ser sevillano…". Viviendo también en tierra de nadie, pensaba en el "ser" andaluz como una realidad tangible o una sensación vinculada a un "ser". Panikkar y Heidegger discutiendo en Munich, Constantinopla y el pan ácimo, los paseos meditabundos de Kant o media tapa de boquerones y manzanilla, la filosofía pura de las cosas.

Vayamos al turrón, Andalucía como tal sólo existe en la mente de los políticos oportunistas que sueñan con sacar tajada. Entre los andaluces, nuestro andalucismo habita en el ser, en una manera abstracta de entender el mundo, en una sabiduría de lo real que no necesita explicarse, que es en sí misma una realidad.

No tengo claro qué somos o dejamos de ser, como en la paradoja sobre el tiempo de San Agustín. Si no me preguntas qué es ser andaluz tengo todas las respuestas que caben en el cielo que cubre mil kilómetros de costa. Si me lo preguntas, no tengo ni idea. Ya asistimos al reparto de carnés de "andalucita" en las vísperas del 28F. Una práctica insana que el PSOE controla perfectamente, pero que busca dividir, atomizar.

Creo que para realmente entenderlo sólo hay que mirarse al espejo y pensar qué nos universaliza, qué nos hermana con culturas milenarias, con los pueblos que parieron la libertad, con cualquier casa amable que permita al ser humano serlo plenamente. En esas vértebras milenarias reside lo andaluz aunque no sepamos verlo.