Vivienda
El milagro de la vivienda en Marinaleda: casas de dos plantas por 20 euros al mes
El alcalde comunista no entiende por qué otros pueblos y ciudades no aplican medidas como estas
En la localidad sevillana de Marinaleda los vecinos pueden tener una casa por unos 20 euros al mes, gracias al programa de vivienda asequible del Ayuntamiento, cuyo alcalde, Sergio Gómez, no entiende por qué otros pueblos y ciudades no aplican medidas como estas. Eso sí, en este pueblo de unos 2.600 habitantes a 110 kilómetros de la capital y casi pegado a la provincia de Málaga, se siguen unas pautas de progreso muy concretas, que pasan, por ejemplo, por un Ayuntamiento en el que ningún político cobra nada, “ni siquiera por asistencia a los plenos”, de modo que “quien se meta en política aquí sabe que no va a cobrar ni un euro”.
El alcalde, de IU-Podemos, es profesor de Historia en el instituto de la localidad, situado muy cerca del Ayuntamiento, y no ha dejado en ningún momento su actividad docente. Su antecesor, el histórico Juan Manuel Sánchez Gordillo, nunca firmó una nómina de su trabajo municipal, a pesar de que fue alcalde desde 1979 a 2023. Lo de las viviendas es una parte más de la forma de entender el servicio a los vecinos que tienen en esta localidad, donde se puede ir todo el verano a la piscina municipal por seis euros al mes o, por 12, tener a los niños en la guardería municipal.
En el pueblo no hay cadenas de supermercados ni empresas nacionales de importancia que puedan competir con el comercio de toda la vida. Si una gran constructora quisiera levantar una promoción de casas en el pueblo, simplemente no se le aprobaría en Pleno el uso de los terrenos y se tendría que dar media vuelta. En mitad de la vorágine a nivel nacional por la crisis de la vivienda, Sergio Gómez dice a EFE en su despacho que se han tomado muy en serio “un derecho que lo recoge el artículo 47 de la Constitución y el 25 del Estatuto de Autonomía, que garantizan el acceso a la vivienda”, y, usando los fondos del antiguo PER, han decidido “hacer casas en lugar de levantar calles”, y ofertarlas a los vecinos por un precio máximo de 20 euros al mes.
Así, muestra a EFE la promoción que está en obras en estos momentos, de 10 adosados por un lado y 14 por otro, separados por unos terrenos privados que el Ayuntamiento ha ganado en los tribunales para no frenar el crecimiento del pueblo. Son adosados de dos plantas. En Marinaleda está prohibido construir edificios como tales. Además, los 20 euros al mes dan la opción de tener la vivienda en alquiler sin límite de tiempo, pero la casa siempre es del Ayuntamiento. “Se evita así que se especule con la vivienda, y se consigue que tengan una casa todas las personas que lo necesiten”.
El propio alcalde vive en una casa levantada por un régimen parecido a los de las cooperativas de viviendas, en la barriada Hugo Chávez, con los futuros moradores aportando su mano de obra en la construcción y contabilizando las horas para el precio final de la casa. Cuando se termina la construcción, la casa es de quien la ha construido. Pero para que todo siga así en Marinaleda, es necesaria la ayuda de la Junta de Andalucía como competente en viviendas. Esta semana, Sergio Gómez escribió una carta abierta a la consejería del ramo, Rocío Díaz, para pedirle ayuda de cara a mantener la idea que ha dotado de vivienda en el pueblo a toda aquella persona que lo ha necesitado. Las promociones de viviendas se hacen por fases, y esas fases necesitan financiación por encima de los presupuestos municipales.
“Intentamos garantizar esos derechos que tienen los seres humanos simplemente por nacer seres humanos, y lo que hacemos es garantizar por completo el acceso a la vivienda y además un precio accesible”, recuerda el alcalde, que defiende que “con los bienes básicos como es la vivienda, no se debe especular en ningún sentido”. Una vez terminadas las casas, se estudiarán las situaciones personales de las personas solicitantes y se adjudicarán las casas. Uno de los requisitos es estar empadronados en Marinaleda dos años antes de solicitar la vivienda, y cuando se estudien todas las peticiones se podrán entregar las llaves de las nuevas 24 viviendas.
“Yo creo que al final todo se trata de voluntad política. Debe haber espíritu por cubrir las necesidades humanas. Los responsables públicos tenemos el deber, tenemos la obligación moral, de hacer de carne y hueso los problemas reales de la gente”, dice el alcalde justo antes de despedirse en su despacho de un Ayuntamiento situado ante una inmensa zona verde, otro de los aspectos que caracteriza la gestión de este pueblo.
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