Bartolomé Beltrán
Gasto e inversión
Va siendo hora de que en España los vaivenes políticos no trastoquen el Estado del Bienestar
Va siendo hora de que en España los vaivenes políticos no trastoquen el Estado del Bienestar
Estamos buscando la cuadratura del círculo. Lo vimos en la toma de posesión del Consejo General de Farmacéuticos. Ya sabemos que la nueva ministra, Carmen Montón, está de acuerdo con una reclamación implícita en su discurso del presidente Jesús Aguilar. Se refería a que la prestación farmacéutica «deje de medirse sólo como gasto para que se haga como inversión».
Justo en el saludo, propiciado por Aguilar entre la ministra y el consistente y eficaz director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, también estuvieron con la atenta escucha de los discursos Antonio Mingorance, presidente de Bidafarma, y altos directivos de Cofares, o sea, todas las partes implicadas de una u otra manera en que el medicamento llegue al ciudadano. Va siendo hora de que en España los vaivenes políticos o el cambio legítimo de las administraciones no trastoquen el Estado del Bienestar. Nadie está en el derecho de alterar algo tan esencial como la salud de los ciudadanos. Lo dice el libro de Jordi Sevilla e Ignacio Riesgo, quienes indican que las relaciones entre salud y desarrollo económico transitan por una mejor productividad, la educación, y el factor demográfico, pues la población mejora el ratio de trabajadores/dependientes. Se ha estimado que un año de incremento de la esperanza de vida puede aumentar la renta per cápita un 4% y que una buena salud de los trabajadores aumenta la productividad entre un 20 y un 47%. Así que «oído cocina», y pocas bromas con la salud y, en este caso, con los medicamentos. Seguro.
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