Religión

La historia de las 'doñas' que vivían en conventos sin ser monjas

El convento de las Carmelitas Calzadas de Granada exhibe prendas y objetos de estas mujeres del siglo XVI al XVIII

La historia de las 'doñas' que vivían en conventos sin ser monjas
La historia de las 'doñas' que vivían en conventos sin ser monjasLa Razón

Desde el siglo dieciséis y hasta bien entrado el dieciocho, los conventos de las Carmelitas Calzadas sirvieron también de residencia a mujeres de cierto poder adquisitivo que, sin llegar a tomar el hábito, hicieron de los monasterios su particular hotel. La huella de esta singular historia se exhibe desde este viernes en el de Granada.

Fundado en 1508, el convento de las Carmelitas Calzadas de Granada fue uno más de los cenobios de esta orden repartidos por España que albergaron a mujeres que, por decisión propia, habitualmente porque no querían casarse en segundas nupcias o porque preferían quedar solteras, decidían convivir con monjas de clausura sin llegar a serlo.

"Esto era como su 'resort', su hotel particular", explica a EFE Venancio Galán, uno de los comisarios de la muestra 'Las mujeres que habitaron el convento', que exhibe hasta el próximo 6 de junio en el de las Carmelitas Calzadas de Granada objetos personales como vestimentas y joyas que, a la muerte de ellas, quedaron en posesión de las monjas.

Todas las que decidían optar por vivir en un convento tenían un denominador común: procedían de familias pudientes, por lo que en los monasterios, de los que podían salir y entrar a diferencia de las monjas, se instalaban con su doncellas e incluso eran asistidas también por criados que, al ser hombres, entraban y salían pero sin quedarse a dormir.

"Ellas hacían allí su vida, los conventos eran su casa. Incluso si querían hacer que sus habitaciones fueran más grandes, iban comprando casas aledañas y las iban incluyendo en la clausura", lo que explica en ocasiones por qué algunos de estos conventos son de enormes dimensiones, señala Galán, también director del Mucar, la parte cultural y visitable del convento de las Carmelitas Calzadas de Granada. Pero esa práctica, que llegó a ser habitual en España durante el siglo dieciséis y buena parte del dieciocho, encontró en sus inicios el rechazo de Santa Teresa de Jesús, que, para evitarlo, creó la rama de las Carmelitas Descalzas, donde no se permitía utilizar los conventos como refugio particular de las 'doñas', como se llamaba entonces a las mujeres ricas con doncellas y criados, como era el caso de las que optaban por este particular modo de vida.

Desde ese momento, el uso de conventos como residencia para mujeres que no llegaban a ejercer de monjas solo fue posible en los de la orden de las Carmelitas Calzadas, no así en los de las Descalzas. "Santa Teresa tuvo encontronazos por este motivo con la princesa de Éboli, que siempre quiso entrar a vivir en un convento y ella nunca lo permitió", explica Galán.

A la muerte de las "doñas", sus posesiones personales, como ropas, joyas, broches de esmeralda y demás objetos quedaban en posesión de las monjas, que los utilizaba por ejemplo de adorno para las figuras del niño Jesús o cosas similares. "Sus tierras, sus frutos, sus joyas, sus vestidos, todo lo que conformaba su modo de vida se guardaba. Algunas prendas y objetos se reconvirtieron o reutilizaron. Y si se necesitaban pagar algo, se vendían las joyas", señala el comisario.

Muchas de esas prendas y objetos se exhiben desde este viernes en seis salas del convento de las Carmelitas Calzadas de Granada, casualmente el mismo cuyas monjas de clausura fueron noticia no hace mucho por sumar a los dulces, mantecados y licores la elaboración de sushi para la venta a la calle como ayuda para garantizar la supervivencia de la congregación.