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Consecuencias del gran apagón

«Tuvieron que venir dos patrullas de policías y la ambulancia para subirme a casa»

Cientos de vecinos, comerciantes, personas dependientes y viajeros sufrieron las consecuencias del gran apagón en Andalucía

Andalucía, la región más poblada de España, vivió una jornada en la que las ochos provincias quedaron a oscuras hasta la madrugada del martes EFE

Andalucía se detuvo. La comunidad autónoma vivió el lunes una jornada histórica tras sufrir el apagón generalizado que paralizó por completo su actividad social y económica durante horas. El incidente, cuyas causas aún se investigan, afectó a todas las provincias andaluzas sin excepción. Hacia las cuatro de la tarde comenzaron a llegar los primeros indicios de recuperación en Málaga y Sevilla; le siguieron Cádiz, Huelva, Córdoba, Jaén y Granada; mientras que Almería fue la última en restablecer el suministro eléctrico, en algunos barrios hasta 24 horas después.

Málaga vivió situaciones de confusión y caos. Elena, residente en el centro de la capital, sufrió «momentos de ansiedad», ya que, según explica a LA RAZÓN, «no pude ir a trabajar porque tenía que coger el tren después del apagón para llegar al centro comercial Plaza Mayor». La otra alternativa tampoco fue una opción: «Ni autobús, ni taxi, fue toda una locura. No tenía conexión a internet para pedir un VTC y las colas de los taxis eran interminables», señala. En pleno casco histórico, las tiendas como en la que trabaja Victoria tuvieron que cerrar. «Cuando vino el apagón estaba la tienda llena de gente», confiesa la dependienta de Ceilan, que recuerda que «el datáfono dejó de funcionar automáticamente a las 12:30 horas y los que no tenían efectivo no pudieron comprar; eso se traduce en pérdidas». La incertidumbre se extendió hasta la tarde, cuando sobre las 16:30 horas la policía recomendó cerrar el comercio porque «iba para largo». Las consecuencias fueron especialmente duras para Enriqueta, una mujer mayor que regresaba del médico y que tuvo que «subir sola los nueve pisos donde vivo con la ayuda del bastón». Su hija, Eva, que vive en otro barrio, visiblemente afectada, relata que estuvieron «15 horas sin luz, sin poder llamar y sin WhatsApp», lo que le ocasionó pasar el día, «atacada de los nervios».

«Tuve que subir sola los nueve pisos donde vivo con la ayuda del bastón»

La misma angustia se repitió con especial intensidad en Sevilla, donde la estación de Santa Justa, convertida en un improvisado refugio, parecía más un hospital de campaña. Allí, cientos de viajeros atrapados pasaron la noche en el suelo, resguardados por mantas proporcionadas por la UME. Entre ellos estaban Lucía y Antonio, quienes debían tomar un AVE a Barcelona la tarde anterior y que habían pasado horas «buscando desesperadamente enchufes para cargar los móviles», denunciando además que «Renfe apenas informaba y no nos ofrecían ninguna alternativa». El problema eléctrico golpeó también a pacientes dependientes de equipos médicos como Miguel Ángel Rodríguez, un vecino de 80 años de Heliópolis, que, tras agotar la autonomía de su máquina de oxígeno, llamó desesperado a sus hijos. Cuando los vio aparecer, afirma, «se me saltaron las lágrimas, estaba muy agobiado». Finalmente, tuvo que ser trasladado al Hospital San Juan de Dios, donde permaneció hasta que se restableció la luz en su domicilio.

La estación de Santa Justa se convirtió en un «albergue» de pasajeros sin trenAgencia EFE

La situación no fue menos grave en Almería, la provincia más castigada por la duración del apagón. Algunos barrios de la capital aguantaron 24 horas sin suministro. En el barrio de Regiones, Juan, gerente de una tienda multiservicios, vivió impotente cómo sus pérdidas crecían por minuto: «Solamente en helados he perdido 1.300 euros y, en carne, 2.300 euros», cuantificando finalmente sus pérdidas en «unos cinco o seis mil euros», asegura. Sin embargo, en medio de las pérdidas, también surgió la solidaridad. Ignacio, comerciante del centro, decidió entregar sus productos sin cobrar a los que no tenían efectivo, «apuntando las comandas que hoy nos están viniendo a pagar los clientes», convencido de que en estos momentos es necesario «demostrar que estamos dispuestos a ayudar a los vecinos». Por otro lado, Laura, una vecina con discapacidad de 47 años que literalmente quedó atrapada en su portal, recuerda que «tuvieron que venir dos patrullas de policías y la ambulancia para poder subirme a casa». El transporte ferroviario almeriense permaneció ayer detenido desde por la mañana, lo que afectó a personas como Tania, atrapada en Madrid desde ayer tras la cancelación urgente de su intervención quirúrgica.

La provincia de Cádiz tampoco se libró de las incertidumbres y miedos que suscitó el apagón eléctrico. Incidente que despertó temores del pasado, provocando acopios de alimentos muy concretos, «por si la luz», como comentaban muchos, «no viene en tres o cuatro días». «En lo que va de día», explicaba al filo de la noche del lunes Juan María Fernández, propietario de uno de los establecimientos de alimentación y artesanía más emblemáticos del casco histórico de Vejer de la Frontera, «he vendido más latas de conserva y embutidos que en dos semanas». Y es que, a diferencia de lo que ocurrió con el Covid, en el que uno de los artículos estrella fue el papel higiénico, en esta ocasión el protagonismo se lo llevaron los alimentos fríos y las velas. «Le he dado salida a todas», concluye.

«He vendido más latas de conserva y embutidos que en dos semanas»

En otras provincias como Granada, Córdoba, Jaén y Huelva, aunque con menor duración que Almería, también sufrieron serias complicaciones. En Granada, el apagón generó grandes problemas en la movilidad urbana y el cierre anticipado de la mayoría de los establecimientos comerciales. En Córdoba, decenas de personas quedaron atrapadas en ascensores, los cajeros abiertos no daban abasto y los comercios de barrio reportaron pérdidas y problemas de seguridad. Más de lo mismo en Jaén, una provincia que se vio afectada, aún ayer, por la paralización del tráfico ferroviario. Huelva pasó cinco horas sin luz. La industria agroalimentaria, en plena campaña de frutos rojos, se vio especialmente afectada debido a que la interrupción de la cadena de frío generó pérdidas económicas que aún no se han podido cuantificar.