Con la llegada de la primavera, los días se alargan, las temperaturas suben y la naturaleza florece, invitándonos a disfrutar de paseos al aire libre junto a nuestras mascotas. Sin embargo, esta estación también trae consigo ciertos peligros ocultos que pueden poner en grave riesgo la salud de nuestros animales de compañía.

Uno de los más preocupantes es la aparición de la oruga procesionaria del pino, una especie que, aunque pueda parecer inofensiva, representa una amenaza tóxica y potencialmente mortal para los perros y otros animales.

Advertencia de la Policía Nacional

Recientemente, la Policía Nacional ha compartido en sus redes sociales un video de alerta ciudadana para informar y concienciar sobre el peligro que supone esta oruga para nuestras mascotas.

En el video, advierten de forma clara que el simple contacto con la procesionaria puede desencadenar consecuencias graves para la salud del animal, siendo indispensable actuar con rapidez y eficacia en caso de exposición.

El peligro de las orugas procesionarias

Las orugas procesionarias se desplazan en fila, formando largas cadenas que pueden encontrarse fácilmente en parques, pinares o jardines durante la primavera. Están cubiertas por unos pelos urticantes que, al desprenderse, liberan una toxina extremadamente irritante y peligrosa.

Si tu perro ha tenido contacto con una oruga procesionaria, lo primero que debes hacer es mantener la calma y actuar con rapidez. Es fundamental contactar con el centro veterinario más cercano y trasladar al animal lo antes posible para que reciba atención especializada. Mientras tanto, en casa, puedes realizar una primera intervención para intentar reducir los efectos del contacto con la toxina.

Debes evitar frotar la zona afectada, ya que esto solo agravará la irritación y facilitará la penetración de los pelos urticantes. Lo más recomendable es lavar la zona suavemente con agua tibia, arrastrando los pelos en lugar de frotarlos.

Cómo saber si tu mascota ha estado en contacto con la procesionaria

Entre los síntomas más comunes que puede presentar un perro tras entrar en contacto con la procesionaria se encuentran la inflamación de la cara, especialmente en la zona de la boca, la nariz y los párpados.

También es habitual un aumento excesivo de la salivación y, en casos más graves, se puede producir necrosis en partes de la lengua debido a la toxicidad de la oruga. En algunos casos, el perro puede sufrir incluso hipertermia, lo cual agrava aún más la situación.

Por ello, es vital no subestimar el riesgo que representa esta oruga y tomar todas las precauciones posibles. Evita pasear con tu perro por zonas donde haya pinares, sobre todo durante los meses de marzo a mayo, y presta especial atención al comportamiento de tu mascota durante los paseos. Si ves que se acerca a cadenas de orugas o muestra curiosidad por objetos en el suelo, retíralo de inmediato.