Polémica en Doñana
La organización del boicot a la fresa también apuesta por reducir el consumo de carne
Campact también alerta de que el cultivo de aguacate, cacao, soja y café necesita mucha agua
«A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible», dijo Pedro Sánchez en julio de 2021 cuando el ministro de Consumo, Alberto Garzón, cargó contra la industria cárnica española por «exportar carne de mala calidad». Fue una de las incontables polémicas de la legislatura en el seno del Gobierno de la nación porque Garzón insistía en recomendar reducir el consumo de carne porque así «se evitaría el 50% de las emisiones de gases invernadero y el 20% de las muertes prematuras».
Resulta que la organización que está detrás de la recogida de firmas para boicotear la venta de la fresa de Huelva en Alemania defiende postulados muy similares a los que expresó en su día el todavía ministro de Consumo y que le causó el reproche del presidente del Gobierno y del ministro de Agricultura, Luis Planas. Este último, que ahora permanece en un segundo plano con el tema de la fresa, aseguró que las palabras del todavía dirigente de IU estaban «tan lejos de la realidad» que no era «creíbles».
Campact, que así se llama esta organización, lleva años protagonizando distintas acciones para «concienciar» al mundo de la importancia de luchar contra el cambio climático y ha protagonizado manifestaciones junto a la organización antiglobalización Attac o a colectivos ecologistas. Junto a su reciente posición en contra del cultivo de la fresa en Huelva por «secar» Doñana, también alerta de la cantidad de agua necesaria para cultivar otros productos como el aguacate, se opone al cultivo de la soja en Brasil por su «huella hídrica» y alerta de que los cultivos de cacao o café necesitan demasiada agua.
Igualmente, Campact también lleva a cabo campañas de concienciación para limitar el consumo de carne y la agricultura intensiva porque consume mucha agua. En el caso de la carne, se hace eco de que «en promedio mundial, se necesitan 15.415 litros para un kilogramo de carne de res» y que «alrededor del 70 por ciento de las tierras agrícolas del mundo se utilizan para la alimentación animal».
En su momento, también protagonizaron una fuerte oposición a la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por su sigla en inglés), los acuerdos de libre comercio que fueron rechazados por grupos de izquierdas en distintos países de la Unión Europea.
A esta organización es a la que el presidente del Gobierno y la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica le han dado cobertura en redes sociales difundiendo la campaña de boicot a la fresa de Huelva. Campact alaba las propiedades de la fresa, «uno de las frutas más populares en Alemania», pero señala que «se necesitan alrededor de 300 litros de agua para un kilogramo de fresas» y que su producción se agrava cuando se cultivan en una zona con «escasez de agua», lo que pone en peligro la fauna y flora del Parque Nacional de Doñana.
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