"El bloc"

Crudo invierno

"La ocurrencia de Sánchez de organizar un congreso del Partido Socialista Europeo en Málaga es un ejercicio de temeridad propio del personaje"

MÁLAGA, 12/02/2023.- El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, da un discurso durante un acto del partido celebrado este domingo en Málaga. EFE/ Jorge Zapata
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, participa en un acto del partido en MálagaJorge ZapataAgencia EFE

La ocurrencia de Pedro Sánchez de organizar un congreso del Partido Socialista Europeo (PES) en Málaga, donde rigen alcaldes conservadores sin interrupción desde el siglo pasado, es un ejercicio de temeridad propio del personaje. Imaginen a Toro Sentado reuniendo a la Gran Nación Sioux en Capitol Hill y se harán una idea precisa de cómo de bienvenida es la progresía continental en una ciudad donde la derecha empezó en 1995 su serie en curso de mayorías absolutas y es cuna del presidente autonómico que ha quebrado cuatro decenios de hegemonía. Allí quiere llegar el viernes el presidente del Gobierno en funciones ya investido para otra legislatura, que no necesariamente durará un cuatrienio, para lucir palmito junto al canciller Scholz y el gran exalcalde de Lisboa, Antonio Costa, dos socialdemócratas que mandan sin sectarismo ni concesiones a los populistas (los demás parientes que gobiernan en la UE vienen de Dinamarca, Rumanía y Malta). Así de nuboso luce el panorama de la izquierda civilizada tras la implosión de los otros tres grandes PS de la cuenca mediterránea y por eso aquí se dejan abrazar por el oso de la radicalidad. Pero la irrelevancia de los socialistas en Grecia, Francia e Italia es el espejo al que se debería mirar el PSOE aún no secuestrado por su secretario general, si es que algo de eso queda. Lasciate ogni speranza, según reza la advertencia dantesca (un adjetivo que marida a la perfección con nuestro Consejo de Ministros) a las puertas del averno, porque estos anhelos de rehabilitación moral sólo conducen a la melancolía, y prepárense para sobrevivir durante el crudo invierno iliberal que se avecina. Tras él, Europa mediante, volverá a resplandecer la democracia, que no es otra cosa que la combinación de seguridad jurídica e institucionalidad.