
Tribuna
Trump y el disparate del 200%
«El sector de EE UU está más alarmado que el del vino español», señala el ex director internacional de Bodegas Barbadillo

El 13 de marzo en su página web “Truth Social,” el presidente de Estados Unidos Donald Trump escribió “…EEUU impondrá en breve un arancel de 200% a todos los vinos, champañas, y bebidas alcohólicas saliendo de Francia y otros países de la UE.” Ya sabemos que a Trump le encantan las mayúsculas. Pero el susto que recorre el mundo del vino español también es mayúsculo. El mensaje fue su respuesta a una tasa de 50% al whiskey americano provocado por los aranceles al acero y aluminio europeos que entraron en vigor el día anterior. Los aranceles, como las noticias, vuelan. Trump terminó su mensaje con una afirmación tan dudosa como peligrosa: “Esto será fantástico para los negocios de vino y champán en EEUU.” Y así nos encontramos, enfrentando una posible guerra comercial con la primera potencia económica (e importador de vino) del mundo. Trump, aseguran algunos, es un empresario y todo esto forma parte de una negociación que se resolverá “tarde o temprano”. Otros no están tan seguros. No confían en que este presidente tenga otros objetivos que ejercer el poder unilateral y doblegar los demás a su voluntad. Arancel como herramienta de negociación o como un fin en sí, hay una cosa clara: un impuesto de 200% al vino no sería fantástico para nadie, ni para la Unión Europea, ni mucho menos EEUU.
No es la primera vez que el sector del vino español sufre por la estrategia, o ira, de Trump. Aunque fue algo diferente en octubre de 2019, cuando, en represalia por las subvenciones ilegales de Airbus, y respaldado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), EEUU impuso un arancel de 25% a ciertos vinos de España, Francia, Alemania y Reino Unido. Dos meses más tarde, con la batalla entre Airbus y Boeing enfureciendo, se extendió el impuesto a todos los vinos de estos cuatro países. Italia, el primer proveedor de vinos a EEUU, y el resto de países productores de vino de la UE, se libraron por no haber sido proveedores directos de subsidios ilegales. Las consecuencias para las exportaciones a EEUU fueron desastrosas. La Federación Española del Vino (FEV) estimó que el 90% de las bodegas españolas perdieron entre 30% y el 50% de sus ventas a EEUU. La tensión siguió creciendo en 2020 cuando Trump amenazó con una impuesto de 100% a todo el vino de la UE. Finalmente, tras el fallo de la OMC que Boeing también había recibido subvenciones ilegales, y la inauguración del nuevo presidente Biden, se suspendieron los aranceles en marzo de 2021.
Como director de exportación de bodegas españolas durante 30 años, ya había experimentado grandes crisis antes. Pero nada como ésta. El sector del vino en España genera más de 360.000 empleos directos, representa el 1,9% del PIB, y exporta a 189 países. Los que nos dedicamos al vino español somos agradecidos y orgullosos de contribuir algo esencial a la economía, imagen, y cultura del país. Pero de repente nos encontrábamos en un fuego cruzado entre los gigantes de las industrias aeroespaciales y de defensa. Nos sentimos abrumados e impotentes. Y también enfadados que la viña y el vino iban a sufrir por la peleas entre acero y aviones.
Como estadounidense, que también soy, viví esa guerra comercial entre “mis” dos países con especial angustia. No hubo ganador, todos perdimos. Pero con un arancel de 25%, y a pesar de las perdidas por todas partes, pudimos resistir. Las bodegas y los importadores redujimos márgenes al mínimo para mantenernos en la todopoderosa red de distribución estadounidense. Al final, casi todos sobrevivimos. Pero no todos, y eso fue con un arancel de “solo” 25%.
Si Trump cumple con su amenaza de 200% no habría una sola bodega en España, ni grande, ni pequeña, ni la más especializada, que podría salvar las ventas en EEUU. Pero el mundo no acaba en EEUU. Félix Solís Avantis con sede en Valdepeñas, Ciudad Real, es de los más grandes y más internacionales. En 2024 su facturación superó los €400.000.000, 65% en exportación y el 5% de esta cifra en EEUU. Su director general comercial, Félix Solís Ramos, comenta que los grandes importadores y cadenas como Sam’s y Wallmart “piden calma y no creen que esto va a suceder.” También reconoce, como pasó en 2020, que si se queda en 25% se podría “aguantar”. ¿Y en el peor de los casos? “Nuestra exportación está muy diversificada, vendemos en 135 países.”
Bodega Miguel Merino en Briones, Logroño, es de las pequeñas. Produce unas 50.000 botellas de Rioja al año con precios EXW que alcanzan los €30 por botella. Él también reconoce que el 200% “no puede ser” y que supondría el fin de la venta durante su imposición. Pero como Félix Solís, y gran parte de las empresas españolas, Miguel Merino lleva mucho tiempo trabajando en la diversificación y fidelización de clientes y vende ahora en 30 países. No supondría tampoco un golpe letal.
El Grupo Estévez, Jerez de la Frontera, Cádiz, elabora grandes versiones de los inimitables (y aún demasiado poco conocidos) vinos de la región. Los finos, amontillados, olorosos, y manzanillas de Jerez y Sanlúcar forman una categoría, dice su director de exportación, Ignacio López de Carrizosa, “muy especializada y el mercado americano es el más receptivo a todo tipo de especialización e innovación.” Lamentaría cualquier revés, ya que EEUU supone casi el 20% de los vinos de más valor añadido, y comenta: “Un arancel de 200% sería, obviamente, inviable. Pero nuestros importadores no creen que la sangre llegue al río.”
Más les vale. A quien más daño le puede hacer la disparatada amenaza de 200% es a los importadores de vino en Estados Unidos. En 2023 EEUU importó vino por valor de $6.840.000.000. Italia y Francia solo supusieron el 68% y con España y el resto de la UE supera el 75%. La U.S. Wine Trade Alliance (USWTA), fundada durante la primera crisis, es una organización que representa los importadores, minoristas, y distribuidores de vino en Estados Unidos e insiste que atacar el vino es contraproducente. “Por cada $1.00 en daños causados a la UE, generan $4.52 en pérdidas para las empresas estadounidenses.” Los 4.000 importadores de vino son los que más tienen que perder, “se enfrentarán a una catástrofe y muchos podrían cerrar.” Pero también advierte del gran peligro para los 350.000 restaurantes, 50.000 minoristas de vino, e innumerables pequeñas bodegas de vino en EEUU que dependen de los mismos especialistas que los vinos de importación. Hablan de la amenaza existencial a que se enfrentan muchas de estas empresas y aseguran que “Cada ciudadano estadounidense conocerá un negocio que cerró o a un amigo que perdió su trabajo si estos aranceles se imponen".
El sector del vino estadounidense está, por lo general, más alarmado que el español. Al final tiene más que perder. Pero nadie sabe si esta amenaza es un farol o si Trump va en serio, porque nadie sabe si Trump entiende, o si le importa, el daño que puede causar. Por ahora, lo único que podemos hacer es esperar que el disparate del 200% se resuelva más pronto que tarde.
✕
Accede a tu cuenta para comentar