Investigación científica
Caricias para tratar al paciente
Un experto defiende incorporarlas en el tratamiento porque estimulan unas zonas cerebrales específicas que proporcionan bienestar
Las caricias en el tratamiento de pacientes pueden mejorar su confort, ya que se estimulan unas zonas cerebrales específicas que proporcionan bienestar, ha asegurado el jefe de Neurofisiología del Hospital de Bellvitge, Jordi Montero.
El doctor Montero ha impartido una conferencia en el centro hospitalario de L’Hospitalet de Llobregat con motivo de su jubilación tras una larga carrera en el mismo.
«Tenemos que romper barreras para que el contacto táctil forme parte de las armas de las que disponen los profesionales sanitarios», ha explicado en declaraciones a Efe.
Durante la conferencia titulada «Neurofisiología de la caricia», se ha servido de diferentes técnicas de estudio (potenciales evocados, resonancia magnética funcional, teoría de la evolución darwiniana) para defender la importancia de las caricias en el aprendizaje humano y las relaciones sociales.
Montero ha subrayado que la neurociencia demuestra que las caricias activan unos receptores específicos en el pelo de la piel que transportan esta sensación directamente a las áreas cerebrales que regulan las emociones de manera singular; es decir, que estas zonas no se pueden activar de otra forma.
Ha subrayado también que la caricia es un elemento presente en la naturaleza, sobre todo en los mamíferos, que acarician continuamente a su cría cuando nace.
En este sentido, ha reivindicado la necesidad de que los familiares den cariño físico a los más pequeños y ha avisado de que un bebé que durante su primer año de vida no reciba suficiente contacto humano puede presentar carencias en su desarrollo.
Montero ha recalcado que las caricias y el contacto, ya sea hacia familiares o hacia enfermos, se debe producir desde el respeto y siempre con educación.
Para el médico, la cultura es la fuente de los reparos que impiden que las personas se toquen más, ya que en muchas ocasiones no se sabe si se actúa de forma adecuada.
En este sentido, ha abogado por hacer pedagogía y fomentar estos contactos suaves en todos los ámbitos de la vida, desde la familia hasta el trabajo, pasando por las amistades.
«Las caricias y el contacto deben estar presentes en todos los ámbitos, pero quizá en el hospitalario es aún más necesario», ha considerado.
Un ejemplo de lo que, a su entender, podría ser conveniente, es fomentar que los cuidadores acaricien a los enfermos graves o terminales para aportarles confort y reforzarles emocionalmente.
EFE
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