Sociedad

Boliden: 25 años de la mayor catástrofe ambiental de Europa

Aználcollar se aferra a la apertura «bajo lupa» de una mina de la que depende la economía de la comarca

El vertido de Aznalcóllar (Sevilla) del año 1998
El vertido de Aznalcóllar (Sevilla) del año 1998larazon

Los vertidos de lodo negro tiñeron de luto un pueblo de paredes blancas. El suceso tuvo impacto mundial. La madrugada del 25 de febrero de 1998 cambió la vida de Aznalcóllar y de una comarca entera entre Sevilla y Huelva, en el vértice y a las puertas de Doñana. Los vecinos recuerdan la fecha como un atentado (medioambiental). El impacto contaminante de la riada tóxica fue cien veces superior al de las 63.000 toneladas de fuel vertidas por el Prestige, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La contaminación arrasó 4.386 hectáreas en un radio de 62 kilómetros del cauce del principal afluente de Doñana, el río Guadiamar. El peor desastre medioambiental de la historia de Europa se llevó por delante el futuro de un pueblo que todavía trata de desesperarse de la pesadilla, agarrado a la esperanza, como quien camina a lomos de una yegua cansada sobre fangos contaminados. «Fue nuestro Hiroshima», relatan en los bares del pueblo. De la reapertura de la mina –pendiente de litigios– que abandonó Boliden con lo puesto –y sin hacer frente a los gastos de la limpieza del vertido provocado por la rotura de la balsa– depende el porvenir del municipio y alrededores.

Vista de la mina sevillana de Aznalcóllar (Foto: Manuel Olmedo)
Vista de la mina sevillana de Aznalcóllar (Foto: Manuel Olmedo)larazon

Juan José Fernández estaba de turno de mañana. "Avisaron de que algo había pasado. El comité, los relevos, estaban fuera. El bar estaba vacío. Todo el pueblo estaba en los vestuarios. Algo había pasado. Afortunadamente no hubo víctimas personales. Podía haber cogido a mucha gente. Aquello no se hizo bien", señala el ex minero, ahora alcalde del municipio.

Después del desastre ambiental, la mina se cerró y arrancó un proceso judicial contra la multinacional sueca Boliden, que no pagó –«Se hicieron los suecos»– pero sí cobró ayudas. La fecha del juicio confirmada por el TSJA es el 4 de julio. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, tenía esperanzas en llegar a un acuerdo con la empresa antes del final del pasado ejercicio. La cuantía asciende a 89 millones, que se elevarían a más de 132 sumando los casi 44 de sanción del Gobierno central.

En el camino, cientos de mineros perdieron su empleo y la economía de la comarca cayó a plomo. Un cuarto de siglo después, Aznácollar, con una población de unas 6.000 personas, tiene una tasa de paro del 20,62%, 608 personas. Tras el desastre, las cotas se elevaron como después pasaría en el resto de localidades con el crack del ladrillo, entre el 35 y el 40%. Uno de cada cinco habitantes (no todos están en edad de trabajar) sin empleo. Dos «ladrillazos» en una década, no hay pueblo que lo aguante. Muchos jóvenes «huyeron» del municipio porque no tenían ni los cuatro euros para pagar el autobús de ida y vuelta a Camas para apuntarse al paro. El cierre de la mina en 2011 congeló la economía y redujo más de un 25% la población del municipio sevillano. El año del desastre eran 5.756. Un cuarto de siglo después se ha recuperado población y está en 6.092.

E alcalde de Aznalcollar, Juan Jose Fernández
E alcalde de Aznalcollar, Juan Jose FernándezManuel Olmedo

El 80% de la localidad dependía de la mina. La economía de Aznalcóllar cambió en 1979 con su apertura. Garantizaba el sustento del pueblo a generaciones, hasta que la mina se truncó. «Queremos los mismos derechos que el lince», fue una de las reivindicaciones con más éxito tras el desastre. El pueblo se sentía desprotegido, abandonado a su suerte. Boliden tenía 417 mineros, 308 se prejubilaron. El resto tenía el compromiso de las administraciones de ser recolocado.

El desastre ecológico fue de tal calibre que, bajo la lupa de Europa, las administraciones entonces de PSOE, en la Junta, y PP, en el Gobierno se pusieron de acuerdo para la limpieza. Con una inusitada coordinación, bajo criterio científico y previo desembolso de más de 200 millones de euros, las 4.600 hectáreas anegadas por la riada tóxica quedaron descontaminadas recuperando su riqueza ecológica, salvo algunas zonas. Juan Carlos González entonces estudiaba Químicas y participó subcontratado en una empresa auxiliar en las tareas de limpieza. «El paisaje era como estar en Marte, entre lodos y gases. La ropa había que tirarla después de cada jornada». Se recogieron en un mes 37,4 toneladas de peces muertos (carpas, albures, barbos, anguilas), 96 ejemplares de vertebrados terrestres, 40 de anfibios, 11 ánades reales, 8 pochas, además de varios cientos de huevos de aves.

El coste final de la regeneración del río Guadiamar –sumando expropiaciones del cauce para evitar el comercio de cultivos y ganados contaminados y el programa estatal Doñana 2005, para recuperar los recursos hídricos de este espacio protegido– se elevó por encima de los 300 millones de euros. Dos décadas y media de litigios judiciales, hasta ahora, han fracasado para que Boliden pague, al menos, los 90 millones de la limpieza inicial del Guadiamar.

El cierre de la mina también cambió el mapa político en Aznalcóllar, donde gobernaba el PSOE y ahora gobierna IU, partido en el que se integraron los mineros. El alcalde era el presidente del comité de empresa con Boliden, quien lideró a los trabajadores en un encierro en la Catedral de Sevilla ante el olvido de las administraciones. El entonces cardenal Amigo Vallejo le dijo: «En la casa de Dios tenéis vuestra casa». La imagen de los mineros encerrados 149 días en la Catedral más grande del mundo dio la vuelta a España. Arrancaron el 11 de noviembre de 2009 y habían pasado ocho años desde el cerrojazo de Boliden. Aún había decenas de ex mineros pendientes de recolocación, como se comprometieron las administraciones tras el atentado ambiental.

Encierro que mantienen los ex mineros de Boliden en la Catedral
Encierro que mantienen los ex mineros de Boliden en la Catedrallarazon

Además del futuro del municipio de Aznalcóllar, hay otros asuntos pendientes, como el destino final de los millones de metros cúbicos de tierras contaminadas trasladados a la corta de la antigua mina. Murieron cuatro camioneros portugueses transportando lodos a destajo.

El Ayuntamiento ha tratado de diversificar la economía a través de la agricultura y tratando de poner en regadío 2.000 hectáreas que son de secano. "El PSOE nos engañó", lamenta el alcalde. Las parcelas son de especial protección por lo que «los agricultores que podrían estar trabajando sus tierras, se tienen que marchar a echar peonadas a la fresa en Huelva», señala Fernández. "Las mujeres se tuvieron que ir a servir a Sevilla". También se ha tratado de activar el turismo pero Aznalcóllar está íntimamente ligada a la minería. El municipio trata de mirar al futuro. Las directrices de la nueva mina están “al milímetro, bajo lupa” para que “no haya fallos”, relata el ahora regidor. "Gracias al progreso, a la ingeniería, hoy es una realidad que pueda reabrir la mina salvaguardando el medio ambiente. Se trata de una mina sin balsa, con un proyecto minero y la restauración del entorno". El alcalde espera que en meses se anuncie la buena nueva, “para el primer cuatrimestre” estará “la autorización ambiental de aguas depuradas”. Son “más de 2.000 empleos en un kilómetro cuadrado, 1.100 en producción, cada minero son cinco empleos inducidos. Sueldos de 20-25.000 euros, un millón en el pueblo. Puede que la lotería nos toque en unos meses” con “una mina que cuando sea una realidad será un antes y un después en la minería”.

La vieja mina a cielo abierto da al sur, mirando al pueblo, guardando la ignominia de los residuos. Al norte, de agua azulada, la Corta de los Frailes se quedó en una fase inicial de explotación cuando Boliden cerró. En el horizonte se vislumbran las tres antorchas de la planta termosolar de Abengoa en Sanlúcar, como el ojo de Sauron acechando al pueblo. El Guadiamar, «príncipe de los ríos» en árabe, baja con escasa agua por la sequía hacia Doñana. En Aználcollar hay un monumento que recuerda un pasado próspero minero. La apertura de la mina sería el Plan Marshall de la comarca y volver a empezar.

EL DESASTRE QUE PUDO HABERSE EVITADO

►Boliden lamentó «profundamente» el vertido de Aznalcóllar pero negó la obligación de pagar a la Junta. Boliden no pagó pero cobró casi 40 millones a fondo perdido entre 1994 y 1999 con el compromiso de mantener 430 empleos.

►Dos años antes del vertido, un técnico ya avisaba de la deficiente estructura de la presa podía reventar. Al fallo del diseño de la presa se unió la ubicación junto al río Agrio y no había plan de prevención. Fue el mayor desastre natural de la historia de Europa.

►El litigio entre las mineras Magtel y Grupo México mantiene sin abrir la mina pese al anuncio de apertura desde 2015. Los ecologistas denuncian que la minera mexicana se ha visto envuelta en accidentes medioambientales en el Río Sonora de su país.