Enfermedades
Gripe: La epidemia que llega, más tardía pero más virulenta que el año pasado
La cepa predominante, la A, hace que los casos sean más graves. Unida a bacterias, como el neumococo, multiplica las complicaciones
La cepa predominante, la A, hace que los casos sean más graves. Unida a bacterias, como el neumococo, multiplica las complicaciones
De nuevo, y por segunda semana consecutiva, los casos de gripe siguen en ascenso y aún no se ha llegado al pico máximo. La tasa global de incidencia de gripe es de 205,3 casos por 100.000 habitantes, en plena fase de ascenso de la onda epidémica de gripe de la temporada 2018-2019, asociada a circulación mixta de A(H1N1)pdm09 y A(H3N2). La primera cepa está incluida en las vacunas tetravalente y trivalente que protegen a casi el 20% que ha optado por inmunizarse frente al virus, cifra que de forma parcial supera los datos del año pasado casi el 40% de los profesionales sanitarios y el 56% de los mayores de 65 años.
En la semana 03/2019 se ha recibido información de la vigilancia de gripe de todas las redes integradas en el Sistema centinela de vigilancia de gripe en España (ScVGE), del Instituto Carlos III de Madrid. Todas las redes, excepto Extremadura, presentan unas tasas de incidencia de gripe por encima de su umbral basal (o epidémico), siendo el nivel de intensidad muy alto en Cantabria y País Vasco, alto en Navarra, medio en Cataluña y Baleares, y bajo en el resto, excepto Extremadura, donde todavía es basal. La difusión es amplia (o epidémica) en todo el territorio vigilado, excepto en Canarias, donde es local, y en Ceuta y Extremadura, donde todavía es esporádica. La evolución es ascendente en todo el territorio sujeto a vigilancia.
La gripe estacional supone un desafío anual debido a factores que tienen que ver con el virus como la cocirculación de dos subtipos de gripe A (H1N1) y (H3N2), junto con otros dos linajes de gripe B (Victoria y Yamagata), y a su constante reordenamiento genético, a su transmisibilidad, virulencia y comportamiento epidemiológico en cada temporada. «Además, existen también otros aspectos fundamentales no directamente relacionados con el virus pero que también influyen como son los factores asociados al individuo (la edad, comorbilidad, estado inmune, riesgo de exposición, exposiciones previas al virus, historial de vacunación)», como explican fuentes de Epidemiología de la Consejería de la Comunidad de Madrid. Además, apuntan que «la gripe ha venido circulando entre las poblaciones humanas, alternando brotes epidémicos de poca magnitud con otros que han afectado de manera más extensa a nivel mundial. La actividad habitual es debida a los cambios antigénicos de los virus A (subtipos H1N1 y H3N2) y B (en sus dos linajes conocidos)».
A más frío, más propagación
Con la bajada de los termómetros se ha dibujado el marco perfecto para que los virus se propaguen con mayor facilidad. «El año pasado fue atípico porque el frío intenso que estamos sufriendo estos días llegó antes y éste parece que se ha retrasado un poco más», apunta el portavoz de Separ. Y con esta situación llegan los colapsos en urgencias. «Todo esto era, una vez más, esperable. Invierno, inicio del frío, fragilidad, tiempo libre, conciliación de otros y la paciencia de los profesionales que trabajamos en estos servicios», argumenta Armengol.
Esto hace lamentar a muchos que hace unas semanas no decidieran vacunarse contra la gripe, como recuerda el presidente de Semes: «Queremos insistir en que la medida de control considerada más eficaz frente a la gripe es la vacunación anual de ciertos grupos de población considerados de alto riesgo de padecer complicaciones asociadas a gripe. Se está a tiempo de vacunarse aún, hasta finales de enero, o un poco más incluso».
En la actualidad, según datos del Gripómetro, apenas un 20% de la población total tiene un escudo contra el virus; llega al 56% en los mayores de 65 años, casi alcanza el objetivo marcado por el Ministerio de Sanidad de llegar al 40% entre los profesionales sanitarios con un 39,8%, y un 11% de las personas con edades entre 18 y 64. «La vacunación está disponible durante todo el tiempo que dura la campaña, por lo que aún estamos a tiempo de inmunizarnos y debemos saber que esta medida es la forma más eficaz de prevenir la enfermedad», explica Esther Redondo Margüello, coordinadora de Actividades Preventivas y Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Vigilar los síntomas
El diagnóstico de la gripe suele ser clínico, «al detectarse un caso con signos y síntomas compatibles con gripe dentro de un contexto adecuado (temporada gripal, casos cercanos al paciente...). Sin embargo, puede ser difícil de diferenciar de otro tipo de infecciones respiratorias si nos basamos sólo en los señales clínicas, ya que las pistas iniciales pueden ser similares a los que producen otros virus u organismos que afectan a las vías respiratorias», apunta Armengol. En este sentido, España explica que «las complicaciones vienen de la mano de la conjunción de los efectos del virus con otros microorganismos, como la bacteria del neumococo, parainfluenza... En definitiva, otras patologías que afectan a las vías áreas, tipo rinitis, que complican los cuadros gripales».
Además, hay que tener en cuenta que «en ocasiones esta situación se puede acompañar también de trastornos gastrointestinales y por eso en ocasiones las personas refieren “tener gripe intestinal’’», manifiesta Redondo. Este hecho lo explica Gonzalo Guerra Flecha, especialista en aparato digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, «aunque el virus ataca a todo el sistema inmunitario y, afecta en mayor medida al aparato respiratorio, igualemente son frecuentes los casos en los que éste afecta al aparato digestivo. Los síntomas más habituales suelen ser diarreas, náuseas y dolores abdominales».
Para evitar el agravamiento de las manifestaciones, los expertos recomiendan su vigilancia. «En los grupos de riesgo resulta más posible que presenten complicaciones o bien por desestabilización de su enfermedad de base o por complicaciones de la gripe, la más frecuente es la neumonía, con síntomas como dificultad respiratoria, dolor torácico... En cualquier caso siempre deben consultar con su médico y seguir sus indicaciones», subraya Redondo. En este sentido, el portavoz de Separ subraya que «hay que prestar especial atención a las personas mayores de 65 años y con otras enfermedades previas, sobre todo cuando los síntomas presisten más de unos días y se desarrollan problemas respiratorios incapacitantes».
Además de los mayores, los niños es otro de los colectivos vulnerables en los que la coincidencia de virus y bacterias complica la enfermedad y retrasa la curación. «Con respecto al virus respiratorio sincitial (VRS) es uno de los principales agentes responsables de la bronquiolitis aguda en lactantes. Al igual que otros años, la epidemia por el VRS se inició a finales de noviembre, y alcanzó su máximo a mediados del mes de diciembre. Este hecho generó un alto volumen de consultas en los centros de salud, así como un gran número de urgencias e ingresos en los hospitales de todo el territorio nacional. En la actualidad, la epidemia cede y regresa a un escenario de normalidad», explica el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Unversitario Doce de Octubre de Madrid, Iván Carabaño. Aunque como detalla este especialista, «no obstante, contamos con la suerte del factor cronológico. Pues cuando se inicia la epidemia gripal, el azote del VRS ya cesa. Pese a lo cuál, no hay que olvidar que «la coexistencia implica un riesgo ligeramente mayor de aparición de complicaciones, especialmente en los lactantes más pequeños, o en aquellos con alguna patología subyacente», concluye Carabaño.
USAR LAS URGENCIAS CON RESPONSABILIDAD
Desde Semes (que además continúan en la lucha por el reconocimiento de su especialidad en España), se aboga por un uso racional de los servicios de urgencias hospitalarios. Armengol apunta que «la gripe estacional en sanos puede ser molesta aunque no tiene que requerir necesariamente ni siquiera atención médica. Sólo reposo y tratamiento sintomático. En el caso de los grupos de riesgo con síntomas de alarma, relacionados con descompensaciones de su enfermedad de base, como falta de aire, sobre todo, si deben solicitar atención de inicio. Si es posible en la consulta de su médico de atención primaria. Si presenta signos de mayor gravedad activar el sistema de urgencias, con la llamada al 112». Por su parte, Carabaño añade que «es importante hacer un llamamiento a usar juiciosamente las Urgencias Pediátricas de los hospitales y de los centros de salud. La fiebre per se no es un factor de gravedad, aunque sea alta, como de rutina ocurre en la gripe. Se ha de solicitar asistencia sanitaria urgente ante la presencia de malestar general (decaimiento o irritabilidad), manchas en la piel que no desaparecen con a presión, signos de deshidratación, rechazo de tomas y/o dificultad respiratoria. Además, hay que recalcar que los antibióticos no aceleran la curación de proceso, y que su hijo podrá volver al medio escolar cuando esté clínicamente mejor, incluyendo un tiempo libre de fiebre de al menos 24 horas».
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