Medio Ambiente
Vidrio reciclado: Una segunda vida para botellas, tubos de ensayo y pantallas de TV
El vidrio se esconde en muchos aparatos de nuestra vida cotidiana más allá de los contenedores de bebidas. Una vez los tiramos sirven para montar pavimentos de parques, limpiar grafitis y hasta hacer baldosas
El vidrio se esconde en muchos aparatos de nuestra vida cotidiana más allá de los contenedores de bebidas. Una vez los tiramos sirven para montar pavimentos de parques, limpiar grafitis y hasta hacer baldosas
El reciclaje de vidrio, además de los beneficios ambientales que conlleva, como el ahorro de energía y la reducción de consumo de recursos naturales, genera materia prima para bastantes más usos que la fabricación de nuevos envases. Porque, además del vidrio de los envases, los que se depositan en los iglús verdes, también se recicla el procedente de diversas industrias y actividades, al que se le encuentran muchas más aplicaciones pero menos conocidas.
La empresa Camacho Recycling, de Alcaudete (Albacete), ha buscado más usos para el vidrio que recupera de manufacturas de automóvil (como lunas), de la industria cristalera, de material de laboratorios o de tubos catódicos de las pantallas de las televisiones antiguas, por citar algunos de los ámbitos de los que se abastece para su producción. Porque, no olvidemos, una vez que entra en la planta, todo ese vidrio pasa de residuo a materia prima para nuevos productos. Pura economía circular. Esta empresa gestiona al año en torno a 185.000 toneladas de vidrio. Una parte proviene de los 18.000 iglús de calle de las provincias de Albacete, Alicante y Murcia. «Unas 85.000 toneladas anuales, aunque hay otras fuentes, como la que generan las plantas de envasado por rotura o por cambios de formato, etc. Todo esto se dedica básicamente a la fabricación de más envases», explica Fernando Gómez, su director gerente.
Pero con lo que se emplea a fondo el departamento de I+D+i de la empresa, –a la que dedican entre un 10% y un 15% de los 15 millones que ronda la facturación anual de Camacho Recycling– y que realiza frecuentemente en cooperación con universidades o centros tecnológicos, es con las 100.000 toneladas del vidrio procedente de los sectores antes mencionados «que recogemos en toda España y también de importación, adquirido en Estados Unidos y varios países de Europa, para transformarlo y meterlo en nuevas líneas de valor añadido», explica Gómez. Con todo ello, aparte de desarrollar diversas aplicaciones para sectores tradicionales como «fabricación de vidrio plano, aislantes, revestimientos vítreos, pavimentos, componentes para la industria cerámica, recubrimientos para piscinas, etc.» continúa el gerente, también han creado nuevos productos para nuevos usos «como uno para filtración de aguas, en piscinas, en potabilización, en riego. Con este producto, llamado Bioma, conseguimos filtrar partículas a partir de una micra. Y permite reducir un 50% el uso de productos químicos, además de ahorrar consumo de energía y de agua», dice Gómez.
A los iglús a menudo llegan piedras, cerámicas o porcelanas «que antes para nosotros eran un rechazo que llevábamos al vertedero. Pero estuvimos investigando con ellos y ahora se les aplica un tratamiento específico y hacemos dos productos propios, que son doblemente interesantes porque los aprovechamos y por el uso que tienen. Son el King Phoenix y el Bru-glass. El primero es un cemento de vidrio que se usa para compactar la tierra en caminos de parques o sendas en espacios protegidos, aparcamientos en espacios naturales, etc. Y el segundo, se aplica para limpieza de grafitis, de piedra de monumentos, superficies de hormigón, de metal o de madera. Y, además, tiene la característica de que sustituye a la arena de sílice. Este material produce silicosis y en muchos países ya está prohibido. De manera que soluciona también un problema de salud laboral», hace hincapié el gerente de la firma Camacho Recycling.
La búsqueda de nuevas aplicaciones puede iniciarse por dos vías: «Por iniciativa nuestra para ofrecer soluciones nuevas a clientes, que les puedan permitir ahorrar energía o materias primas, por ejemplo para pavimentos; y también porque algún cliente nos pide alguna solución nueva para alguna necesidad que pueda tener», explica Gómez.
Limpieza de grafitis
En caso del vidrio de los tubos de televisiones antiguas, que todavía llegan en notables cantidades a las plantas de residuos eléctricos y electrónicos, han creado un producto que llaman Smart Recycling, desarrollado en sus laboratorios y con la Universidad Jaime I de Castellón y el Instituto de Cerámica y Vidrio. Es una aplicación en la que son referente a nivel mundial en la utilización del residuos vidrio y los vidrios de las antiguas pantallas de televisión (CRT ) para su uso en el sector cerámico, que se puede utilizar como materia prima en la fabricación de nuevos esmaltes cerámicos, con importantes beneficios tanto a nivel económico como ambiental.
Una de las empresas que utilizan los productos de Camacho Recycling, concretamente el Bru-Glass, es Levantina de Limpiezas, del Grupo Espiral. Se dedica a la limpieza de superficies de muy diversos tipos, como cubiertas de barcos, vigas de madera, piedras de fachadas o monumentos, maquinarias... las limpian simplemente, pero también las restauran o rehabilitan. Hablando en propiedad su actividad, como detalla su responsable, Francisco Reig, es «el chorreado técnico de superficies. Es lo que antes se llamaba chorro de arena. Se hace con unas máquinas en las que se introduce aire comprimido y se proyecta el abrasivo hacia el exterior, como si fuera una limpiadora, pero en vez de con agua con el producto que se le ponga. Pero la arena tiene el riesgo de ocasionar silicosis, y se prohibió. Sin embargo, este producto no lo tiene y funciona igual o mejor».
El abrasivo que utilizan ahora es «Bru-Glass, concretamente el de gránulo más fino. Mezclado con agua, le quita la fricción que pudiera tener. Por ejemplo, podría quitarme manchas de aceite de maquinaria de las manos sin dañármelas. Se va combinando la presión del aire con el tamaño del abrasivo dependiendo de cada trabajo. Por ejemplo, el más fino es como el bicarbonato. Y ese se emplea para los trabajos más delicados. Con ello han limpiado tanto pinturas de grafitis, como la pintura y toda la materia que llevan pegada el casco de los barcos para volverlos a pintar, pero también coches antiguos, o la suciedad que deja la contaminación en fachadas, bancos de madera de los parques. Con alguna ventajas añadidas más: tardamos la mitad de tiempo, se puede recuperar para volverlo a utilizar y no hace tanto polvo», afirma Reig.
Ellos usan este producto desde «hace unos tres años. Fuimos los primeros yo creo», exclama Reig. Antes empleaban como abrasivo silicato de aluminio, un material de origen mineral, y un buen sustituto, «quizá un poco más lento. Pero tiene mejor precio, cuesta tres veces menos, así que, haciendo cuentas es mucho más rentable», dice el empresario.
A menudo las empresas se apoyan en profesionales externos que desarrollan funciones o trabajos muy específicos por encargo. Son los consultores. Uno de ellos, Sigfrido Allepuz, ingeniero químico y técnico cerámico, está especializado en formulación de esmaltes para aplicación en cerámicas para pavimentos o para revestimiento.
Trabaja habitualmente con Camacho Recycling y uno de sus proyectos ha sido «los estudios que permitieran incorporar vidrio a la pasta de arcillas de soporte de la baldosa para conseguir que funda antes y reducir la temperatura de cocción manteniendo las mismas propiedades que sin vidrio. De tal manera que se consume menos energía y, también, se baja la necesidad de materias primas. Con lo que se reduce la extracción de arcillas, además de reciclar vidrio», explica el ingeniero. La proporción de éste que se incorpora a esa arcilla es «aproximadamente entre un 5 y 10 por ciento, y con eso hemos conseguido reducir la temperatura de 1.200 grados, a la que funden sin vidrio, hasta 1.140. En gas eso es una reducción exponencial. Es decir, el horno consume muchísimo más gas para alcanzar solo un poco más de temperatura», explica Allepuz.
Ése ha sido uno de los proyectos en los que se ha ocupado, aunque no era «de mi especialidad propiamente. Pero, en colaboración con Smarticeram, hemos realizado un esmalte que incorpora también vidrio para cerámicas entre sus componentes. Empleamos el que procede de las pantallas de televisión de tubo, que tiene la característica de que se comporta igual que los materiales a los que sustituye, que, además, al fundirse emiten gases contaminantes. Poniendo un 10 o 20% de este vidrio en los esmaltes, ya estamos dejando de incorporar una cantidad de materiales contaminantes. Y también abarata el precio, de un a 14 a un 20 por ciento», afirma Allepuz. Eso sí, lamenta que muchos fabricantes no sean muy partidarios todavía de destacar en sus productos que entre los componentes utilizados se incorporan materiales provenientes de reciclaje. Los nuevos directivos, ya con una mentalidad más moderna, sí que lo aceptan mejor.
Varios orígenes y muchos subproductos
Cada español recicló de media durante 2017 casi 17 kg de vidrio, eso se traduce en unos 64 envases por persona. Esto es un 5% más que el año anterior, según datos de Ecovidirio, la entidad sin ánimo de lucro que se encarga de estos temas en España. El sistema de reciclaje acaba de cumplir 20 años.
Mucha de la materia prima con la que se realizan subproductos provienen de lo que se recoge en los iglús de la calle, pero las fuentes de obtención son muy diversas. El tubo y las pantallas de televisión antiguas también se reciclan, los descartes de las fábricas de envases, así como las porcelanas.
Durante el proceso de reciclado del vidrio se pueden obtener nuevos e interesantes materiales derivados de este y que son empleados para la fabricación de otros productos a los que se les dará usos muy diversos. Es lo que sucede con el cemento de vidrio o con el de arena.
Los nuevos usos van desde compactarla tierra en caminos de parques y sendas de espacios protegidos hasta limpiar grafitis de monumentos, superficies de hormigón, de metal o de madera. También se utiliza para la fabricación de baldosas con menos calor, lo que abarata su coste energético
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