"El bloc"
Auto réquiem
«Fuese y no hubo nada» es el juicio sumarísimo que reserva el destino incluso a los más célebres
Mediada la década de los setenta, cuando apenas gateábamos, no había en Sevilla nadie más conocido que Antonio Burgos ni muchos personajes con mayor fama planetaria que Franz Beckenbauer, ambos fallecidos recientemente sin más consecuencia que los codazos, físicos o virtuales, que se han propinado los figurones para posturear afectación y retratarse con bonita pose de viuda en las redes sociales. «Fuese y no hubo nada» es el juicio sumarísimo que reserva el destino incluso a los más célebres, en fin, así que figúrense cuán intrascendente será la vida, obra y milagros de quienes supimos que no valíamos para futbolista en los «pares o nones» del recreo de 4º de EGB y quienes sabemos ahora, tras unos cuantos lustros atados a la columna (de opinión), que lo que escribimos en los periódicos importa un reverendo carajo a todos, incluso al improbable lector. De los tres o cuatro millares de artículos que habré publicado en este diario, según un cálculo prudente, apuesto un brazo a que entre todos mis familiares directos no habrán leído más de cincuenta… y miren que en Nochebuena nos juntamos casi una treintena en la mesa. Con todo, debemos estar agradecidos porque, ¡bastante milagro es que todavía algún alma caritativa afloje unos eurillos cada fin de mes! Trascurre, así, 2024 como pasó 2023 y seguramente también los años anteriores, aunque la memoria ya nos haga la merced de flaquear para no incrementar la angustia: con la certeza de que las ausencias seguirán doliendo, el mundo se tornará cada vez más incomprensible y el futuro se estrechará a medida que crece el pasado. «Se está muriendo gente que nunca se había muerto antes», reacciona un amigo bienhumorado a cada noticia luctuosa. Y aquí seguimos, cada domingo, añadiendo un verso a nuestro particular réquiem.
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