Entrevista

Lorenzo Silva: «El mal está dentro de todos los seres humanos»

Su última novela, «Púa», ahonda en la guerra sucia y el terrorismo

El escritor Lorenzo Silva
El escritor Lorenzo SilvaCarlos Ruiz B. K.La Razón

Lorenzo Silva acaba de publicar «Púa», una novela sobre la guerra sucia y el terrorismo. De aquellos que hacen el mal en nombre del bien.

Vengo un poco asustado, no vaya a hacer una mala pregunta y tiene algunas ideas…

A ver, a ver (risas).

Parafraseándole, «el precipicio te enseña lo que no escribiste antes». ¿A dónde se ha asomado para hacer esta novela?

Desde hace tiempo trabajo en historias que están al filo del precipicio vital y moral. Implico a la vida y a la muerte, el crimen, la traición, la crueldad. Sobre la propia humanidad que hoy se representa en guerras convencionales y asimétricas o el propio terrorismo. Me pregunto qué tiene el ser humano en todo este horror.

Enumero sus personajes con pseudónimos y dígitos. ¿Como autor intelectual de «Púa» es el número Cero?

Forzosamente (risas). Este libro me ha obligado a exprimir al máximo mis capacidades para el mal. Mis personajes tienen que manipular, quebrantar la voluntad de otras personas. He tenido que forzar mi capacidad para pensar malas ideas. Pero no se preocupen, no suelo pasar de la idea.

¿Cómo convive con el ideal del mal?

El mal está dentro de todos los seres humanos. No es algo que incumbe solo a otros, tampoco yo estoy a salvo. Afortunadamente hemos inventado innumerables herramientas civilizatorias para contenerlo, como es el Derecho.

¿Le ha costado desprenderse alguna vez de algún personaje?

Es una cosa curiosa porque cuando terminas una novela se te queda un sentimiento ambivalente. Por un lado, «bien está, he llegado a puerto» que es lo que quieres. Es un alivio. Pero cuando encuentras una voz como la de «Púa», sincera y honesta, la echo de menos. Me cuesta despedirme de personas que dicen la verdad sin compadecerse de sí mismo.

En esta novela retrata la parte humana de un criminal.

Este personaje tiene una desgracia que es como una lotería inversa, es muy difícil que te toque. Es tan difícil que te toque el Gordo de la lotería como que a tu hermano muera despedazado por una bomba, en un atentado, porque pasaba por allí. Eso troquela tu vida, ni tú ni tu familia pueden gestionarlo emocionalmente. A partir de ahí todo es un accidente.

Y aparece la tentación de hacer el mal en nombre del bien. La guerra sucia, las cloacas.

Aparece la paradoja perturbadora de quien para conseguir un objetivo noble decide llevar a cabo acciones como la tortura, el secuestro o el tiro en la nuca. Y lo hacen en nombre de neutralizar una organización que está causando daño.

Pasó con los GAL, el MI5, las Brigadas Rojas o EE UU con Alqaeda.

Solo sirvió para que ETA siguiese 20 años más, ese camino condujo a una vía muerta y para legitimarlo en cierto sentido. Al final se ganó con el Estado de Derecho, y quedó claro que cuando actúas al margen de la ley pierdes.

Una raya en el agua. Un caso único, como la Transición.

Son dos historias que no estamos contando bien. Con sus luces y sombras, pero en un país que tenía una historia de 200 años de sacarnos los hígados con cinco revoluciones y cuatro guerras civiles. Con un odio y degradación política extremas, que en quince años se transitara a una de las diez democracias del mundo es algo inédito. Y el fin de ETA, igual de extraordinario.

Por último, me gustaría preguntarle por otros grupos a los que sí les mueve solo el dinero, el grupo Wagner.

Estos mercenarios son un indicio del grado de deterioro, del declive y decadencia absoluta en la que está metida la Federación Rusa en estos momentos. Cuando tu única manera de mantener tus causas supremas es recurrir a delincuentes que hacen la guerra sin código de honor, todo esto es un síntoma evidente de que estás bastante acabado. No sé cuando terminará en desmoronarse, pero Rusia está acabada.