Opinión | Méritos e infamias
Camiones y tomates
"Mientras brilla el sol y se bebe junto al mar somos parte de ese Viejo Continente; si algo se tuerce, solo servimos para que tire nuestra mercancía"
En Francia saben muy bien cómo tocarle las pelotas a los que mandan en Bruselas para luego trincar bien el dinero de las ayudas europeas al campo: sólo hay que tirarles la mercancía a los camiones españoles nada más cruzar la frontera y montar un show mediático. A cara descubierta cargarte la libertad de tránsito para personas y mercancías debería ser un delito, pero allí no se ve un gendarme con la porra para defender a los nuestros. Los tipos actúan impunes, con la cara descubierta sabiendo que no les sucederá nada, que para algo hicieron la revolución los burgueses. Además, Macron les aplaude, les justifica, entienden que tienen que buscarse la vida, les insufla orgullo patrio mientras el nuestro se dedica al mercadeo de la Amnistía. Lamentable. Europa también es campo, no sólo ideas, guerras y cultura, pero cada vez que llegan las vacas flacas tiramos para nuestro terruño y guardamos el petate que la cosa pinta fea. La vieja Europa sabe que si coloca el ojo en el producto de un país de segunda, como España, al que se puede ningunear cuando se necesite, le servirá para contentar a sus propietarios. De paso, contamos que los productos españoles no son de calidad y rematamos la jugada. Igual que con Alemania. Nos pasó con el pepino y ahora con el tomate, pero a ellos nunca les sucede nada. No sabemos lo que tiene de malo el tomate español, el andaluz de los Palacios o de El Ejido, por barrer para dentro, pero detrás se cobija una industria colosal que es la locomotora de Andalucía. Ni una broma con nuestros campos, ni un pimiento de cachondeo. Con estos detallitos siempre nos hacen saber los franceses y alemanes que por mucho que nos esforcemos jamás podremos tratarlos de tú porque nos consideran en las afueras de Europa en todos los términos imaginables. Mientras brilla el sol y se bebe junto al mar somos parte de ese Viejo Continente, pero si algo se tuerce, sabes que solo servimos para que tire nuestra mercancía.
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